La presidenta de Sri Lanka, Chandrika Kumaratunga, se mostró hoy decidida a continuar impulsando el proceso de paz a pesar del atentado mortal con explosivos cometido por rebeldes tamiles apenas 48 horas antes.
"Las paredes se sacudieron un poco. Debemos fortalecerlas de nuevo y podremos seguir en el camino hacia la prosperidad", dijo Kumaratunga este viernes.
Separatistas tamiles detonaron un camión con 400 kilogramos de explosivos en el barrio donde se concentran los principales hoteles, empresas e instituciones públicas en Colombo. Diez personas murieron y un centenar resultaron heridos, entre ellos 40 turistas extranjeros.
La presidenta srilankesa aseguró que el incidente no tendrá, al parecer, repercusiones negativas en el largo plazo sobre la economía y el turismo, si bien "algunas actividades se enlentecerán".
Kumaratunga comparó este atentado con el cometido contra el Banco Central de Sri Lanka en enero de 1996, en el que murieron unas cien personas y del cual el turismo y la economía también fueron víctimas. "Esta vez, el impacto será menor pues la economía es más fuerte", sostuvo.
La última explosión tuvo como blancos los hoteles Galadari y Hilton y los edificios gemelos del World Trade Center, los más altos del país, que concentran numerosas oficinas, entre ellas las del Banco Central, la Bolsa de Valores de Colombo y varios bancos y empresas privadas.
El complejo edilicio había sido inaugurado el domingo.
La organización separatista Tigres para la Liberación de Tamil Eelam (LTTA) negó en Londres la autoría del atentado, pero en otras ocasiones anteriores se comprobó su responsabilidad a pesar de desmentidos similares.
Analistas políticos srilankeses afirmaron que el ataque no impedirá que el gobierno continúe bregando por una solución política al conflicto étnico que ya ha cobrado 50.000 vidas desde 1983.
Un economista del gobierno que reclamó reserva sobre su identidad por su visión divergente a la oficial pronosticó que el crecimiento del producto interno bruto previsto de seis por ciento para este año no se alcanzará.
"Creo que habrá un período de recuperación durante el cual el turismo será el sector que más sufra", explicó.
Además, las oficinas que alberga el World Trade Center (entre ellas el Banco Central, afectada por el segundo atentado en dos años, y la Junta Estatal de Inversiones) necesitarán un tiempo para volver a operar con normalidad.
Pero Kumaratunga sostuvo que el gobierno activó su "alerta rojo" de contingencia usual en casos de ataques rebeldes y tomó rápidas medidas para controlar la situación, mantener las instituciones en funcionamiento y restaurar la calma.
La Bolsa de Valores trabaja de forma temporaria en otro edificio. El gobierno, además, anunció asistencia financiera para que el World Trade Center y los hoteles reconstruyan sus edificios con rapidez.
Kumaratunga desacreditó los pronósticos de enlentecimiento económico. "Hemos aprendido la lección de ataques previos y somos capaces de manejar la situación", afirmó.
El LTTE lucha por la constitución de un estado independiente para la minoría étnica tamil en el norte y este de Sri Lanka.
En los últimos meses, los militares se incautaron de armas y detuvieron a numerosos rebeldes sospechosos de la planificación de atentados contra edificios de gobierno, aeropuertos y empresas privadas.
Pero el último atentado demuestra que los insurgentes tienen capacidad para cometer ataques en Colombo, a pesar de que sus milicias están arrinconadas en sus bastiones al norte, para distraer la atención de las autoridades.
Harry Gunatillake, un comandante de la fuerza aérea retirado que se desempeña hoy como columnista político, recordó que los atentados en Colombo son realizados por suicidas que llevan una píldora de cianuro para ingerirla en caso de ser tomados prisioneros.
"¿Cómo puede manejarse un asesino suicida que está preparado para morir en cualquier circunstancia?", se preguntó Gunatillake. (FIN/IPS/tra-en/fs/ann/mj/ip/97
