Una campaña de apoyo al primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, busca acallar voces externas e internas que cuestionan su liderazgo en momentos de crisis económica.
Aunque nadie desafía abiertamente al primer ministro, quien dirigió el despegue económico del país desde 1981, muchos se quejan en privado de sus exabruptos que, afirman, agravaron la caída de la moneda malasia, el ringgit, y ensombrecieron el ambiente en el mercado de valores.
Cajeros bancarios en Penang lucieron este mes alegres consignas que proclamaban su apoyo a Mahathir, siguiendo órdenes de la Unión Nacional de Empleados de Banco.
En el parlamento, ubicado en Kuala Lumpur, se vieron etiquetas en las mesas de los legisladores con la leyenda "Apoyamos al Dr. Mahathir".
Cuando el primer ministro visitó el estado de Terengganu, 800 kilómetros al este de Penang, 15.000 personas acudieron al aeropuerto a manifestarle su respaldo. "Mahathir, eres un héroe", proclamaban algunas de las pancartas.
Distintos grupos políticos y hombres de negocios manifestaron su apoyo a Mahathir, de 72 años, incluyendo figuras de la oposición como el ministro en jefe del estado de Kelantan, Nik Aziz Nik Mat, del partido islámico PAS.
No hay clamor palpable contra Mahathir en una nación consciente de sus logros, que aumentaron prestigio a su fama de líder de un país en desarrollo cuyas opiniones se tienen en cuenta en la esfera internacional.
No obstante, cuestionan su manejo de la crisis económica de los últimos meses, en la que el valor del ringgit descendió más de 22 por ciento frente al dólar.
Los críticos sostienen que los efectos de la crisis se agravaron por los ataques de Mahathir, que recibieron amplia cobertura periodística, contra los especuladores extranjeros, el comercio de la moneda y, últimamente, contra los judíos, a quienes culpa de resentirse por el éxito económico de una nación de mayoría musulmana.
Sin duda, hacía tiempo que Mahathir no se enfrentaba a un problema tan serio como la actual crisis económica.
La última prueba seria de su liderazgo fue política, durante las elecciones internas de su partido en 1987. Mahathir emergió triunfante y su Organización Nacional de Malayos Unidos es la principal fuerza en la gobernante coalición Barisan Nasional (Frente Nacional), con 90 por ciento de las bancas del parlamento.
Las recientes muestras de apoyo, en su mayoría organizadas por partidarios del gobierno, deben tomarse como señales de que Mahathir siente la presión de la crisis económica, sostienen analistas.
Mahathir atribuyó la crisis de los mercados a factores externos, desde financistas internacionales como George Soros hasta los medios de comunicación extranjeros por exhibir una imagen negativa de Malasia.
Pero sus críticos sostienen que el ringgit desciende cada vez que Mahathir abre la boca. "Si no modera sus opiniones radicales, en definitiva habrá de socavar todos los logros que su gobierno consiguió para Malasia", escribió un lector malasio a una revista local.
Este mes, Mahathir sugirió que la caída del ringgit se debió a la labor de judíos incómodos con el progreso económico de los musulmanes.
"Somos musulmanes y a ellos (los judíos) no les gusta que progresemos", declaró ante un público en su mayoría malayo musulmán en Terengganu. "Podríamos sospechar que ellos tienen un plan pero no los queremos acusar".
Las declaraciones de Mahathir estaban dirigidas claramente a la población rural malayo-musulmana, que apoya en gran parte al partido del primer ministro.
Los críticos opinan que cuando Mahathir responsabiliza a los extranjeros, intenta desviar la atención de su manejo de la crisis económica. Las declaraciones del primer ministro no realzaron su estatura en la clase media urbana, y comienzan a preocupar a los vecinos de Malasia.
"Luego de 16 años en el poder, Mahathir superó su utilidad", observó un reciente y duro editorial del diario de Bangkok, La Nación. Sin embargo, el medio reconoció que no era su estilo abandonar el cargo "rápidamente y en silencio".
Ello es verdad y pocos en Malasia le piden a Mahathir que se vaya. Pero voces extranjeras, incluso artículos en algunas revistas occidentales, sugirieron que quizá sea tiempo de que se retire.
Al retornar recientemente de una gira por América Latina, Mahathir enfrentó los comentarios directamente y señaló que no sería democrático si la gente decide expulsar a un líder sólo porque publicaciones extranjeras consideran que no es bueno.
"La verdad es que la idea de renunciar no se me ocurrió", señaló Mahathir.
Personalidades de la oposición, como Syed Husin Ali, presidente del partido Parti Rakyat Malaysia, sostuvieron que sería inapropiado que Mahathir se retire ahora porque la medida sería vista como una concesión a la presión de los medios de comunicación occidentales.
En todo caso, algunos creen que el viceprimer ministro Anwar Ibrahim, el sucesor elegido por Mahathir, no está pronto aún para el principal cargo político del país y que el liderazgo de Mahathir es crucial en una época de crisis.
Pero la disconformidad está presente, mientras la población se prepara para tiempos más difíciles, con aumentos de precios y crecimiento económico más lento.
A muchos no les agradó que Mahathir continuara sus viajes en el exterior aun durante problemas acuciantes como la emergencia de contaminación aérea declarada en el estado de Sarawak el mes pasado.
Un sondeo de opinión de un diario local reveló que 93 por ciento de la población piensa que el gobierno no hizo lo suficiente para enfrentar el problema de la bruma.
Cuando la contaminación comenzó a afectar al turismo y al comercio, algunos millonarios, muchos con importantes vínculos políticos, dijeron que quizá Mahathir debería renunciar.
El viceministro de la oficina del primer ministro, Fauzi Abdul Rahman, criticó las declaraciones de los empresarios. "Estas personas ganaron 30 millones de dólares y ahora que perdieron unos nueve millones se olvidan que el resto que obtuvieron se lo deben al liderazgo de Mahathir".
Algunas personas creen que los días de Mahathir como gobernante están contados, aunque pocos esperan que se retire ahora. "Llegó el momento para que Mahathir planifique su retiro como primer ministro en los próximos años", indicó Syed Husin.
"Creemos que es por su bien y el bien general del país", añadió.
No es fácil determinar el apoyo popular con el que cuenta Mahathir ya que la prensa está controlada por el gobierno, pero la opinión de la población sobre los 16 años de liderazgo del primer ministro quizá se revele en elecciones parciales que se celebrarán en las próximas semanas. (FIN/IPS/tra-en/an/js/aq-lp/ip/1997