COMUNIDAD ANDINA: Alimentación y mujer rural

El 48 por ciento de los alimentos cultivados en los cinco países que conforman la Comunidad Andina son producidos por mujeres, quienes representan el 43 por ciento de las horas trabajadas en el agro, a pesar de que casi todas ellas tienen, además, que ocuparse de sus hijos y tareas domésticas.

Si se toman en cuenta el total de las horas trabajadas en el ciclo productivo en las áreas rurales, es decir si se incluye el tiempo dedicado a otras actividades, la participación femenina en el trabajo campesino se eleva al 61 por ciento, dejando a los varones solo 39 por ciento.

Sin embargo, en las estadísticas globales de la subregión andina, se considera que 66 por ciento de las mujeres que viven en el campo son "inactivas", pues presuntamente se dedican únicamente a las tareas del hogar.

Este miércoles 15 de octubre, víspera del Día Mundial de la Alimentación, se celebró por primera vez el Día Internacional de la Mujer Rural en la Comunidad Andina, subregión conformada por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.

En la Comunidad Andina habitan 96,5 millones de personas, de las cuales poco más de 60 por ciento residen en las áreas urbanas, como consecuencia del movimiento migratorio, pero aún la base de la economía regional es predominantemente rural.

Según un documento difundido por la FAO, "en las áreas rurales, donde reside la mayor parte de la población aquejada por el hambre, son las mujeres quienes cultivan la mayoría de los productos destinados al consumo doméstico y las encargadas de la preparación y almacenamiento de los alimentos".

Para mejorar la seguridad alimentaria, señala la FAO, "la inversión en la educación femenina en las zonas rurales ofrece una rentabilidad más alta que cualquier tipo de inversión posible en el desarrollo, y puede contribuir a mejorar la alimentación y salud de todos los miembros de la familia".

"Desde la década pasada se tomó nota del acelerado proceso de incremento de la participación de las mujeres en la pequeña producción agropecuaria andina, sector vital para la seguridad alimentaria de la mayor parte de la población", señala Blanca Fernández, de la Red Nacional de la Mujer Rural de Perú.

"Esta feminización creciente de la actividad agropecuaria en la subregión se produce en un marco de crisis social y económica generada por los programas de ajuste, que origina migración campesina hacia las áreas urbanas", añade.

"En consecuencia, las mujeres campesinas deben soportar un papel vital en la supervivencia de sus comunidades, a través de la produción de alimentos, cuidado de los ninos, generación de ingresos monetarios adicionales para el hogar, además de las usuales tareas de la casa", afirma.

"Como consecuencia de la crisis y los ajustes, las mujeres asumen la jefatura del hogar por migraciones permanentes (muerte o abandono) o estacionales producidas por la expulsión de la mano de obra por efectos de la violencia política y el narcotráfico, especialente en Colombia y Perú", informa Fernández.

Por su parte, Linda Lema, de la organización feminista Mujer y Comunidad, apunta que "la doble jornada es más dura entre las mujeres campesinas que entre las trabajadoras urbanas, porque los trabajos que realizan en el campo al lado de los varones son más rudos y prolongados".

"A pesar de que los hombres participan cada vez menos en la produción agropecuaria, tienen todavía la mayor parte de las decisiones sobre la producción y comercialización rural", comenta Lema.

La población rural de Bolivia, Ecuador y Perú es predominantemente indígena y el quechua es la segunda lengua en esos países, seguido por el aymara, que se habla en parte de Bolivia y de Perú.

"La población campesina de origen indígena de Bolivia, Ecuador y Perú, al igual que la de origen africano en Venezuela, Colombia y Ecuador, soporta una dura marginación y conforma el escenario social de mayor pobreza", expresa el parlamentario y economista peruano Manuel Lajo.

La más alta tasa de mortalidad maternal se registra en Bolivia, con 600 muertes por cada 100.000 alumbramientos, en tanto que en Perú, que marcha en segundo lugar con 261 muertes por cada 100.000 partos, las cifras de mortalidad materna se elevan a 448 en los alumbramientos rurales.

"Esas altas tasas de mortalidad materna en las zonas rurales se deben al poco acceso a los servicios de salud, sumada a la baja calidad de la atención, lo que lleva a que muchas campesinas no confíen en las postas o centros sanitarios oficiales", señala Blanca Fernández.

El analfabetismo disminuye significativamente en los cinco países andinos, pero las mujeres siguen siendo el sector más rezagado de la población.

En Bolivia, 49,9 por ciento de las mujeres rurales es analfabeta, en tanto que 25,1 por ciento de las mujeres campesinas de Ecuador tenía esa condición en 1994.

Colombia y Venezuela no ofrecen datos de analfabetismo desagregados por sexo y zona, pero tienen índices gobales de 13,3 y 9,3 por ciento, respectivamente.

En Venezuela y Colombia la pobreza está dispersa. En cambio en Bolivia, Ecuador y Perú se concentra en las áreas rurales coincidentes con las zonas de poblaciones indígenas. (FIN/IPS/al/dg/pr-if/97

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