Las instituciones financieras de Zimbabwe administran con cautela el crédito a los agricultores, por temor a los estragos del fenómeno climático del Niño.
Incluso los granjeros disminuyeron esta temporada la superficie cultivada, para reducir al mínimo las pérdidas que ocasionaría una sequía.
Pero Victoria Sekitoleko, representante en Africa austral y oriental de la FAO, una agencia que este jueves celebra el Día Mundial de la Alimentación, objetó esa actitud.
"Los pronósticos no anuncian una sequía total. Tendremos únicamente dos meses de lluvias y, por lo tanto, será una temporada sólo ligeramente anormal", observó Sekitoleko a IPS.
Según la representante de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), es necesario aumentar la ayuda a los granjeros, para evitar un año de hambre.
Su posición no es compartida por los bancos de Zimbabwe. Nick Swanepoel, presidente de la Unión Comercial de Granjeros, advirtió que algunos bancos comerciales no están dispuestos a conceder créditos para la actual campaña agrícola, influidos por el temor a una sequía.
"También los granjeros temen contratar préstamos, debido al Niño", observó Sekitoleko, cuya oficina está a cargo de 21 países. El endeudamiento de los granjeros de Zimbabwe llega a 384 millones de dólares.
"Cuando hablamos de invertir en seguridad alimentaria, nos referimos a usar los recursos para producir alimentos", dijo Sekitoleko.
"Es preciso que los gobernantes aumenten su apoyo a la agricultura y que el sector privado respalde el esfuerzo gubernamental en investigación. Por su parte, los granjeros deben comprometer su dinero en la agricultura. Necesitamos más y más financiación, debido al Niño", agregó.
La asistencia de donantes bilaterales y multilaterales a la agricultura en el Sur en desarrollo aumentó de 12.000 a cerca de 16.000 millones de dólares desde 1980 a 1988, pero se ubicó en a 10.000 millones en 1995, después de caer a 7.200 millones en 1992, según la FAO.
"La situación se agravará y tendremos más hambrientos, si no e invierte en agricultura", advirtió Sekitoleko. "Invertir en la Seguridad Alimentaria" es el lema del Día Mundial de la Alimentación.
El Sur en desarrollo, donde residen la gran mayoría de los 800 millones de personas desnutridas del mundo, necesita grandes inversiones en producción agrícola, infraestructura rural, control de aguas y servicios de apoyo.
Las inversiones relacionadas con la agricultura en el Sur deben aumentar 25 por ciento en el periodo 1990-2010 respecto del decenio previo, hasta sumar 166.000 millones de dólares por año, de acuerdo con la FAO.
El desafío consiste en asegurar que las inversiones realizadas ayuden a quienes más las necesitan. Eso es, que contribuyan a reducir la pobreza absoluta.
Con ese objetivo, la FAO lanzó su Programa Especial de Seguridad Alimentaria, que se concentra en los países de bajos ingresos con déficit de alimentos.
"El objetivo consiste en mejorar la seguridad alimentaria mediante un rápido incremento de las cosechas y de la productividad, y reducir las fluctuaciones de la producción, sobre una base ambientalmente sustentable", explicó la FAO.
Dado que algunos granos, como el maíz, no resisten la sequía, la presencia del Niño obliga a los agricultores de Africa austral a optar por cultivos resistentes, un proceso que, según Sekitoleko, "debe ser alentado".
También puede contribuir a la seguridad alimentaria el cambio de equilibrio de género en la propiedad de la tierra y de los recursos.
Las mujeres, que en Africa austral ya contribuyen con más de la mitad de la producción agrícola de la región, "deben poseer tierras y recursos", pues de ese modo aumentará la seguridad alimentaria, afirmó la FAO. (FIN/IPS/tra-en/lm/pm/ff/dv/97