VENEZUELA: Exito en la mayor emisión de bonos de América Latina

El gobierno de Venezuela se mostró hoy eufórico por el contundente éxito de la mayor emisión de bonos lanzada por un país latinoamericano, por 4.000 millones de dólares, y que alargará a 30 años el vencimiento de parte de la deuda externa.

El ministro de Hacienda, Luis Matos, indicó que la rueda de venta realizada esta semana en Nueva York se planteó para mil millones de dólares y la demanda se desbordó a 7.000 millones, lo que hizo cuadriplicar la oferta prevista.

The Wall Street Journal indicó este viernes en su edición americana que "los inversionistas devoraron" la emisión venezolana de los llamados bonos globales, que rescataron bonos y fianzas de los papeles Brady en condiciones que según ese diario constituyen un récord de ventajas en este tipo de colocaciones.

El jefe de la economía local explicó en una rueda de prensa con otras autoridades que participaron en la colocación que la operación liberará fianzas -también conocidas como colaterales de los bonos- en 1.300 millones de dólares y rebajarán la llamada deuda oculta en 50 por ciento.

Ni Matos, ni la asesora que comandó la operación, Alesia Rodríguez, dieron cifras sobre la reducción que significará en el monto global de la deuda ni en su servicio anual, porque la operación acaba de efectuarse.

Pero el ministro comentó que permitirá reducir casi a cero el pasivo del gobierno con el Banco Central. Su presidente, Antonio Casas, apuntó que el instituto emisor podrá sanear sus balances, actuar en forma más contundente en los mercados y fortalecer la confianza en la moneda local, el bolívar.

El total de la deuda externa venezolana, según cifras suministradas por Matos antes del viaje a Estados Unidos, es de 29.000 millones de dólares, de los cuales 17.000 millones de dólares de los bonos Brady, garantizados por el Tesoro de Estados Unidos, y colocados al inicio de esta década.

A ese monto hay que sumar la deuda que fue reconocida como tal por el gobierno este año y que se refiere a los pasivos laborales, equivalentes a 14.000 millones de dólares.

Del total colocado, explicó Rodríguez, 3.500 millones de dólares fueron canjeados por bonos Brady, y los papeles globales se vendieron sin prima y a una tasa de rendimiento sólo 3,25 puntos por encima de los bonos del Tesoro estadounidense.

Se trata de un rendimiento más bajo que los papeles de 1995 lanzados por México y en 1996 por Brasil, así como los que está manejando este viernes Argentina, todos con el mismo fin de alargar el perfil de la deuda externa y bajar el monto de su servicio anual.

La "voracidad" con que se acogieron los bonos globales venezolanos, con un plazo de rescate único, muestran el buen momento que viven los papeles latinoamericanos.

En 1996 los inversionistas adquirieron 51.400 millones de dólares de bonos de la región, mientras que hasta mediados de agosto y antes de la operación venezolana, ya habían comprado 45.000 millones.

Los mayores compradores de papeles, los fondos privados, se están retirando de adquisiciones de papeles de países del Norte industrial, por su bajo rendimiento, frente a los de mercados emergentes como el latinoamericano, que tienen un mayor riesgo, pero que se equilibra con un rendimiento superior.

El gobierno venezolano no descarta una nueva colocación multimillonaria, pero como sucedió con la que acaba de culminar, Matos y Rodríguez se negaron a dar elementos al respecto, porque "la sorpresa es parte del éxito".

Matos sí confirmó que hay mucho interés por parte de cinco bancos de inversión para refinanciar los pasivos laborales acumulados por los trabajadores y que se deben pagar en cinco años, según el nuevo régimen de flexibilización laboral, en vigor desde junio.

Esos papeles, por ahora en estudio, tendrían un vencimiento a 20 o 25 años.

Matos comentó que la colocación venezolana tuvo el valor adicional de realizarse sin que el país tenga en este momento un acuerdo activo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), después del stand by por un año que concluyó en julio.

También supone que los inversionistas le están dando el visto bueno a los parciales logros del plan de ajuste instrumentado por el país en abril de 1996, después que el gobierno del independiente demócrata cristiano Rafael Caldera fracasó con las medidas de férreos controles y neopopulismo en su primer bienio.

La apertura petrolera con concesiones a beneficios compartidos de extensas y nuevas áreas productivas y las multimillonarias inversiones que atrajo, así como el alza en 7.000 millones de dólares de las reservas monetarias, fueron otros incentivos para atraer a los inversores hacia Venezuela.

Venezuela fue un paria en los mercados financieros entre la asunción de Caldera en febrero de 1994 y el retorno a la senda neoliberal, en abril de 1996.

Pero los inversores ya le habían dado la espalda desde que en 1992 el exitoso primer programa neoliberal fue abortado por una crisis política que estalló con dos intentos de golpe de Estado ese año y la forzada renuncia anticipada del entonces presidente, Carlos Andrés Pérez, al año siguiente. (FIN/IPS/eg/jc/if-ip/97

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