Veinte galardonados con el premio Nobel de la Paz inauguraron hoy una campaña para que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declare los primeros 10 años del próximo siglo como "La década de la no violencia".
Los laureados (desde UNICEF, que obtuvo el premio en 1965, hasta los activistas timorenses José Ramos Horta y Carlos Ximenes Belo, los últimos premiados) exhortan a que los años comprendidos entre el 2000 y el 2010 se dediquen a enseñar principios de no violencia en todos los niveles de la sociedad.
"Actualmente, en cada país del mundo hay muchos niños que sufren en silencio los efectos de la violencia, y nosotros deseamos reducir ese sufrimiento. Creemos que cada niño puede descubrir por sí mismo que la violencia no es inevitable", declararon.
Para ese fin, los laureados y la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) pretenden que la Asamblea General designe los primeros 10 años del próximo siglo como la "Década de la ONU para una Cultura de No Violencia" y el año 2000 como el "Año de la Educación para la No Violencia".
El esfuerzo es necesario para eliminar los hábitos destructivos en los niños, destacaron.
"Ser indiferentes a las necesidades de la infancia equivale a debilitar las bases de nuestro propio futuro", declaró desde Rangún la líder del movimiento democrático de Birmania, Aung San Suu Kyi, quien recibió el premio Nobel de la Paz en 1991.
Muchos de los laureados señalaron que sus propias experiencias les indican que tanto la violencia como la no violencia son principios que pueden enseñarse a los niños, con dramáticas consecuencias en ambos casos.
"Los niños no nacen violentos; aprenden a serlo", arguyó Mairead Corrigan-Maguire, coganadora del premio de 1997 por sus esfuerzos para promover el entendimiento entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte.
Así como se enseña la violencia, también puede enseñarse el pacifismo e incorporarse a la vida cotidiana, agregó.
El arzobispo sudafricano Desmond Tutu, laureado en 1984, relató que, durante el régimen de segregación racial de su país, algunos niños solían aprisionar en neumáticos incendiados a supuestos informantes de la policía y bailar alrededor de los cuerpos en llamas.
"Normalmente, los niños no juegan de esa manera, pero aquellos fueron brutalizados por un sistema brutal", ejemplificó.
La clave de cualquier giro de la violencia al pacifismo es la educación, afirmó Pierre Marchand, el ideólogo de la propuesta y representante ante UNESCO de la Asociación Internacional para la Reconciliación, una organización no gubernamental.
Ya están en curso varias iniciativas para implementar la educación en la paz, incluido el desarrollo de un programa internacional de alternativas a la violencia, señaló Marchand.
Sin embargo, la propuesta de dedicar una década a la no violencia tiene sus ironías. La ONU ya dedicó años y décadas a otras loables causas como la juventud, el desarrollo de Africa y los pueblos indígenas, con escaso o ningún efecto.
Tampoco parece probable que las buenas intenciones de los premios Nobel puedan impedir la violencia realmente.
El mismo día del lanzamiento de la campaña, este jueves, un atentado suicida en Jerusalén causó la muerte de siete personas y sumió en una nueva crisis política al presidente palestino Yasser Arafat, coganador del premio Nobel de la Paz de 1994 y signatario de la petición.
A pesar de esas ironías, la campaña ya cuenta con considerable apoyo. El embajador de Bangladesh ante la ONU, Anwarul Karim Chowdhury, destacó que unos 12 países ya expresaron su apoyo a la propuesta y manifestó su confianza en que muchos más lo hagan próximamente.
Además, la iniciativa goza del apoyo de varias celebridades, ya que entre los signatarios se encuentran la madre Teresa de Calcuta, el presidente sudafricano Nelson Mandela, el ex presidente soviético Mijail Gorbachov y el Dalaí Lama, líder espiritual del Tibet. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/ml/ip/97