La negociación para crear una progresiva zona de libre comercio entre la Comunidad Andina (CA) y el Mercosur entrará en octubre en su etapa candente, donde deberán superarse diferencias en los aspectos medulares para poder llegar a la meta de firmar el acuerdo antes del 31 de diciembre.
Puntos como los plazos de desgravación, porcentaje de origen nacional, medidas paraarancelarias de acceso y el sector agrícola dividen las posiciones de los dos grupos e incluso dentro de la CA, según supó IPS en consultas con empresarios, diplomáticos de los dos sectores en Caracas y negociadores venezolanos.
Pero el coordinador de los negociadores técnicos venezolanos, Gerardo Arellano, dijo que la situación es normal en este tipo de procesos y que se está "bien de tiempo si las voluntades de todos son reales" para cumplir el mandato de los presidentes de los dos bloques de tener el acuerdo listo este año.
"Si los andinos hubiéramos aceptado un plazo máximo de desgravación de 15 años y normas de origen de 60 por ciento nacional, la negociación pudo cerrarse la semana pasada", cuando los dos bloques analizaron sus respectivas listas de desgravación en un encuentro en Lima, indicó.
Los negociadores se volverán a reunir en Montevideo los tres últimos días de octubre, en un encuentro en que ya se trabajará por dos grupos de trabajo y que los andinos precederán de una cita propia en Lima, el día 16.
En la práctica, la negociación entre el Marcado Común del Sur (Mercosur) y la CA se concentra en los llamados productos sensibles, aquellos que no quedarán en arancel cero del primero al décimo año de vigencia del acuerdo.
Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, por la CA, pretenden que un centenar de rubros -todos agrícolas- queden sin barreras sólo en 20 años, mientras que Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, del Mercosur, demandan que se llegue al cero arancel en 15 años.
Bolivia obtuvo permiso de sus socios andinos para poner en ejecución un acuerdo propio con el Mercosur en abril de este año, pero participa activamente en las negociaciones, porque ya anticipó su decisión de sumarse a los compromisos interbloques.
En las normas de origen también hay una brecha que exigirá tender un puente para franquearla. La CA ha fijado el porcentaje nacional que un producto debe tener para beneficiarse del cero arancel en 40 puntos, mientras que el Mercosur lo tiene en 60.
Los demás países andinos estarían dispuestos a transarse máximo en 50 por ciento, que es la norma de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) a la que pertenecen los nueve países sudamericanos, Chile y México.
Pero el Mercosur se mantiene férreo en 60 por ciento, porque ese es el nivel de su desgravada zona interna y fue aceptado por Bolivia y Chile, que no tienen problemas porque por su propia oferta exportable cumplen de sobra ese requisito.
Venezuela estaría dispuesta a ir "más allá" pero siempre que sea una decisión colectiva andina, ofreciendo un piso de 50 por ciento y el estudio de en qué sectores o productos se puede fijar en 10 puntos más, para aproximarse lo más posible al Mercosur.
En materia de plazos, Chile y Bolivia aceptaron 18 años, pero colocaron en esa nómina especialmente lenta sólo tres y 35 productos respectivamente. La CA aduce que está ampliando un mercado de 100 millones de consumidores y eso también cuenta.
En total, la CA coloca en lista de sensibles 49 por ciento de su universo arancelario de 6.940 items frente a los 12.000 del Mercosur.
Para el resto, el marco es que estén desgravados en un máximo de 10 años.
Pero el Mercosur en este punto hizo saber que se avendría a cualquier esquema, tanto comenzar la desgravación en tres o cinco años, introducir una desgravación porcentual automática anual o iniciar por una notable liberalización inmediata.
"El Mercosur no indica si hará su propia nómina inmediata, su expresión favorita es 'veremos' porque no quieren asumir una posición previa que actúe como una 'camisa de fuerza' al momento de dar algo a cambio de otra concesión", dijo Arellano.
"Al regalo andino no se oponen", acotó un diplomático andino, mientras un dirigente empresarial que estuvo en la cita de Lima indicó que "la posición del Mercosur fue muy dura por lo que dijo en origen y plazos y por lo que no dijo en otros puntos".
Lo que sí es claro es que el sector agrícola es "el supertema", porque para los dos bloques es igualmente neurálgico aunque por razones opuestas.
Para el Mercosur esa es la parte de su oferta exportable que considera más competitiva y la que más quiere tener rápido liberalizada en su acceso a la CA. Pero por eso mismo es la que los andinos más barreras quieren imponer en plazo y normas.
Perú y Venezuela son los países más afectados por la apertura agrícola en general, ya que el primero tiene su oferta exportable con gran carga agropecuaria y el segundo es el que más productos agrícolas importa del Mercosur.
El Mercosur objeta, además del plazo de 20 años para 100 productos del sector, que la CA pretenda instalar una salvaguarda adicional para la agricultura, que se sume a la salvaguarda general para proteger el acceso en momentos de crisis.
También rechaza como proteccionista el sistema de franjas de precios agrícolas de la CA, que estabiliza los precios internos con un piso mínimo para algunos rubros.
Si en los mercados externos los precios bajan más de ese nivel, actúa una sobretasa para equilibrar el valor con el del mercado local.
Mientras la CA califica este instrumento como un subsidio excepcional, dado que la tendencia es al alza y no a la baja, el Mercosur dice que es un subsidio, cuando no una medida de virtual excepción del área agrícola de la liberalización.
En tanto, la CA plantea que el Mercosur tiene lo que denomina políticas públicas, sistemas de licencia y otras disposiciones que de hecho restringen el acceso de ciertos sectores, así estuvieran formalmente sin aranceles.
Por ello, su propuesta es lo que define como "encapsular" esos sectores o productos beneficiados con normas paraarancelarias restrictivas, vale decir no incluirlos en la negociación hasta que tales instrumentos desaparezcan.
"No les pedimos que modifiquen sus políticas, ni planteamos que haya una lista de excepción para esas áreas. Pueden hacer lo que deseen, pero en tanto existan es irreal cualquier acuerdo", precisó Arellano.
El sector automotor y el del azúcar son los que tienen políticas de restricción dentro del Mercosur.
Ello dio pie a Colombia, en una posición no compartida por sus otros socios, para demandar excluir de la negociación todos los productos que contengan azúcar y no sólo ese rubro, que es el protegido.
"Eso sería proponer una lista de excepción y entonces lo transparente debería ser plantearlo así", criticaron diferentes directivos empresariales, durante un encuentro con Arellano esta semana, al que tuvo acceso IPS.
Según mediciones en el marco de ese encuentro, confirmadas por embajadas andinas, el gobierno de Colombia es el que más entraba dentro de las discusiones, aunque no en sus declaraciones públicas.
"Argumentan que son pedidos de su sector privado, pero sabemos que no es así", comentó el presidente de un gremio en Venezuela.
Arellano comentó que el papel de Ecuador es la sorpresa más positiva, por su alta voluntad y apertura negociadora, mientras que Perú está tan interesado, dada su estrecha relación comercial con el sur del continente, que estaría dispuesto a firmar solo, si hubiera problemas a nivel andino por la posición colombiana.
"Nosotros hemos demostrado con hechos que no queremos negociar ni firmar solos sino como bloque andino, ya que si no hubiera sido por ese deseo tendríamos ya un acuerdo con el Mercosur", destacó Arellano. (FIN/IPS/eg/dg/if/97