Unos 2.000 cultivadores de algodón se trasladarán este miércoles a la capital española, para protestar ante las autoridades por el recorte de subsidios que sufren por rebasar las cuotas de producción asignadas por la Unión Europea (UE).
El tema no es nuevo ni afecta sólo a los algodoneros. Meses atrás, la protesta fue de los olivareros, y antes, de los productores de leche de vaca.
Estas protestas son el resultado de la aplicación de la Política Agraria Común (PAC), en virtud de la cual los 15 países integrantes de la UE regulan la producción agropecuaria para mantener los precios y, a la vez, preservar sus mercados de la competencia exterior.
Los productores de algodón y de aceitunas y aceite de oliva reciben subvenciones de la UE y, como contrapartida, no deben superar las cuotas asignadas. Si las superan, se reduce la subvención.
Para los agricultores, especialmente los pequeños y medianos, el recorte de subsidios es motivo de crisis. Pero la PAC es contradictoria con la defensa que los gobernantes europeos realizan del libre cambio y la apertura de los mercados.
España tiene asignada una cuota anual de 249.000 toneladas de algodón, aunque las previsiones públicas y privadas indican que esa producción será superada en 125.000 toneladas. En efecto, la cosecha será de 374.000 toneladas, según confirmó el Comité de Gestión del Algodón de la UE.
Las asociaciones de agricultores estiman que las pérdidas que les supondrá la aplicación de las penalizaciones serán de aproximadamente 70 millones de dólares.
El problema afecta en mayor medida a la Comunidad Autónoma de Andalucía, que concentra 93 por ciento de la producción de algodón de España.
En total están censados 12.563 cultivadores, en su gran mayoría pequeños y medianos, aunque también hay algunos con cien hectáreas o más cada uno, una superficie que en Europa occidental es considerada grande.
La situación más acuciante se verifica en el Bajo Guadalquivir, una región de Andalucía próxima a su capital, Sevilla.
Siete mil cultivadores establecidos en el Bajo Guadalquivir, que representan 60 por ciento del total español, ya enfrentan problemas financieros, y 2.000 tienen sus bienes embargados, como consecuencia de las pérdidas de años anteriores.
Los algodoneros comenzaron sus protestas la semana anterior. Aprovechando que la zona de cultivo es atravesada por autopistas y carreteras que unen Madrid con las playas del Mediterráneo, organizaron cortes e interrupciones del tráfico el 30 y 31, cuando los turistas regresaban de sus vacaciones.
Las protestas provocaron el despliegue de un fuerte dispositivo policial, y agentes y agricultores chocaron en algunos puntos de las provincias andaluzas de Sevilla y Cádiz.
En la carretera provincial de Sevilla, a la altura de la ciudad de Lebrija, el corte de tráfico fue realizado por un grupo de mujeres algodoneras, que sólo permitían el paso de vehículos durante cinco minutos cada hora y media.
Según consigna el corresponsal de El País, se produjeron algunos incidentes con los conductores de los vehículos, que les recriminaban por no dejarlos pasar y les indicaban que se fueran a trabajar. Una de las mujeres contestó: "Trabajar es lo que nosotras hacemos para que tú vayas a la playa".
El secretario general de los productores, Miguel López Sierra, anunció que unos 2.000 algodoneros se concentrarán el miércoles en Madrid, donde ese mismo día se reunirán los consejeros (ministros) de Agricultura de las 17 comunidades autónomas de España y la ministra del ramo, Loyola de Palacio.
López Sierra acusa a la ministra de haber roto el diálogo, mientras el subsecretario de Agricultura, Nicolás López de Coca, dijo no entender la razón del corte de carretera e instó a los agricultores a negociar el precio de su producto con las industrias desmotadoras.
En todo caso, añadió López de Coca, el Ministerio mediará en los próximos días entre esa industria y los agricultores.
Ninguna de las partes afectadas (agricultores, funcionarios públicos, sindicalistas, representantes de la UE e industriales del algodón) abordaron un tema que subyace en todas estas crisis: la búsqueda de cultivos alternativos que puedan competir en el mercado nacional y mundial.
Los funcionarios de la UE señalan que los presupuestos asignan unas cantidades determinadas de ayuda y que el comité de gestión tiene que administrarlas en función de los cupos de producción fijados y los que se cumplan en la realidad. (FIN/IPS/td/ff/dv lb/97