El proceso de globalización puede contribuir a la derrota del hambre que sufre la sexta parte de la humanidad, si el Norte industrial facilita al Sur en desarrollo la tecnología y los conocimientos necesarios, afirmó hoy un experto.
Pero esa transferencia de tencología y de conocimientos sólo ha sido hasta ahora parcial, e insuficiente para enfrentar el hambre, advirtió Joachim von Braun, director del Centro Norte-Sur de Investigación para el Desarrollo, de la Universidad de Bonn.
Braun, ex director del Instituto Internacional de Investigación en Políticas de Alimentación, una entidad financiada por el Banco Mundial, formuló su declaración en la Semana de Liberación del Hambre, que se realiza anualmente y comenzó el domingo en la antigua capital alemana.
La globalización no causa ni agrava el hambre, pero tampoco puede aliviarla por sí sola, advirtió el experto, en una reunión de prensa convocada por Deutsche Welthungerhilfe (Acción Agrícola Alemana), una organización no gubernamental unida a la Campaña mundial por la Liberación del Hambre.
La presidenta de Deutsche Welthungerhilfe, Ingeborg Schaeuble, explicó que la Semana de Liberación del Hambre se concentra este año en el derecho a tener y cultivar la propia tierra.
"El asunto ha tomado importancia, a la vista de la creciente movilización y protesta de los sin tierra de Asia, America Latina y Africa", dijo Schaeuble.
La Cumbre Munial de la Alimentación realizada en noviembre en Roma puso énfasis en el derecho de los pequeños campesinos a la tierra y en la necesidad de la reforma agraria en países en que abundan los latifundios improductivos.
Braun destacó que el fortalecimiento de los derechos de los sin tierra y de quines sufren hambre debe agregarse al esfuerzo por la promoción de la democracia y la participación. "La globalización política puede respaldar ese esfuerzo", agregó.
Hasta ahora, el proceso de globalización no bastó para combatir el hambre, aunque se aguarda el crecimiento económico de varios países en desarrollo.
El crecimiento de 7,6 por ciento en el sudeste de Asia, de 5,9 en Asia meridional y de cuatro por ciento en Africa previsto por el Banco Mundial para este año, no será suficiente para reducir el hambre en esas regiones, pues los ingresos adicionales no beneficiarán a toda la población.
Braun lanzó su advertencia cuatro días después de que la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo concluyera en su informe anual que el mejoramiento de la economía mundial en este año no tendrá impacto significativo en la pobreza en el Sur ni en el desempleo en el Norte.
La incidencia del hambre se redujo en los últimos 20 años de 36 a 20 por ciento de la población del mundo en desarrollo, aunque 900 millones de personas siguen afectadas.
Según FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), 255 millones de personas sufren hambre o desnutrición en Asia meridional (Pakistán, India, Bangladesh, Nepal, Bhután, Sri Lanka y Maldivas).
En Africa subsahariana, los hambrientos son 215 millones, y en Africa del norte, 327 millones. Así mismo, 64 millones de personas padecen desnutrición en América Latina y el Caribe.
Unos 190 millones de niños están mal nutridos, un total que decrece lentamente. "La insuficiente nutrición", o el hambre, es causa de 55 por ciento de los casos de muerte de niños.
Para enfrentar esa situación es preciso abrir mercados a los países del sur, y a éstos corresponde emprender reformas estructurales sin dilación. Los gobiernos deben seguir sólidas políticas monetarias y fiscales, y conceder prioridad a la agricultura, aconsejó Braun.
El presupuesto para investigación agrícola en el Sur debe incrementarse de 0,5 a dos por ciento por ciento del valor de la producción granjera total, finalizó. (FIN/IPS/tra-en/raj/rj/ff/dv /97