COLOMBIA: Fuerzas políticas piden garantías para elecciones

Las principales fuerzas políticas de Colombia pidieron al gobierno garantías electorales ante las presiones de la guerrilla y grupos paramilitares, a poco más de un mes de los comicios para elegir gobernadores, alcaldes, concejales y diputados.

El gobernante Partido Liberal y el Partido Conservador, pidieron al presidente Ernesto Samper que actuara con mayor energía frente a las amenazas que pueden afectar las elecciones de octubre.

La directiva del gobernante Partido Liberal reclamó al presidente Ernesto Samper "menos locuocidad y más actuación" para garantizar la normalidad del proceso electoral, y Antonio Hermida, presidente del Partido Conservador, segunda fuerza del país, se declaró "abrumado por la gravedad de la situación".

En tanto, representantes de la Alianza Democrática M-19, la Unión Patriótica (UP) y el Partido Comunista manifestaron que el gobierno no ha reconocido la grave situación que afrontan casi un centenar de candidatos que han sido amenazados por la guerrilla y grupos paramilitares de derecha.

Informaciones de prensa indican que 920 candidatos han renunciado ante las amenazas, 121 han sido retenidos por los grupos armados, 22 fueron asesinados y 11 sedes políticas han sufrido atentados.

Las amenazas afectan a cerca del 10 por ciento de los municipios de Colombia, en los que se habían inscrito unas 26.000 listas de candidatos para los comicios del 26 de octubre próximo.

La presidenta de la Alianza Democrática M-19, Gloria Quiceno, dijo que el gobierno debe aplazar las elecciones en las zonas donde los candidatos no cuenten con garantías y fijar una nueva fecha. Además, reclamó la presencia de veedores internacionales.

La ministra de Relaciones Exteriores, María Ema Mejía, anunció que se solicitará a la Organización de Estados Americanos (OEA) que verifique las presiones que están ejerciendo los grupos armados contra los candidatos.

El secretario general del Partido Comunista, Jaime Caicedo, afirmó que el gobierno no ha reconocido la gravedad de la situación que afrontan los candidatos y habitantes de regiones donde "imperan los grupos generadores de violencia".

La guerrilla interfiere exigiendo la renuncia de los candidatos de todos los partidos, los paramilitares presionan a los candidatos y a los electores, a los que acusan de constituir la base social de la guerrilla, y el gobierno no actúa, afirmó el líder comunista.

Caicedo reclamó "un gran acuerdo democrático", que incluya a los sectores económicos, políticos, sociales y a los grupos armados irregulares, para garantizar la legitimidad, la soberanía y los derechos esenciales del pueblo colombiano.

El presidente de la Unión Patriótica, Sebastián González, solicitó la suspensión de las elecciones y aseguró que no existen garantías para desarrollar "con igualdad la actividad politica" por las amenazas de los grupos armados irregulares y el favoritismo del gobierno hacia algunos sectores tradicionales.

El politólogo Eduardo Pizarro, de la Universidad Nacional, destacó el cambio de actitud ante las elecciones de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la mayor y más antigua organización guerrillera del país, en la edición colombiana de la revista Cambio 16 de esta semana.

Antes, las FARC intentaban ejercer control político apoyando a candidatos amigos, e incluso declaraba treguas para darle facilidades electorales al Partido Comunista y a la Unión Patriótica, afirmó el investigador.

Pero a partir del aniquilamiento de la Unión Patriótica, que sufrió el asesinato de unos 3.000 miembros por parte de grupos paramilitares, las FARC "decidieron que en lugar de apoyar candidatos impedirían las elecciones", añadió.

Las FARC fueron creadas por militantes comunistas en la década del 50 y Gilberto Vieira, secretario general del Partido Comunista hasta 1992, reconoció en una entrevista publicada en el libro "Los sueños y las montañas", de Arturo Alape, que la relación entre ambas organizaciones "han sido muy complicada".

Analistas políticos colombianos han subrayado que las relaciones de las FARC con el narcotráfico provocaron un distanciamiento aún mayor entre la organización guerrillera y el Partido Comunista. (FIN/IPS/yf/ag/ip/97

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