Alcaldes de ciudades del sur de América reunidos en Brasil debatieron acerca del papel que deben cumplir los municipios y el sector privado en el ámbito urbano.
En el encuentro, desarrollado en el marco de la III Cumbre de Negocios del Mercosur, participaron los alcaldes Mariano Arana, de Montevideo, Jaime Ravinet de la Fuente, de Santiago, y de Buenos Aires, Fernando de la Rúa.
El proceso de urbanización de América Latina demuestra que la ciudad es un gran manantial de oportunidades para los pueblos, al concentrar 80 por ciento de las actividades laborales, culturales y de negocios, indicó Ravinet.
No obstante, subrayó el decaecimiento de los servicios públicos, que están perdiendo calidad -dijo- "por el crecimiento urbano". Ello crea, al mismo tiempo, "grandes oportunidades de negocios para las empresas", garantizó.
Para el alcalde de la capital chilena, los empresarios privados pueden conseguir buenos resultados como prestadores de servicios asumiendo funciones que antes ejercían los municipios.
"Saneamiento básico, recolección y reciclaje de basura, transporte y otros servicios pueden dar ganancia en manos de empresas privadas", dijo.
También De la Rúa consideró que algunos servicios urbanos pueden ser más eficaces en manos de privados.
Buenos Aires destina un tercio de los 3.200 millones de dólares de su presupuesto anual a servicios de educación municipales y otro tercio a salud.
"Sobran para obras de carácter social apenas 100 millones de dólares, y de ese total hasta el año pasado cerca de 70 por cierto se iban en gastos burocráticos", indicó De la Rúa.
"Conseguimos revertir la tendencia. Ahora, más de 70 por ciento del dinero para obras sociales llega efectivamente a los proyectos" de ese tipo a través de acuerdos con organizaciones no gubernamentales (ONG), indicó.
Arana observó por su lado que los convenios con ONG y empresas privadas no pueden hacerse en detrimento del papel planificador de la Municipalidad.
El gobierno local debe inducir al desarrollo a través de políticas urbanas a mediano y largo plazo, indicó el alcalde de la capital uruguaya.
Las empresas privadas y las organizaciones sociales pueden, eso sí, intervenir en espacios urbanos que las intendencias no estén en condiciones de revitalizar, agregó.
Los tres alcaldes coincidieron en que sus respectivas ciudades no reciben del Estado central a la altura de lo que aportan.
"Buenos Aires genera un tercio de los ingresos del país", pero no tiene un retorno equivalente, observó de la Rúa.
"En una ciudad donde se concentran además los más altos niveles de pobreza del país" en razón de políticas ajenas en absoluto a la municipalidad, el Estado central debería también aportar fondos, cosa que no hace, señaló.
Conseguimos entendernos mejor entre Intendentes y con la comunidad que con las presidencias de nuestras repúblicas, sostuvieron tanto De la Rúa como Arana y Ravinet.
En el caso de Uruguay ni siquiera existe una política nacional de uso del suelo o de planeamiento urbano, al tiempo que Montevideo transfiere cada año a las arcas centrales del Estado 50 millones de dólares, algo inaudito en un mundo en el que se tiende la descentralización del poder, destacó Arana.
Mencionó no obstante algunas experiencias de acción común entre autoridades municipales y nacionales en Uruguay.
Entre ellas citó la acción conjunta que están realizando en la perspectiva de que Montevideo asuma en 1998 la secretaría administrativa de Mercociudades, una red que congrega a centros urbanos de primera importancia del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con Chile como asociado).
Los equipos de gobierno municipal y nacional uruguayos están intentando acercar a Mercociudades a los organismos oficiales del Mercosur, señaló Arana.
Entre los compromisos de las ciudades integrantes de ese núcleo figura el intercambio de experiencias en áreas como planeamiento urbano y transporte.
"Con eso podemos economizar recursos y saber qué tipo de experiencia llevada a cabo en una ciudad puede trasladarse a otra", confió. (FIN/IPS/am-dg/dv-pr-if/97
