ZIMBABWE: Debate por confidencialidad en torno al VIH/sida

Autoridades de la salud y defensores de los derechos humanos de Zimbabwe discrepan sobre el derecho de los médicos que tratan enfermos de sida a revelar la condición de sus pacientes a las parejas o familiares cercanos de éstos.

Aunque admiten que la confidencialidad es un derecho humano básico en materia de salud, algunos sostienen que, a la larga, el énfasis excesivo sobre ella puede conducir a la estigmatización y la discriminación, además de perpetuar la negación de la epidemia, obstaculizando los esfuerzos de prevención.

El debate coincide con una campaña de grupos de mujeres a favor de un proyecto de ley que propone hasta 20 años de cárcel para cualquiera que contagie en forma intencional a otra persona (con excepción del cónyuge) con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida.

Cerca de 10 por ciento de los 11 millones de habitantes de Zimbabwe están infectados con el virus, de acuerdo con estadísticas del Ministerio de Salud Pública. El ministro Timothy Stamps informó que, por semana, mueren de sida unas 500 personas.

El personal médico que atiende a pacientes con sida o VIH se enfrenta a demandas judiciales si revela el estado del paciente sin su consentimiento.

Pero si el personal no sabe del estado de salud de su paciente o no puede discutir sobre el mismo, la confidencialidad termina por perjudicar al paciente y a las personas que lo atienden, opinó el farmacéutico Norman Nyazema.

"El tema de la confidencialidad debe investigarse, ya que forma parte de los derechos humanos. Pero en el caso de un matrimonio, el cónyuge debe saber si su pareja tiene sida, sin importar si la persona infectada está de acuerdo o no", opinó Rumbi Nhundu, directora del Grupo de Acción de la Mujer (WAG).

"¿Dónde está la confidencialidad si dos personas duermen juntas? Creo que es lógico que el cónyuge sepa sobre el estado de su pareja", dijo Nhundu a IPS.

"Es un tema polémico. La persona infectada tiene derecho a la intimidad y de ella depende si quiere revelar su estado. Todo el tema gira en torno a los derechos humanos", arguyó Gladys Siwela, del grupo Mujeres para el Derecho y el Desarrollo en Africa (WILDAF).

"No debe ser la ley la que obligue a alguien a salvar a otra persona, sino la conciencia que la hace practicar el sexo en forma segura. La legislación no protege a nadie. El esfuerzo debe concentrarse en cambiar la actitud de la gente", agregó Siwela.

Pero si un portador del VIH oculta su condición a su pareja sexual, ésta podría estar en riesgo, replicó Nyazema. Los consejeros o profesionales de la salud deben estar autorizados para notificar a las parejas de personas infectadas si éstas no lo hacen, dijo.

"Debe existir un instrumento legal que proteja al personal que cuida a los pacientes de sida si deciden revelar el estado de la persona", urgió Nyazema.

"En el caso del VIH, se trata de la oposición de la ética individual frente a la colectiva y de impedir el contagio de la enfermedad, porque todos tienen derecho a vivir. Así que se equilibra el derecho de proteger la vida y el derecho de no revelar que alguien es portador", explicó.

En el entorno sociocultural de Zimbabwe, donde no existe la igualdad entre los géneros, con frecuencia las mujeres no pueden tener relaciones sexuales seguras porque tienen poco control sobre su sexualidad.

La ignorancia de la mujer sobre la sexualidad es considerada un símbolo de pureza en Zimbabwe, por lo que no sorprende hallar a hombres que retienen información sobre el asunto a las mujeres.

Por esta razón, las mujeres se abstienen de solicitar información crucial para su bienestar, advierten los expertos de la salud. En todo el mundo, 42 por ciento de las personas infectadas con VIH/sida son mujeres.

"La notificación del estado del portador podría orientar a su pareja sobre las opciones de protección que tiene. Debe existir ayuda profesional para evitar la separación de los matrimonios, porque quizá la otra persona no quería enterarse", sostuvo Rhoderick Machekano, del Proyecto para Prevención del Sida en Zimbabwe.

"El tema de los derechos humanos siempre es controvertido. Por un lado se protege el derecho a la intimidad, pero por otro, se niega a la otra persona el derecho a saber y estar consciente del peligro potencial", añadió Machekano. (FIN/IPS/tra-en/lm/pm/aq-ml/he-hd/97

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