VENEZUELA: La agricultura se rebela ante caida de la protección

Los productores agropecuarios de Venezuela realizan desde hoy una serie de movilizaciones contra la política agrícola del gobierno, que paulatina y parcialmente busca levantar el alto proteccionismo al sector.

Cuatro horas de paralización de la actividad agrícola y ganadera, protestas y el cierre de vías en los estados que dependen de ese sector, marcaron la primera jornada reivindicativa, organizada por agrupaciones que no incluyen a pequeños productores.

Los gremios agropecuarios atacan duramente al ministro de Agricultura, Raúl Alegrett, por desmantelar algunas medidas proteccionistas, pese a que éste promueve una nueva ley de Agricultura favorable a los productores.

El lider de la protesta, Hiram Gaviria -ministro de Agricultura durante el gobierno provisional de Ramón Velásquez (junio 1993- febrero 94)-, atribuyó la crisis a la reticencia de la agroindustria a adquirir todas las cosechas y a la importación de rubros producidos en el país a un precio menor.

Gaviria también indicó que en el último decenio, el precio de las cosechas aumentó en mucho menor medida que los productos procesados, y que este mes se decidió abandonar el régimen especial de financiamiento agrícola.

En Venezuela, un país de 22 millones de habitantes, hay 380.000 agricultores y ganaderos, de los que 240.000 son pequeños productores, con menos de cinco hectáreas, según detalló a IPS el director del Ministerio de Agricultura, Luis Arias.

Además, si bien la economía depende del petróleo, 14 de los 22 estados en que esta dividido administrativamente este país de 915.000 kilómetros cuadrados, viven de la agricultura y el desarrollo rural.

Hasta la década de los años 40, Venezuela fue un país agrícola, exportador de café, cacao y otros rubros. Pero la masiva explotación del petróleo determinó el abandono del campo y la promoción de una economía rentista, que hizo crisis en 1983.

Pero el sector agrícola, por su papel social, su alta captación de empleo y la busqueda de la seguridad alimentaria, siempre tuvo una alta protección del Estado, incluso con un financiamiento a tasas de interés muy bajas, al que los bancos estaban obligados a destinar 18 por ciento de su cartera.

Durante el gobierno de Jaime Lusinchi (1984-89) se cerraron incluso las fronteras a para la agricultura, una decisión seguida de un falso "milagro agrícola" que se hizo humo en cuanto hubo una parcial apertura para el sector en 1989.

El consumidor venezolano no ha sido beneficiado por esta política, ya que la insuficiente eficiencia productiva combinada por intermediarios y procesadores que operan en forma cartelizada, hace que los precios de los alimentos se mantengan muy por encima de lo que cuestan en países industriales.

El ministro Alegrett dijo que el sector, contra lo que dice Gaviria, crecerá este año cinco por ciento, un punto más del crecimiento previsto para toda la economía. También criticó a la agroindustria, porque no está respetando los precios mínimos marcados para la adquisición de los productos.

Así mismo, Alegrett indicó como problemas coyunturales la caida en 40 por ciento del consumo de alimentos en lo que va de año ante la disminución del ingreso real y las subidas constantes de precios en el sector.

Recordó también que se han eliminado las licencias automáticas de importación para promover el consumo del excedente de sorgo, controlando el acceso del barato maíz sustitutivo.

Pero también subrayó que en el mercado mundial ha habido una caída histórica de los precios agrícolas, por lo que los remunerativos precios venezolanos perdieron total competitividad.

Alegrett dijo que el gobierno, en tanto, tiene que acatar las reglas de la Organización Mundial de Comercio y los acuerdos de liberalización con bloques o países latinoamericanos, pese a que Venezuela siempre ha mantenido la agricultura parcial o totalmente fuera de esos compromisos.

Gaviria, presidente de la Federación Agrícola (Fedeagro) consideró que el actual gobierno tiene un sesgo importador, cuando durante sus dos primeros años basó su política en un fracasado modelo de rígidos controles monetarios y de las compras en el exterior.

Cifras de Fedeagro indican que entre 1986 y 1996, el precio del maíz a nivel de productor aumento 15,2 veces, mientras que la harina precocida -rubro fundamental en la dieta nacional- lo hizo 28,1 veces. El precio de la leche a puerta de corral se incrementó 34,6 veces, mientras su similar pasterizada lo hizo 43 veces.

Gaviria indicó que la producción agrícola cayó en 1996 respecto a 1995 en 1,6 por ciento, de acuerdo con la recesión general de la economía, que ya llevaba dos años y comenzará a superarse este año.

Aseguró que en 1986, durante el falso milagro, el área cultivada en el país era de 2,2 millones de hectáreas y en 1996 de 1,4 millones.

El presidente del Banco Central, Antonio Casas, puntualizó que la baja rentabilidad agrícola no puede ser pagada por el sector financiero. Al respecto, informó que sólo en lo que va del año se entregaron casi 1.000 millones de dólares a 85 por ciento de la tasa activa, en créditos agrícolas.

La máxima autoridad monetaria añadió que la eliminación del régimen financiero preferencial se anunció con mucho tiempo y era un compromiso con el Fondo Monetario Internacional, para concretar una prórroga del acuerdo de abril de 1986, cuando el gobierno volvió a la senda neoliberal.

El Consejo Bancario dijo que la captación de 18 por ciento de la cartera por el sector supuso hasta 1996 un subsidio directo anual a la agricultura de 300 millones de dólares, a su cambio actual con el bolívar, depreciado 13 veces desde 1989 frente a esa divisa.

El gremio bancario destacó que, pese al trato preferencial, la agricultura sólo aportó durante los últimos 20 años 6,2 por ciento del producto interno bruto no petrolero.

Precisó también que, entre 1969 y 1993, según cifras oficiales, el sector agropecuario recibió 19.880 millones de dólares del gasto fiscal, superior con mucho a lo percibido por la industria, el turismo, la vivienda o el desarrollo urbano, e igual al gasto de salud o defensa.

La casí totalidad de los partidos políticos apoyan a los productores agropecuarios ante un gobierno "sordo a sus demandas" y que "abandonó el campo". Pero el izquierdista Movmiento al Socialismo indicó que si el sector no aprende a competir ante la nueva realidad mundial, no tendrá destino. (FIN/IPS/eg/ff/if/97

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