La prensa de Turquía presiona al gobierno para acabar con la represión policial contra los periodistas, que se ha agudizado este año, según denunció una organización internacional.
El primer ministro Mesut Yilmaz pidió disculpas por el ataque que la semana última lanzaron las fuerzas antimotines contra periodistas que cubrían en Ankara demostraciones de protesta de grupos musulmanes contra la supresión de cursos de religión islámica en enseñanza secundaria.
Docenas de periodistas fueron golpeados y cuatro reporteros de televisión resultaron seriamente heridos.
Las fuerzas de seguridad arreciaron su ofensiva contra los representantes de la prensa como consecuencia del procesamiento de los agentes de policía responsabilizados en primera instancia del asesinato de un periodista en 1996.
La policía acusa a los medios de comunicación de utilizar como reporteros a simpatizantes del terrorismo y de socavar la seguridad nacional. Pero más aún le preocupa el desafío a su poder que entraña la presión de la prensa sobre el gobierno y el Poder Judicial para acabar con desbordes autoritarios.
La organización Reporteros sin Fronteras, de París, advirtió que los antecedentes de Turquía en materia de represión policial de los periodistas tienen escaso parangón en el mundo.
"Sólo en 1996, la policía atacó a 154 periodistas y destruyó sus equipos, 31 sufieron torturas, 53 fueron arrestados con violencia y 69 fueron golpeados o amenazados", indicó a IPS Robert Ménard, secretario general de Reporteros sin Fronteras.
"El resultado del primer semestre de 1997 sugiere que este año será peor. Hasta mayo, la policía detuvo a 133 periodistas, 12 fueron torturados durante la detención y 47 recibieron golpes o amenazas", dijo Ménard.
"La policía reprime a los medios de comunicación", mientras demuestra una "extrema tolerancia ante los fundamentalistas islámicos", afirmó Yalcin Bayer, columnista del diario Hurriyet.
La peor jornada de violencia contra la prensa se tuvo el 29 de julio, un día después de que seis policías fueran formalmente acusados de matar de modo intencional al periodista Metin Goktepe, que se desempeñaba en un diario izquierdista ahora prohibido.
"Son los primeros policías procesados por el asesinato de un periodista desde 1992", aunque en el intervalo "fueron muertos 21 reporteros", supuestamente por las fuerzas de seguridad, señaló el abogado Osman Ergin.
Goktepe murió en enero de 1996, cuando se encontraba detenido sin justificación legal. Las autoridades intentaron encubrir los hechos, pero los medios de comunicación exigieron una completa investigación.
Finalmente, un comité del Ministerio del Interior halló culpables de maltrato a 38 oficiales y acusó a 11 de golpear a Goktepe hasta causarle graves lesiones, negándole luego asistencia médica y abandonándolo a la muerte.
Los agentes se rehusaron a comparecer ante la justicia, y un tribunal ordenó la detención de nueve de ellos. Seis se entregaron la semana pasada.
"Es muy significativo que los jueces fundamentaran su decisión" de arrestar a los policías "sobre la base de la 'extrema indignación pública" provocada por el asesinato de Goktepe", destacó Ergin.
El columnista Bayer advirtió que las denuncias de la prensa de vínculos de la policía con bandas criminales y grupos neofascistas y fundamentalistas exacerba el malestar de las fuerzas de seguridad.
"Este tipo de relaciones se remontan a los años 70, pero sólo recientemente fueron reveladas por el periodismo, para desagrado de la policía. Por esa razón, los agentes siempre están dispuestos a golpear a los periodistas, en la ocasión que sea", dijo Bayer a IPS.
"En nombre de mi gobierno, me disculpo ante la comunidad periodística", declaró el primer ministro Yilmaz en el parlamento, un día después de los últimos hechos de violencia.
Yilmaz informó que tres integrantes de la policía antimotines fueron separados del servicio y serán procesados. "Nuestro gobierno está determinado a poner fin al maltrato a los periodistas", aseguró.
"Se trata de terrorismo de Estado. De no estar presentes las cámaras de televisión, el 29 de julio habría ocurrido tal vez otra tragedia como la de Metin Goktepe", advirtió Nail Gureli, presidente de la Asociación de la Prensa de Turquía.
Los policías reaccionaron con violencia ante "la detención de sus colegas. Pero las fuerzas de orden público no pueden ser revanchistas, y el ministro del Interior debe reorganizarlas", dijo Gureli.
Mientras Gureli se dirigía a sus colegas, la policía efectuó una redada en sus oficinas de Ankara, detuvo a una periodista, Meliha Oksuz, y requisó los archivos de otros.
"La brutalidad policial no sólo afecta a los periodistas sino también al público. Es un ataque contra el derecho a la información", denunció Orhan Tanakinci, presidente del Sindicato de Periodistas de Televisión.
El ataque policial a la prensa se produjo en el marco de una serie de protestas de activistas musulmanes contra el proyecto del gobierno, inspirado por el ejército, de clausurar las escuelas secundarias que imparten cursos de religión islámica los viernes, día sagrado del Islam.
Unos 20 manifestantes fueron detenidos en Estambul luego de que arrojaran piedras a la policía. Hubo también protestas callejeras en los pueblos de Erzurum y Kayseri, al sur y sudeste de Ankara respectivamente. (FIN/IPS/tra-en/nm/rj/aq-ff/ip/97