SUDAFRICA: Clasificación a Mundial de fútbol une a negros y blancos

Todas las razas de Sudáfrica se unieron para celebrar la clasificación de la selección nacional de fútbol al Campeonato Mundial que se disputará el año próximo en Francia, lograda el sábado, con triunfo 1-0 sobre Congo- Brazzavlle.

La selección "Bafana Bafana", de composición multirracial, aseguró al fútbol sudafricano su primera participación en una Copa del Mundo al imponerse en Johannesburgo al equipo de Congo, que la había derrotado 2-0 en Pointe Noire.

"Hubo un desconocido clima de camaradería en las tribunas del estadio. Me sorprendí al distinguir la presencia de blancos en un recinto que desbordaba de público", destacó Rob Davies, un aficionado blanco.

Desde que Sudáfrica ganó la Copa Mundial de rugby en 1995 y el campeonato africano de fútbol en 1996, e intervino en la Copa Mundial de cricket, el deporte se ha convertido en factor integrador y en herramienta para superar las divisiones étnicas.

"El gol de Phil 'Chippa' Masinga no sólo puso a Sudáfrica en la fase final del Campeonato del Mundo de Francia, sino que unió a la población en la celebración y la esperanza", comentó el diario Star, de Johannesburgo.

"Desde Ciudad del Cabo hasta Messina, todos, ya fueran jóvenes o viejos, hombres o mujeres, salieron a las calles para celebrar unidos. Por primera vez, la reacción fue casi la misma en los suburbios (africanos) y en los barrios del norte" de Johannesburgo, observó el periódico.

Las ricas zonas residenciales del norte de Johannesburgo pertenecen a la población de origen europeo y en tiempos del apartheid, el régimen segregacionista desmantelado en 1994, eran territorio vedado a los negros.

El fútbol ha sido tradicionalmente en Sudáfrica un deporte de las etnias africanas, que representan más de 70 por ciento del total, mientras la población de origen europeo, que suma 16 por ciento, se reservaba el rugby y el cricket.

David Lebethe, de la Organización Popular de Azania, de tendencia izquierdista, señaló que la población blanca nunca se había interesado en las series de clasificación para un Mundial de Fútbol, por tratarse de un deporte seguido y practicado predominantemente por africanos.

La clasificación para el torneo de Francia es aún más significativa si se tiene en cuenta que Sudáfrica fue readmitida en competiciones internacionales hace sólo cinco años, después de permanecer marginada durante décadas a causa del apartheid.

Las 95.000 personas que llenaban el estadio Monumental de Johannesburgo estallaron en canciones y danzas cuando Masinga, el delantero estrella de la selección nacional, venció a los 15 minutos de juego al portero congolés Brice Samba.

Con el rostro pintado de verde, azul, rojo, negro y amarillo, los colores de la bandera nacional, los fanáticos sudafricanos esperaban el partido como una revancha para su selección, que había sido derrotada por la congolesa en el primer choque de ambas en la serie mundialista.

Pero la armonía racial aún no se ha impuesto más allá de los recintos deportivos, e incluso no llega todavía al rugby. En efecto, sólo un jugador negro se contó en la selección triunfante en la Copa Mundial de rugby.

Una encuesta del instituto de investigación Markinor confirmó que resta aún un largo trecho hasta la configuración de la sociedad multicolor propuesta por el gobierno de Nelson Mandela, instalado en 1994.

Ochenta por ciento de los negros entrevistados entre marzo y abril de este año por la empresa de investigación Markinor anunciaron que votarán en las próximas elecciones por el gobernante Congreso Nacional Africano (CNA). Pero sólo tres por ciento de los blancos se pronunciaron por el mismo movimiento político.

Una encuesta realizada en junio de 1994, dos meses después de las elecciones que dieron el triunfo al CNA, otorgó al partido gobernante el apoyo de 88 por ciento de los votantes negros, y de siete por ciento de los blancos.

El resultado de la última investigación demuestra lo que muchos ya sabían: hay en Sudáfrica dos naciones, que fueron separadas por el racismo institucionalizado durante 45 años por la minoría de origen europeo, y no han vuelto a unirse.

Sobre un total de 10 puntos posibles, el presidente Nelson Mandela obtuvo un reconocimiento de 8,3 entre los africanos y de 5,3 entre los encuestados blancos.

La línea racial marca también diferencias entre las dos etnias ante otros asuntos. Los blancos son pesimistas respecto del futurod de la economía, mientras los africanos, en alta proporción, creen que el país está orientado en la dirección adecuada.

Ochenta y dos por ciento de los africanos confían en el esfuerzo del gobierno por crear una sociedad unida, y sólo 25 por ciento de los blancos se manifiestan del mismo modo.

"Estamos aún en proceso de creación de la identidad nacional sudafricana", y el deporte no puede transformar por sí solo la sociedad, advirtió Shawn Mackay, del Instituto Sudafricano de Relaciones entre Razas.

"La población está cada vez más dispuesta a superar divisiones raciales en el deporte, pero no podemos depositar en los deportistas todas nuestras esperanzas de creación de una nación multiétnica", observó Mackay. (FIN/IPS/tra-en/gm/kb/ff/cr ip/97

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