Decenas de miles de refugiados de Bhután que desde hace ocho años viven en precarios campamentos en el este de Nepal podrían regresar pronto a su tierra si las conversaciones en curso entre ambos gobiernos conducen a un acuerdo.
El canciller nepalés Kumar Gyawali retornó recientemente de Thimbu, la capital de Bhután, en el marco de una estrategia de "discreta diplomacia" iniciada el año pasado para reiniciar las estancadas negociaciones.
Gyawali se reunió con el rey Jigme Singye Wangchuk, lo cual generó especulaciones sobre la posibilidad de que los refugiados sean repatriados en los próximos meses.
Aunque la cancillería de Nepal intentó esta semana restar importancia a la visita, en privado muchos funcionarios admitieron que se realizaron progresos sustanciales en Thimbu.
"La repatriación podría iniciarse luego de que ambos gobiernos lleguen a una fórmula de acuerdo que está siendo elaborada", dijo un alto funcionario de la cancillería que prefirió mantener su nombre en reserva.
Los refugiados de Bhután comenzaron a llegar a Nepal en 1990, poco después de que el gobierno de Thimbu comenzó a discriminar entre los bhutaneses budistas y los de origen nepalés.
En un intento por preservar el carácter budista del reino himalayo, Bhután decidió expulsar a todos aquellos que no pudieran probar que residieron en el país al menos tres décadas.
Como la mayoría de los residentes no tenían documentos de identidad, unos 100.000 bhutaneses hablantes de nepalés, entre ellos funcionarios públicos de alto rango, debieron abandonar el país.
Los expulsados cruzaron la frontera hacia los distritos del este de Nepal pasando por territorio de India, que comparte fronteras con ambos países.
Nepal insiste en que los refugiados son ciudadanos bhutaneses y debe permitírseles regresar a su país, mientras Bhután sostiene que no todos los refugiados son genuinos.
Como resultado, los refugiados fueron divididos en cuatro categorías: aquellos que fueron expulsados de Bhután, los que emigraron voluntariamente, los no bhutaneses y los delincuentes que huyeron de Bhután.
Pero aun esta categorización ha sido causa de gran controversia. Desde entonces, Thimbu sólo acordó aceptar de regreso a aquellos refugiados que fueron expulsados.
Ahora, las esperanzas de retorno son mayores que nunca para cientos de miles de refugiados que padecen todo tipo de privaciones en ocho campamentos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
El solo hecho de que Nepal y Bhután conversen sobre el asunto de los refugiados constituye un gran acontecimiento diplomático, teniendo en cuenta su pasado de enemistad.
"Bhután nos dio a entender que desea resolver el problema", declaró el ex canciller nepalés Prakash Chandra Lohani, durante cuyo mandato comenzó la estrategia de "diplomacia discreta".
Todas las rondas anteriores de negociaciones bilaterales, siete desde 1993, fracasaron. La última conversación a nivel ministerial tuvo lugar en abril de 1996. (FIN/IPS/tra- en/sp/an/ml/hd/97