Una conferencia con facciones de Palestina, incluyendo algunas opuestas al proceso de paz, comenzó hoy en la ciudad de Ramallah, Cisjordania, para discutir medidas de represalia ante las sanciones impuestas por Israel tras el atentado suicida del 30 de julio.
Autoridades palestinas, molestas ante las duras sanciones impuestas después que dos atacantes suicidas causaran la muerte de 16 personas en un mercado de Jerusalén, anunciaron el fin de semana planes para un boicot selectivo de bienes producidos en Israel, si continúan las sanciones.
La conferencia es señal del creciente descontento de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ante las medidas punitivas de Israel, las cuales privaron a 100.000 trabajadores de empleos en Israel y decenas de miles más de la capacidad de llevar bienes israelíes a sus pueblos y villas en Cisjordania.
Asimismo, destaca la tensa atmósfera prevaleciente desde el ataque.
Aunque la cooperación entre fuerzas de seguridad de Israel y Palestina se reanudó la semana pasada, tras la intermediación del enviado de paz de Estados Unidos Dennis Ross, las relaciones entre los palestinos y el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu permanecen tensas.
La conferencia es la continuación de un "diálogo de seguridad nacional" iniciado en febrero, y es parte de una estrategia palestina para eliminar la violencia manteniendo a las facciones en diálogo. Todas las facciones palestinas, incluyendo grupos militantes opuestos al proceso de paz, fueron invitadas.
Israel denunció la participación de Hamas (Movimiento de Resistencia Islámico) y la Jihad (guerra santa) Islámica como un "apaciguamiento del terrorismo".
El ala militar de Hamas se atribuyó la responsabilidad por el doble ataque de julio, en un folleto cuya autenticidad ha sido cuestionada por fuerzas de seguridad de Israel y Palestina.
Pero la ANP afirma que distingue entre las alas militares de los dos grupos, que no fueron invitadas, y su dirigencia política.
Miembros de Hamas participaron de la primera reunión, pero boicotearon las siguientes, citando el fracaso de la ANP para liberar a sus miembros de prisión. La Jihad Islámica nunca concurrió.
"Diferenciamos entre los grupos que se oponen al proceso de paz por medios políticos, a los cuales toleramos", dijo Saeb Erekat, negociador palestino. "Que creamos en el pluralismo político no significa que toleraremos el terrorismo)", agregó.
Autoridades palestinas dijeron que la conferencia se centrará en las medidas para hacer frente a la decisión de Israel de retener unos 140 millones de dólares en impuestos que debe a la ANP.
Los palestinos condenaron las medidas como un castigo colectivo a dos millones de habitantes palestinos en Cisjordania y Gaza, quienes no tienen conexión alguna con el ataque. Las medidas también fueron criticadas por Estados Unidos y Europa.
También se discutirán formas de enfrentar el actual "cierre" de Cisjordania y Gaza, el cual evita que 100.000 trabajadores palestinos lleguen a sus puestos de trabajo en Israel, destacaron las autoridades.
El lunes Israel liberó un tercio de los impuestos y emitió autorizaciones a 800 comerciantes palestinos que viajan a Israel. Pero los palestinos sostienen que el alivio parcial de algunas de las medidas no es suficiente, y aún consideran la posibilidad del boicot.
"El juego es la reciprocidad", dijo Nabil Abu Rudeineh, portavoz del presidente palestino Yasser Arafat. "Si negocian con nosotros, negociaremos con ellos", puntualizó.
El boicot podría comenzar con productos no básicos como cigarrillos y galletas, fácilmente reemplazables por productos palestinos. Además del boicot, la ANP afirma que se discutirá el aceleramiento de la construcción de zonas industriales palestinas y una mayor dependencia de bienes de fabricación palestina.
Pero ante las zonas industriales bloqueadas en negociaciones con Israel y alrededor de 91 por ciento de todos los productos vendidos en Cisjordania y Gaza de procedencia israelí o a través de puertos israelíes, el boicot sería una medida de alto riesgo.
Además de alimentos, los palestinos importan casi todo el cemento, agregados, acero y petróleo de empresas israelíes. Sin sustitutos propios, esos productos no serían boicoteados en ningún caso.
Jamal Atik, residente de Belén que tiene una tienda de comestibles y otros productos, estima que menos de 10 por ciento de sus bienes fueron hechos en fábricas de propiedad palestina.
Si retirara los productos israelíes, sus estantes sólo se quedarían con algunos chocolates, cigarrillos, detergente, especias y lentejas. (FIN/IPS/tra-en/dho/ej/lp/ip-if/97