El creciente número de casos de sida en el Pacífico amenaza las perspectivas de desarrollo de las islas- estado que luchan por mantener a flote sus frágiles economías, según expertos.
La prevención de la diseminación de la mortal enfermedad constituye un gran desafío para los gobiernos de la región, con escasos recursos humanos y económicos.
En la última década, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se propagó rápidamente en la región.
Se estima que 250.000 personas del Pacífico occidental están infectadas con el virus, y de ellas, 11.000 desarrollaron el sida (síndrome de la inmunodeficiencia humana), de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, con sede en Manila.
En comparación con estadísticas de otras partes del mundo, las del Pacífico parecen insignificantes, pero dada la escasa población de los estados isleños, los casos de sida representan un grave problema, según expertos.
"La situación en el Pacífico es más grave de lo que las estadísticas sugieren", dice un informe de 1996 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la epidemia de sida.
El año pasado se estableció en la región una oficina del programa ONUSIDA con fondos del Banco Mundial y otras agencias de la ONU, entre ellas el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Fondo de las Naciones Unidas para la Población, con el fin de coordinar actividades de prevención del sida.
El programa provee la mayor parte de los fondos para la campaña de los estados isleños contra el sida.
Para el período 1996-97, por ejemplo, ONUSIDA asignó 60.000 dólares para Fiji, Islas Salomón, Kiribati, Tonga, Samoa y Vanuatu, que se encuentran entre los países menos desarrollados del mundo y dependen de la ayuda extranjera.
Desde que se reportó el primer caso de VIH en Islas Salomón, hace dos años, no se ha conocido ningún otro, pero las autoridades reconocen que el deficiente sistema de detección no permite apreciar la situación real.
Cualquiera sea la cifra verdadera, el gobierno es el que debe correr con los gastos del cuidado de las víctimas, en cooperación con sus familias, comunidades e iglesias.
"El costo del tratamiento médico de los enfermos sería altísimo para el gobierno, dados los problemas económicos que enfrenta", declaró Albby Lovi, ex coordinador de la campaña contra el sida de Salomón.
La noticia del primer caso de VIH en las Islas Salomón provocó una fuerte reacción del público, pero las autoridades de Salud lograron calmar la situacion y mantuvieron la identidad del enfermo en secreto.
Tras el alboroto, el gobierno decidió repatriar a cualquier extranjero en que se detecte el virus del sida.
"El sida afecta directamente a nuestra fuerza de trabajo. Una epidemia tendría consecuencias sociales y económicas catastróficas para las comunidades isleñas del Pacífico", afirmó Maposua Rudolf Keil, de Samoa, que hasta febrero había registrado seis casos de sida.
Las autoridades de Salud de Vanuatu también están alertas. Aunque el país aún no registró casos de sida ni de VIH, tiene un alto índice de enfermedades de transmisión sexual.
Myryam Abel, coordinadora de la campaña contra el sida en Vanuatu, advirtió sobre un desastre económico en caso de que la mortal enfermedad afecte a la fuerza de trabajo.
Abel explicó que las personas con mayor actividad sexual tienen entre 18 y 40 años, que constituyen 14 por ciento de la población. Si ese grupo fuera afectado, las repercusiones sobre el desarrollo económico del país serían desastrosas.
Para reducir el impacto sobre la economía, se debería permitir a las víctimas del VIH continuar trabajando, sugirió Abel. (FIN/IPS/tra-en/et/ral/ml/he-dv/97