MEDIO ORIENTE: Los árabes israelíes se ofrecen como puente

La visita de una cincuentena de conocidos árabes de nacionalidad israelí a Damasco, donde reciben el cálido saludo del presidente de Siria, Hafez Assad, revela el importante papel de esta comunidad en el proceso de paz en Medio Oriente.

La bienvenida que les deparó Assad, el más nacionalista de los líderes árabes, deja en evidencia, también, una dramática transformación en la imagen de los árabes israelíes en la región en los años 90.

Durante cuatro décadas, el mundo árabe criticó a estos ciudadanos leales al estado de Israel, que sostenían que aun el término "árabes israelíes" es una contradicción.

Hoy, esta comunidad de considerable tamaño y creciente confianza política y cultural en sí misma se está convirtiendo no solo en un puente entre israelíes y palestinos sino entre su país y el mundo árabe.

Son poco más de un millón, 19 por ciento de la población de Israel, y cuentan con 11 diputados en la Knesset (parlamento) de 120 escaños.

Cuatro pertenecen al Frente Democrático para la Paz y la Equidad (DFPE), no sionista, y otros cuatro a la antisionista Lista Arabe Unida (UAL), constituida por el secular Partido Democrático Arabe (ADP) y el Movimiento Islámico.

Tres integran partidos sionistas, como el Laborista y el izquierdista Meretz.

Otros son frecuente presencia en los medios de comunicación, como el médico ginecólogo Ahmad Tibi, asesor del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat. Tibi es, con frecuencia, el primero en expresar la reacción de la ANP a una medida del gobierno israelí que la afecte.

"Israel no quiere que los árabes israelíes nos involucremos en el proceso de paz pues conocemos mejor que nadie las fuerzas, debilidades, trucos, intereses reales y métodos operativos de los judíos", dijo Adel Manna, historiador árabe israelí en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

"Por eso sienten malestar por el trabajo de asesoría a Arafat que desarrolla Tibi", concluyó Manna.

Desde el primer acuerdo de paz en Oslo, rubricado por Israel y la Organización para la Liberación de Palestina en 1993, los árabes israelíes han jugado un papel clave en el proceso.

Cuando la relación entre la ANP y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) llegó a su máxima tensión en noviembre de 1994, tras la muerte de 12 palestinos enfrentados a tiros en Gaza con la policía palestina, diputados árabes israelíes intervinieron con éxito para bajar la temperatura.

Eso evitó una guerra civil entre los palestinos, según muchos analistas.

Seis meses más tarde, esos mismos diputados intervinieron en la Knesset cuando el entonces primer ministro israelí, Yitzhak Rabin, reveló sus planes de confiscar más de 50 hectáreas de tierras en las que residían palestinos para construir viviendas destinadas a judíos.

En esa ocasión, Estados Unidos vetó en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas una moción de censura contra ese proyecto israelí.

La presión internacional no impidió que el gobierno continuara adelante con sus planes, sino la oposición de diputados del DFPE y el ADP que contaban con el respaldo de partidos opositores para votar una moción de censura en la Knesset.

Cuando Rabin constató que apenas 58 legisladores apoyaban su proyecto, "suspendió" los planes de confiscación.

La "intifada" (resistencia palestina contra la autoridad israelí en los territorios ocupados expresada a través de pedradas desde 1987) abrió un proceso de "palestinización" de los árabes israelíes.

Muchos de ellos comenzaron a definirse como "palestinos israelíes" y expusieron en público su adhesión a la causa de la autodeterminación.

Este proceso, entre otras cosas, generó una significativa deserción de los partidos sionistas. El diputado laborista Abdul Wahab Darawshe abandonó el partido y fundó el Partido Democrático Arabe, que obtuvo un escaño en las elecciones de 1988.

La vida se hizo más fácil para los árabes israelíes cuando Arafat y Rabin estrecharon sus manos en la Casa Blanca tras la firma del primer acuerdo de Oslo en septiembre de 1993.

Ya no tenían que mantener sus conflictivas lealtades a dos bandos en pugna, el estado de Israel y la OLP.

Desde entonces, esta comunidad se convirtió en el más firme apoyo del proceso de paz de Oslo y de la coexistencia pacífica entre palestinos y judíos israelíes.

Al tiempo que controlan el cumplimiento de los acuerdos, los árabes israelíes mantienen su lucha por la equidad socieconómica con los judíos y cerrar la brecha existente entre ambos grupos.

El ingreso mensual de una familia árabe israelí de cuatro integrantes equivale a tres quintos de la de una judía. La mitad de las familias árabes israelíes viven debajo de la línea de pobreza. El desempleo en esta comunidad asciende a 20 por ciento, el doble de la que sufre la población judía.

La brecha se acorta en la educación, pues 45 por ciento de los árabes y 65 por ciento de los judíos se matriculan en la enseñanza media y la relación en las universidades es de tres judíos por cada árabe.

El organismo nacional que supervisa el bienestar de los árabes israelíes y los asuntos de estado de los Palestinos es el Comité Supremo de Vigilancia de Cuestiones Arabes, considerado el parlamento de los árabes en Israel.

El cuerpo se constituyó del cimiento del Comité Nacional de Autoridades Arabes Locales en 1987, cuando se unieron al órgano los representantes árabes de todos los partidos israelíes, sionistas o no.

Los árabes israelíes se concentran en Galilea, en el norte, en el desierto del Negev, en el sur, y en la zona conocido como "Pequeño Triángulo" en el centro de Israel, cercano a la carretera entre Tel Aviv y Haifa. Residen en poblados habitados en exclusiva o en su mayoría por árabes.

La principal de esas localidades, Nazaret (55.000 habitantes, 40 por ciento de ellos cristianos), ha elegido a lo largo de la historia de Israel un alcalde cristiano que perteneció al Partido Comunista Israelí y hoy adhiere al DFPE.

El segundo poblado, Umm al Fahm (30.000 habitantes) eligió en 1989 y 1993 a un alcalde perteneciente al Movimiento Islámico que lidera el sheik Abdullah Nimr Darwish.

Para desalentar el nacionalismo palestino, el gobierno de Israel suele destacar en sus estudios las diferencias religiosas en la comunidad árabe israelí entre musulmanes (75 por ciento), cristianos (15 por ciento) y drusos, a pesar de que se trata de una secta islámica (10 por ciento).

Los árabes musulmanes y cristianos no son reclutados en las fuerzas armadas, pero sí los drusos, incluso en la Policía Fronteriza, un cuerpo notorio por su brutalidad contra los palestinos. (FIN/IPS/tra-en/dh/rj/mj/ip/97

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