Potenciar el desarrollo rural como la mejor fórmula de conseguir el equilibrio social en América Latina fue el llamado común en la jornada inaugural del II Foro Iberoamericano de Agricultura, que se desarrolla en la ciudad venezolana de Maturín.
El presidente venezolano, Rafael Caldera, dijo que la agricultura latinoamericana enfrenta los retos de la revolución tecnológica y la mundialización económica que obliga a aus países a marchar con decisión a promover la productividad y la competitividad.
Caldera añadió que aunque el Estado está llamado a autolimitarse en sus atribuciones, le corresponde en el área agrícola un papel arbitral, para promover el equilibrio entre los intereses de los productores, el de los industriales y el de la población y sus necesidades alimentarias.
Recordó que la alimentación es reconocida cada vez más como un derecho humano básico.
La delegación venezolana plantea que los países latinoamericanos se tracen como meta la erradicación del hambre en la región en el año 2015, cuando a nivel mundial el objetivo es disminuir a la mitad los 800 millones de hamebrientos de la actualidad.
El II Foro Iberoamericano de Agricultura es una de las actividades previas a la celebración de la VII Cumbre Iberoamericana, que se realizará en la isla veneozlana de Margarita el 8 y 9 de noviembre.
El primer foro se efectuó en Santiago de Chile hace un año y su declaración final se centró en el desarrollo sustentable de la agricultura y el medio rural.
En la edición actual el debate se dirige a la agricultura como soporte de la democracia, con sus subtemas, «la alimentación como derecho humano fundamental» y «seguridad alimentaria».
La cumbre de Margarita está dedicada a tratar los valores éticos de la democracia, con seis subtemas: justicia social, promoción y respeto de los derechos humanos, administración de justicia, ética y administración pública, partidos políticos, transparencia y elecciones, y el derecho a una información veraz.
En el foro de tres días en Maturín, 840 kilómetros al sureste de Caracas, participan 19 países latinoamericanos, más sus antiguas metrópolis europeas de España y Portugal.
No están presentes Bolivia, Ecuador y Honduras y siete delegaciones se hallan representadas a nivel de ministros y otras por viceministros.
Los ministros presentes son el brasileño Carlos Mladinic, el colombiano Ricardo Garrón, el mexicano Francisco Labastida, el uruguayo Carlos Gasparri y el anfritnión venezolano Raúl Alegrett.
También participan representantes de organismos multilaterales agrícolas y financieros, como la Organización para la Alimentación y la Agricultura, la Organización mudial de la Salud, el Fondo Internacional de Desrrollo Agrícola y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Alegrett dijo en su discurso inaugural que el sector agrícola es un pilar de la democracia, porque es el sostén económico de grandes contingentes de la población regional, en un complejo de producción, procesamiento, financiamiento y agrocomercio que para ser eficiente se debe articular en un sistema.
Por ello, requiere del respaldo solidario de los demás sectores sociales para alcanzar una calidad de vida adecuada, en sintonía con el resto de la sociedad, destacó.
El ministro insistió en que una economía agrícola débil y una situación rural disminuida constituyen la causa fundamental de la marginalización y la pobreza de las áreas urbanas y una fuente de conflictos y desequilibrios.
Alegrett consideró que el derecho a una alimentación suficiente y nutricionalmente adecuada forma parte de los derechos humanos que la comundiad iberoamericana debe reconocer como uno de sus compromisos fundamentales.
Destacó la presencia en el encuentro de los actores de la agricultura, los representantes de la agroindustria de los 21 países intervinientes y de las cooperativas agrícolas y de pequeños productoes.
Luis Martínez, gobernador del estado de Monagas, que tiene como capital Maturín, indicí que el impulso al desarrollo del campo es uno de los instrumentos primordiales para superar el desequilibrio social en América Latina, que la crisis de la deuda externa y los ajustes neoliberales tranformaron en el mayor del mundo. (FIN/IPS/eg/dg/if/97)