La reciente condena de dos hombres en Finlandia y Chipre por infectar intencionalmente a otras personas con el virus del sida generó preocupación por la posibilidad de una mayor marginación de las víctimas de la mortal enfermedad.
Un tribunal de Finlandia sentenció en julio a Steven Thomas, de 35 años de edad, a 14 años de prisión y le ordenó pagar entre 63.000 y 73.000 dólares a cada una de las cinco mujeres que infectó.
El caso atrajo gran publicidad en Occidente y podría servir de modelo para otros países donde la epidemia de sida está mucho más extendida que en Finlandia, advirtieron juristas y expertos en salud.
Hasta ahora, sólo se registraron 201 muertes y 600 infecciones por el virus del sida en Finlandia. En contraste, la tasa de infección por VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) en la vecina Suecia es siete veces mayor.
Casos judiciales similares a los de Thomas están en aumento en países en desarrollo como Zimbabwe y Chipre.
El gobierno de Gran Bretaña anunció que está considerando la posibilidad de penalizar el contagio intencional de personas con gérmenes como el VIH, tras la condena de un hombre en Chipre por infectar intencionalmente a una turista británica con el virus.
El anuncio fue ampliamente censurado por activistas como Derek Bodell, director del Fondo Nacional del Sida.
"Las acusaciones serían difíciles de probar y las leyes podrían utilizarse como venganza. Además, la medida desalentaría la realización de exámenes de diagnóstico de VIH, porque de esa forma siempre se podría alegar ignorancia", advirtió.
El caso de Finlandia también generó acusaciones de racismo. Thomas es un músico negro que trabaja en clubes nocturnos, casado y con dos hijos. Su esposa descubrió que tenía el virus del sida en 1993 y, poco después, él también.
En enero de este año, Thomas fue enviado a una prisión de Helsinki y no tuvo derecho a libertad bajo fianza durante el juicio, que culminó el 10 de julio.
Markuu Fredman, un abogado de Helsinki que representó a seis de las demandantes, fue alertado por primera vez por una mujer que creía haber sido infectada por Thomas. Fredman informó a la policía y, en pocas semanas, la fotografía del acusado aparecía en los periódicos.
Arnos Arvela, el abogado de Thomas, opinó que la fotografía nunca hubiera sido publicada si su cliente fuera blanco y que la gran publicidad que tuvo el caso lo perjudicó, en un país donde los negros, en su mayoría refugiados africanos, constituyen solamente 0,1 por ciento de la población.
"Creo que la publicidad influyó en la sentencia y que Thomas fue prejuzgado", expresó Bengt Lendblom, del Consejo del Sida, de Helsinki.
Thomas se propone apelar la sentencia. Aun Fredman consideró que la condena fue demasiado dura para tratarse de Finlandia. "Creo que el tribunal pudo haber cometido un error", expresó Fredman, y añadió que el juicio de apelación podría llevar unos tres años.
Debido a que se trata de su primer delito, Thomas sólo cumpliría la mitad de la sentencia y saldría en libertad bajo palabra en el 2004.
Arvela admitió que su cliente es culpable, pero no de homicidio premeditado. El abogado sostuvo que los infectados con el VIH raramente se proponen dañar a otros.
"En muchos casos, los infectados intentan continuar viviendo igual que antes, y es muy humano tratar de negar la enfermedad", argumentó.
El gobierno de Finlandia destina pocos recursos para estos enfermos, según Arvela. "El sistema de salud pública debe cuidar mejor de estas personas, y no limitarse a diagnosticarlos. Necesitan apoyo y asesoramiento. Es la única forma de manejar la enfermedad", dijo.
Las organizaciones que apoyan a los enfermos de sida arguyen que la penalización de la transmisión del virus mediante relaciones sexuales consensuales desvía recursos y atención de las necesarias actividades de prevención, además de cargar la responsabilidad en aquellos que ya están infectados.
"La penalización del contagio del VIH no promoverá el sexo seguro", afirmó Gail Lyes, del Fondo Terrence Higgins, de Gran Bretaña.
"Sólo desalentará la realización de pruebas de diagnóstico y la revelación de la condición de portador, sumiendo más en la clandestinidad a las víctimas del sida. Todos somos responsables por la práctica del sexo seguro, incluyendo a Steven Thomas y sus compañeras", concluyó. (FIN/PANOS/tra-en/dds/ml/he-ip/97) —— (*) IPS pone a disposición de sus suscriptores este material por un acuerdo de distribución con la institución internacional de comunicación Panos Features, de Londres