EGIPTO-ISRAEL: Crisis diplomática velada por espionaje erótico

Tiene todos los ingredientes de una novela de espionaje. La seductora que logra que su víctima inocente comprometa la seguridad de su país, los cómplices mal intencionados, la imagen titilante de ropa interior femenina escrita con tinta invisible.

El caso de Azam Azam, el israelí-árabe acusado de espiar contra Egipto, cautiva a los egipcios con sus revelaciones y connotaciones eróticas desde que el trabajador textil de 44 años fue detenido en El Cairo, en noviembre de 1996.

Pero las acusaciones de espionaje también llevaron las relaciones de Egipto con Israel a su punto más bajo desde que ambos países hicieran las paces en 1979. Un veredicto que declare la culpabilidad tiene el potencial de profundizar aún más las tensiones. El veredicto deberá ser anunciado el 31 de agosto.

El caso se centra en acusaciones de que Emad Ismail, maestro egipcio, conspiró con Azam para espiar a Egipto obteniendo secretos industriales y pasándolos a dos mujeres israelí-árabes.

Ambas mujeres, también de la comunidad druza israelí, huyeron a Israel después que Azam e Ismail fueran detenidos. Están siendo juzgadas in absentia.

La fiscalía alega que Azam, quien trabajó en una de las villas industriales satélites cerca de El Cairo, robó secretos industriales y se los entregó a Ismail utilizando tinta invisible en ropa interior femenina. Supuestamente, Ismail luego pasó la ropa interior a mujeres israelíes.

El abogado defensor de Azam, Farid al-Deeb, dijo en la corte la semana pasada que el destino de Azam está ligado al veredicto del juicio de Ismail, el cual deberá darse el 31 de agosto. Los fiscales basan el caso en una confesión de Ismail, quien dijo haber firmado bajo engaño.

Ambos acusados aparecieron en la corte en medio de dispositivos de seguridad similares a los utilizados para evitar la huida de militantes islamistas. Diplomáticos israelíes concurren al juicio desde que comenzó en abril. Israel acusó a Egipto de inventar las acusaciones por motivos políticos.

Desde la detención de Azam, la prensa israelí y egipcia pusieron el énfasis en distintos aspectos del juicio y las acusaciones. Mientras la prensa israelí ironiza continuamente sobre las acusaciones de tinta invisible, los medios egipcios presentan a Azam como un espía.

"La gente aquí cree que es un espía porque toda la fuente de información son los medios egipcios, los cuales son unánimes al decir que es espía", dijo Saad el-Din Ibrahim, sociólogo egipcio de la Universidad Americana en El Cairo.

La prensa israelí se centró en especular si Azam puede obtener un juicio justo en Egipto, y en el tema más sutil de si el gobierno de Israel hizo un esfuerzo suficiente para ayudar a un miembro no judío de la pequeña comunidad druza. Los medios egipcios a menudo condenaron a Al-Deeb por defender a Azam.

"Podría ser un espía", dijo Ibrahim. "Pero lo sea o no, algo con lo que no estoy de acuerdo son los ataques contra los abogados que lo defienden".

Un veredicto que declare la culpabilidad tensará el clima entre Israel y Egipto en momentos en que gana intensidad una nueva iniciativa de Estados Unidos para movilizar a israelíes y palestinos nuevamente hacia la mesa de negociaciones.

La secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, deberá llegar a Israel en septiembre para promover el segundo pilar de una iniciativa que comenzó con presiones de Washington sobre el presidente palestino, Yasser Arafat, para renovar lazos de seguridad con Israel tras un doble ataque suicida el 30 de julio.

Se cree que Albright impulsará a Israel a detener la construcción un asentamiento judío en Cisjordania y Gaza y a centrarse en la necesidad de un aeropuerto, un puerto marítmo en Gaza y un "pasaje de seguridad" que permita a los palestinos viajar entre áreas autogobernadas en Gaza y Cisjordania.

Los palestinos necesitan desesperadamente las concesiones, prometidas por Israel en los acuerdos de paz, para aliviar la carga económica de las repetidas medidas de seguridad israelíes que detuvieron el movimiento de personas y bienes en ambas áreas.

Egipto jugó un papel destacado al intentar superar la brecha entre los israelíes y los palestinos. El presidente egipcio, Hosni Mubarak, se reunió el lunes con Arafat para discutir los últimos esfuerzos para volver a poner en movimiento al proceso de paz.

Las conversaciones se interrumpieron en marzo, después que Israel iniciara la construcción de un nuevo proyecto de viviendas en un área en Jerusalén reclamada por los palestinos como parte de su futura capital.

El proceso de paz recibió otro duro golpe con el ataque con bombas de julio, en el que murieron 16 personas, incluyendo dos atacantes suicidas no identificados. (FIN/IPS/tra-en/dho/mom/lp/ip/97

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