Los temores por el cambio de milenio salieron a luz entre intelectuales de América y Europa, reunidos en un coloquio internacional organizado por la universidades Nacional de Colombia y Libre de Berlín.
El alemán Hans Ulrich Gumbrech, profesor de Literaturas Comparadas de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, clausuró el coloquio con llamado de atención sobre las paradójicas similitudes de las expectativas de la sociedad actual con las que tenía la de finales del primer milenio.
Hoy existe una renovada "tonalidad milenarista" que se refleja en que se habla "como si fuera a ocurrir un cambio dramático, de presumibles contornos apocalípticos", y por tanto se debe rendir cuentas sobre todo lo que el hombre ha realizado en los últimos mil años, tal como ocurría en el año 999, afirmó.
"Mientras que ya no podemos casi hablar en posesión de un presente", por ser una instancia tan heterogénea y mínima de transición, "el futuro se nos aparece bloqueado y terminamos asumiéndolo más bien como un destino", señaló Gumbrecht.
No obstante, el experto diferenció esta "destemporalización" de la comentado teoría del "fin de la Historia", formulada por el estadounidense Fracis Fukumaya, a la que considera "un concepto un poco histérico".
Gumbrecht dijo que hay una evidente transformación de la sociedad de clases, con una clase media universal globalizada, y un colapso en el sistema de distribución económica.
Esto último se observa "en las inmensas ganancias especulativas de la bolsa de valores, sin producción alguna de bienes o servicios, lo mismo que en las en las colosales desproporciones que arrojan las diferencias de sueldos e ingresos".
En el coloquio, celebrado en Bogotá del 28 de julio al 2 de agosto, participaron el mexicano Carlos Monsivais, la chilena Nelly Richard, los argentinos Beatriz Sarlo y Oscar Landi, el español Javier Vilaltella, los británicos William Rowe y Wlad Godzich, y los colombianos Carlos Rincón y Jesús Martín Barbero.
El variado espectro de ponentes logró, sin embargo, coincidir en puntos clave en un intento por establecer relaciones entre las categorías de pasado, presente y futuro.
Monsivais presentó sus reflexiones en torno al papel de la literatura en la construcción de la modernidad en América Latina, a lo largo de los dos últimos siglos.
Crítico y observador atento de los fenómenos sociales contemporáneos, el escritor mexicano concluyó con una revisión de la "cultura del espectáculo" como punto de encuentro "casi único con y entre las nuevas generaciones".
Sobre los modelos de cultura posibles en esta era de medios electrónicos, el británico Rowe aludió a la "ya imposible autonomía de la literatura", desligada "del mundo del ordenamiento electrónico".
La relación entre contenido y expresión se vuelve inestable y "el escritor siente lo inadecuado del lenguaje" frente al "nervioso caos de la realidad presente".
El colombiano Barbero alertó sobre la posición intelectual de la "torre de marfil", que parece resignarse al desprecio y la descalificación del medio televisivo.
"La televisión es potencialmente el canal de comunicación cultural más eficaz y coherente con los tiempos que corren", dijo Barbero, e instó a insertar un sistema educativo nuevo en el universo de las tecnologías de la comunicación. (FIN/IPS/yf/ag/cr/97
