La negativa del gobierno militar de Burundi a participar en un diálogo de paz en la ciudad de Arusha, en el norte de Tanzania, acentuó el deterioro de las relaciones entre ambos países.
La tensión siguió a acusaciones de Tanzania según las cuales Bujumbura despliega tropas en su frontera común para atacar campamentos que albergan a refugiados de Burundi dentro de Tanzania.
A la vez, el régimen militar de Pierre Buyoya en Burundi acusó al gobierno tanzanio de dar a rebeldes de Burundi refugio en los campamentos.
Este martes Luk Rukingama, ministro de Relaciones Exteriores y Cooperación de Burundi, dijo que las conversaciones de paz entre los beligerantes de Burundi sólo comenzarán cuando Tanzania desarme a los rebeldes que se ocultan entre más de 230.000 refugiados.
El canciller tanzanio Jakaya Kikwete fue citado el sábado por medios internacionales diciendo que "Burundi colocó a toda una brigada en posición de combate" en la frontera y que unidades militares cruzaban hacia Tanzania para perseguir rebeldes.
Además, advirtió que el ejército tanzanio tomaría represalias si Burundi ataca campamentos de refugiados en Tanzania.
En un indignado comentario, este lunes la estatal Radio Tanzania describió como "provocador" el supuesto despliegue de tropas de Burundi en la frontera, y afirmó que "Tanzania está lista para pelear".
Pero Rukingama dijo que Burundi no tiene planes de atacar a Tanzania, y que su decisión de posponer dos semanas el diálogo de Arusha, que debía haberse realizado este lunes, fue para dar al facilitador, el ex presidente de Tanzania Julius Nyerere, la oportunidad de crear una atmósfera conducente para todas las partes.
Sin embargo, la semana pasada políticos de Burundi pusieron en duda a Tanzania y a la imparcialidad de Nyerere.
En respuesta, Nyerere dijo este martes a la cadena británica BBC que "Buyoya y sus amigos creen que Tanzania y Nyerere son el problema. Yo digo que si nosotros somos el problema, pues vengan y lo discutimos".
Nyerere dijo que no renunciará a la mediación. "No haré mi maleta. Continuaré mediando (…) porque creo que esa es la solución al problema de Burundi. No la guerra. Dejé esto claro ante las Naciones Unidas y la Organización de la Unidad Africana cuando acepté el desafío de mediar en el conflicto, hace dos años".
La crisis en el país de Africa Central fue desatada por el asesinato del primer presidente hutu de Burundi, Melchior Ndandaye, en octubre de 1993, durante un fracasado intento de golpe de soldados tutsi contra el gobierno.
Su asesinato desató disturbios étnicos seguidos de una insurgencia de miembros de la mayoría hutu del país, que representan alrededor de 85 por ciento de los 5,6 millones de habitantes de Burundi, mientras los tutsi son alrededor de 14 por ciento.
Hasta ahora el conflicto mató a unas 150.000 personas y forzó a casi un cuarto de millón a buscar refugio en Tanzania.
Las relaciones entre ambos países se congelaron a comienzos de este mes cuando un grupo de parlamentarios tanzanios acusaron al ejército de Burundi de asesinar a cuatro tanzanios en una redada dentro de su país.
Burundi negó la acusación, y a su vez culpó a Tanzania de albergar a rebeldes armados entre los refugiados de la guerra civil, la cual opone a insurgentes hutu contra un ejército dominado por tutsis. Tanzania lo desmintió varias veces.
Tras las abortadas conversaciones de este lunes, Nyerere se reunió en Arusha con el enviado especial de la ONU/OUA Mohamed Sahnoun, el secretario general de la OUA Salim Ahmed Salim y los enviados de la Unión Europea Aldo Ayello, y de Sudáfrica, Nlapo Welile, para planificar la próxima estragegia. (FIN/IPS/tra-en/mn/kb/lp/ip/97