El gobierno de Burundi concurrirá la semana próxima a una nueva ronda de conversaciones de paz con al oposición en Arusha, Tanzania, a pesar de la hostilidad que percibe en el gobierno anfitrión.
Tanzania fue la principal promotora del mantenimiento de las sanciones económicas contra el gobierno de Burundi encabezado por el mayor Pierre Buyoya, decidido en la reunión de cancilleres de Africa central y oriental este lunes en Kampala.
El embargo comercial y aéreo que ha paralizado la economía de este país sin salida al mar fue dispuesto el 31 de julio de 1996, seis días después del golpe de Buyoya, perteneciente a la minoría tutsi, contra el entonces presidente Sylvestere Ntinbantunganya, de la mayoría hutu.
El embajador de Burundi en Kenia, Nakaha Stanislas, dijo a IPS que la representación de su gobierno en Arusha será de alto nivel.
Las relaciones entre Tanzania y Burundi están en su punto más bajo. El canciller burundés, Luc Rukingama, dijo en Nairobi que, de todos modos, Bujumbura estará presente en las conversaciones, convocadas por el ex presidente tanzanio Julius Nyerere.
Rukingama visitó Kenia el día 15 para agradecer al país vecino por autorizar la exportación al suyo de derivados de petróleo y los vuelos comerciales bilaterales, así como para impulsar el levantamiento de sanciones económicas.
Pero el bloqueo fue mantenido por los cancilleres de Africa central y oriental reunidos en Kampala el lunes. El ministro de Relaciones Exteriores de Tanzania, Jakaya Kikwete, explicó en nombre de sus pares que las medidas continuarán vigentes hasta que se restaure la democracia en Burundi.
Además, Kikwete exhortó a Kenia y otros países que aflojaron sus sanciones, a restaurarlas.
"No nos puso contentos lo que sucedió en Kampala", replicó Stanislas. "Tanzania es un anfitrión, y un mediador debería enviar señales positivas con miras a aliviar el sufrimiento del pueblo de Burundi", agregó.
Para el diplomático, no debería vincularse el embargo con las negociaciones de paz. "Las conversaciones de Arusha son para los burundeses, para permitirnos dialogar", sostuvo.
La escalada de conflictos diplomáticos entre Burundi y Tanzania comenzó a comienzos de mes, cuando un grupo de legisladores tanzanios acusó al ejército burundés de incursionar en su territorio y matar a cuatro personas.
El episodio fue negado por Burundi, que, a su vez, acusó a Tanzania de dar cobijo a rebeldes ocultos entre los 230.000 refugiados burundeses en su territorio. Dar es Salaam rechazó esa denuncia en reiteradas oportunidades.
Rukingama dijo que Tanzania no hacía nada para impedir la infiltración de rebeldes hutu armados en los campamentos de refugiados. El canciller también negó que el ejército burundés prepare un ataque contra esos campamentos.
Bujumbura intenta desacreditar en el ámbito diplomático declaraciones de funcionarios tanzanios que ponen en duda el compromiso del régimen de Buyoya con el proceso de paz.
El presidente de Tanzania, Benjamin Mkapa, criticó la ejecución el mes pasado de seis burundeses acusados de participar en una masacre étnica tras el asesinato en 1993 del primer presidente de Burundi perteneciente a la mayoría hutu, Melchior Ndadaye.
Mkapa sostuvo que los jueces burundeses deberían esperar "la restauración de la legalidad y el orden constitucional" para emitir fallos sobre hechos de naturaleza política.
La crisis en esta nación centroafricana comenzó en 1993, cuando Ndadaye fue asesinado en un fallido golpe de estado cometido por soldados tutsi opositores a su Frente por la Democracia en Burundi (Frodebu). Unas 150.000 personas murieron desde entonces en hechos de violencia política en el país.
El conflicto étnico en Burundi se relaciona con el temor mutuo que se profesan los hutu (85 por ciento de los 5,6 millones de habitantes) y los tutsi (14 por ciento y mayoría en el gobierno, la administración pública y el ejército).
Rukingama dijo que la insistencia de Tanzania por mantener las sanciones alimenta el odio étnico en Burundi, y aseguró que su gobierno cumplió con las condiciones impuestas para su levantamiento por Camerún, la República Democrática de Congo (ex Zaire), Etiopía, Kenia, Ruanda, Tanzania, Uganda y Zambia.
"Hemos restaurado el parlamento, desproscribimos los partidos políticos y tenemos conversaciones con la oposición armada", dijo, en referencia a las condiciones de los países vecinos.
El embargo paralizó la economía burundesa, según el canciller. "Antes, el crecimiento económico anual era de tres por ciento. Hoy, es negativo. La inflación era de menos de 10 por ciento, y se cuadruplicó. Nuestra tasa de vacunación era de 70 por ciento y cayó a menos de 50 por ciento", dijo.
Rukingama agradeció a Kenia por permitir hace dos semanas a Burundi importar derivados de petróleo por razones humanitarias, aunque en una cantidad limitada. Nairobi también retiró las sanciones a los viajes aéreos entre los dos países.
El funcionario también pidió a la comunidad internacional que exhorte a Tanzania a que devuelva a Burundi su embajada en Dar es Salaam, ocupada por la oposición en el exilio cuando Buyoya asumió el poder.
"Tanzania es nuestro vecino y nuestro primer socio comercial. Esperamos que respete los códigos internacionales y el espíritu de buena vecindad", dijo.
Varios partidos políticos asistirán a las conversaciones en Arusha, entre ellos el principal grupo de la oposición hutu armada, el Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia (CNDD), liderado por Lawrence Nyangoma.
Las últimas negociaciones se celebraron en Roma, en marzo, con el patrocinio de la comunidad católica San Egidio. (FIN/IPS/tra- en/mn/mj/ip/97