BANGLADESH: Negligencia causa muertes en fábricas textiles

La muerte de 34 obreros del sector textil en Bangladesh fue atribuida a la negligencia de empresarios que no cumplen con normas básicas de seguridad en fábricas calificadas por la prensa como propias de épocas "preindustriales".

Telas sintéticas y otros materiales inflamables avivaron el fuego en un incendio que a mediados de julio mató a 11 obreros, en su mayoría mujeres, de una fábrica textil en Dacca, capital del país del sudeste de Asia.

El 30 de julio, otras 23 mujeres murieron en una estampida cuando el fuego se apoderó de un edificio de ocho pisos que albergaba a tres fábricas de vestimentas.

En ambas ocasiones, la causa del accidente fue un corto circuito eléctrico, de fácil prevención. Los propietarios de la fábrica fueron acusados de no cumplir con las normas de seguridad básicas.

La pujante industria textil es la mayor recaudadora de moneda extranjera de Bangladesh. En 1996, las arcas del Estado recibieron casi 4.500 millones de dólares de dicha industria.

Sin embargo, los empleadores tienen pésimos antecedentes en materia laboral.

La amenaza de un boicot internacional a los productos textiles manufacturados en Bangladesh obligó a los fabricantes a retirar a decenas de miles de niños obreros de la industria. Pero las condiciones de trabajo en las fábricas siguen siendo malas.

Oscuras y superpobladas, la mayoría de las fábricas de ropa son lugares de explotación donde 20 o más obreros trabajan hacinados en estrechas habitaciones construidas para albergar a ocho personas.

La mano de obra, en su mayoría femenina, es tratada como ganado, encerrada al comienzo del turno y puesta en libertad al final de la jornada, quizá 10 o 12 horas después.

Los trabajadores no tienen derechos, seguridad laboral o beneficios médicos. La dirección prohíbe la presencia de representantes sindicales en el recinto de la fábrica, que ni siquiera cuenta con instalaciones sanitarias suficientes.

"La industria de la ropa de Bangladesh a fines de siglo es similar a la de épocas preindustriales", comentó The Holiday, un semanario en lengua inglesa de Dacca.

Una investigación del sector reveló que la mayoría de las fábricas están ubicadas en edificios que no fueron construidos para ese fin, ya que no cuentan con salidas ni servicios de emergencia.

Cerca del 70 por ciento de las fábricas no practican simulacros de incendios ni se preocupan por el estado de los equipos contra el fuego, sostuvo una autoridad del Directorio de Servicios contra Incendios y Defensa Civil.

Sin embargo, "los propietarios de las fábricas textiles son poderosos y el Directorio no puede tomar medidas legales en su contra", expresó el funcionario, quien prefirió mantener su nombre en reserva.

Desde el comienzo de los años 90, unos 130 obreros murieron exclusivamente en incendios en 55 fábricas textiles, concentradas en Dacca y la ciudad portuaria de Chittagong, en el sudeste del país.

La mayoría de las obreras que murieron durante el incendio del 30 de julio fueron pisoteadas cuando cundió el pánico, según testigos. Algunas sucumbieron cuando el temor las llevó a arrojarse al vacío.

El funcionario del Directorio afirma que la tragedia podría haberse evitado de haber existido más salidas de emergencia en el edificio y ejercicios de simulacro de incendio periódicos para que las obreras supieran cómo salir del lugar en caso de emergencia.

En los últimos años, autoridades de gobierno se reunieron con propietarios de fábricas textiles para discutir medidas de seguridad y bienestar para los obreros. Se tomaron decisiones importantes, pero no trascendieron más allá de la letra.

Una de las razones de la apatía es que las mujeres constituyen 90 por ciento de la mano de obra en las fábricas. Consideradas débiles y pasivas, los patrones se aprovechan de ellas.

A las obreras no se les garantizan salarios mínimos ni se les otorga licencia por maternidad, aunque el gobierno está obligado por la constitución a respetar leyes nacionales e internacionales sobre los derechos de trabajadores.

"Debemos terminar con la práctica de esconder el asesinato de las obreras de las fábricas textiles bajo el rótulo de 'accidente' ", urgió Farida Akther, activista de derechos humanos de Dacca, poco después de los incendios de julio.

Debopriyo Bhattacharya, un eminente economista, recomendó al gobierno la creación de una zona industrial para las fábricas textiles, donde los obreros contarán con mejores instalaciones.

La Asociación de Fabricantes y Exportadores de Prendas de Bangladesh solicitó al gobierno tierras en las afueras de Dacca para construir "aldeas textiles".

"Estamos listos para trabajar junto al gobierno para mejorar las medidas de seguridad y otorgar compensación a las víctimas", dijo Mostafa Golam Quddus, presidente de la Asociación.

La Asociación anunció que los obreros tendrán cobertura de seguros y las fábricas contarán con salidas de emergencia, equipos para combatir el fuego y detectores de humo. Además, se enseñarán a los trabajadores medidas de prevención.

Los activistas que trabajan por los derechos de los obreros textiles no consideran que hayan ganado la batalla, ya que los fabricantes de prendas de vestir ya hicieron promesas similares en el pasado y no las cumplieron. (FIN/IPS/tra-en/ti/an/aq-ml/lb-hd/97

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