AUSTRALIA: Aborigen es igual a campeón

La atleta indígena de Australia Cathy Freeman, ganadora de la medalla de oro en el Campeonato Mundial de Atletismo de la semana pasada en Atenas, eligió el mejor momento para representar a su pueblo.

Un gesto triunfante y una declaración política desafiante en el escenario mundial se unieron cuando Freeman desplegó las banderas de Australia y la negra, roja y amarilla de los nativos de ese país, tras ganar el oro en la carrera de 400 metros.

Hace tres años, autoridades australianas se indignaron cuando Freeman abrió la bandera de su pueblo junto a la nacional azul, roja y blanca, tras ganar la medalla de oro en los Juegos de la Commonwealth (Comunidad Británica de Naciones).

La deportista recibió un alerta de posible descalificación si repetía la acción en los juegos de Atlanta, donde logró la medalla de plata.

En Atenas la semana pasada, desafió advertencias oficiales y presentó la bandera aborigen, para luego decir a la televisión australiana "Estoy feliz y orgullosa de ser quien soy".

"Soy australiana, aborigen, australiana. Dos y una", declaró poco después de convertirse en la primera mujer australiana que ganó un título atlético mundial y la primera indígena en el mundo en obtener esa distinción.

"Soy la primera campeona mundial (…) así que creo que es un hito para nosotros como cultura, cultura indígena", dijo Freeman, y añadió que el deporte es una forma asombrosa de unir a la gente. "Produce comprensión y aceptación", sostuvo.

Continuando con sus declaraciones llenas de carga política, Freeman dijo desde Grecia tener la esperanza de que la victoria diera a la comunidad aborigen de su país, y a la reconciliación, un gran impulso en un año manchado por disputas por derechos a la tierra.

Este año las comunidades nativas de Australia fueron atacadas por una ola racista lanzada por la parlamentaria independiente de Queensland Pauline Hanson, quien sostuvo que los indígenas recibían dinero y tratamiento diferencial en términos de pagos de la seguridad social y tierras.

La medida del primer ministro John Howard, quien decidió reducir desproporcionadamente los fondos a organismos gubernamentales fue considerada como un intento de tranquilizar a los simpatizantes racistas de Hanson.

La comunidad aborigen se indignó este año ante los intentos del gobierno por legislar contra derechos de propiedad de los indígenas a tierras mineras y agrícolas, especialmente en Queensland.

Los aborígenes lanzaron una batalla legal contra la legislación propuesta, conocida como el caso Wik, y una campaña internacional para avergonzar al gobierno australiano en el exterior.

La dorada carrera de Freeman en Atenas, la aparición de la bandera indígena en el escenario internacional, y sus declaraciones políticas a los medios del mundo fortalecieron esta campaña internacional.

Autoridades de los deportes son conscientes del efecto que posibles sanciones contra Freeman por portar la bandera aborigen podrían tener sobre la reputación de Australia.

Por este motivo, la atleta tendrá autorización oficial para llevar la bandera negra, roja y amarilla de su pueblo, junto a la australiana, si compite y gana la medalla de oro en los Juegos de la Commonwealth del año próximo en Kuala Lumpur.

Pero no podrá hacerlo en los Juegos Olímpicos de Sydney, porque bajo las reglas olímpicas, un atleta puede ser descalificado por llevar otra bandera que la que portó durante la ceremonia de apertura.

Desde que ganó la medalla de oro en los Juegos de la Commonwealth de 1994, la atleta de 24 años de Queensland se convirtió en modelo para el pueblo indígena de Australia, que constituye 1,5 por ciento de la población.

A pesar de su elevada estatura, no estuvo a salvo del racismo en los deportes en Australia. "Experimenté el racismo y la discriminación. Mis padres fueron muy protectores, pero lo sentía cuando sucedía", dijo, aunque añadió que "no lo he sufrido recientemente, lo cual es muy refrescante".

La amiga de Freeman y rival en la pista, la jamaiquina Sandie Richards, quien obtuvo la medalla de plata, dijo a los periodistas en Atenas que tuvo que proteger a la atleta de historias en circulación según las cuales no era digna de llevar la bandera de Australia.

El líder aborigen Charles Perkins, consultor de deportes nativos de la Comisión de Deportes Australianos, dijo que la bandera nativa en el escenario internacional "hizo que los indígenas se sintieran muy orgullosos" de Freeman, quien es cada vez más "una inspiración para nuestros niños".

"Una de las cosas que hacen que Cathy se destaque y sea tan amada por los nativos es que nunca olvida de dónde vino, puede relacionarse con todo el mundo y nunca excluye a nadie", agregó Perkins. (FIN/IPS/tra-en/ks/ral/lp/pr-ip/97

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