El secretario general de la ONU, Kofi Annan, realizó hoy una evaluación negativa de la situación política y militar en Angola y pospuso planes para retirar 2.650 soldados estacionados en ese país del suroeste de Africa.
Annan debía informar al Consejo de Seguridad sobre el cumplimiento de la rebelde Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) con la acordada revelación de información sobre su capacidad militar y la desmovilización de sus fuerzas.
Sin embargo, el secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) no pudo ofrecer confirmación alguna de que los rebeldes, quienes reiteradamente infringieron los acuerdos de paz firmados en Lusaka en 1994, hayan cambiado su posición de manera significativa.
"Es obvio que la actual crisis es principalmente resultado de las demoras de UNITA en la implementación de las obligaciones asumidas en el Protocolo de Lusaka", escribió Annan en su informe.
Aún siguen en pie las prioridades de "una completa desmilitarización de UNITA y la restauración de la autoridad estatal en todo el país", agregó.
El informe podría dar lugar a la aplicación de nuevas sanciones contra los rebeldes, que ya están sujetos a un embargo de armas y petróleo impuesto en 1994 por el Consejo de Seguridad.
El Consejo ya sugirió un posible congelamiento de los activos de UNITA en el exterior y un cierre de sus oficinas extranjeras en caso de que no proporcione datos creíbles sobre la cantidad de soldados aún en actividad.
"Hasta ahora, UNITA no adoptó ninguna medida significativa para el cumplimiento de sus obligaciones", aseguró esta semana John Weston, presidente del Consejo y embajador de Gran Bretaña ante la ONU.
"Que nadie diga luego que no se les advirtió", agregó, y señaló que el Consejo está listo para imponer nuevas sanciones en caso de que se prolongue el incumplimiento.
El informe de Annan advierte que "no se aceptarán concesiones de UNITA a medias y de último minuto, bajo presión y en vísperas de las deliberaciones del Consejo de Seguridad".
Los rebeldes angoleños ofrecieron el domingo nuevos datos a la ONU sobre sus tropas, y el líder de UNITA, Jonas Savimbi, anunció el martes que está dispuesto a permitir el ingreso de tropas del gobierno en la zona bajo su control, en el nordeste del país, rico en diamantes.
No obstante, tras varios años de maniobras, pocos diplomáticos del foro mundial creen que el líder rebelde tenga la intención de cumplir con sus compromisos.
Annan reiteró en su informe que los rebeldes angoleños no ofrecieron "datos creíbles ni verificables" sobre el número de soldados que mantiene. La afirmación de Savimbi, en julio, de que la "policía minera" y los guardias de seguridad de su grupo comprenden menos de 3.000 miembros no obtuvo ningún crédito.
Por otra parte el gobierno de Angola, que lucha contra UNITA con breves interrupciones desde hace 22 años, sostuvo que el grupo rebelde posee 35.000 soldados bajo su control, aunque según los acuerdos de paz, las tropas ya deberían estar totalmente desmovilizadas.
Los soldados de UNITA también son responsabilizados por la mayor parte de las últimas atrocidades. Fuerzas rebeldes atacaron el mes último las aldeas de Posto de Fronteira Nordeste y Posto de Fronteira Muaquesse, escribió Annan.
"En el primer incidente, las fuerzas de UNITA redujeron a polvo una aldea de aproximadamente 150 habitantes, mientras en el último mataron a varios civiles y quemaron casas", afirmó el secretario general.
Las acciones de UNITA no podrían haberse producido en peor momento, ya que su suerte decayó abruptamente desde el derrocamiento en mayo de su principal aliado, Mobutu Sese Seko, en el ex Zaire, actual República Democrática de Congo.
La pérdida del apoyo de Mobutu les costó a los rebeldes sus tradicionales bases de retaguardia y rutas de suministro de armas, y además estimuló al gobierno de Angola a introducirse en las provincias de Lunda Norte y Lunda Sur, controladas por UNITA.
Además, otros antiguos aliados de los rebeldes los abandonaron, entre ellos Estados Unidos, que apoyó al anticomunista Savimbi durante los años 80, cuando Angola tenía un gobierno marxista respaldado por Cuba.
La reciente venta de varios aviones estadounidenses de transporte C-130 a Angola fue la última señal de que UNITA ya no cuenta con el apoyo de Washington.
La menguante suerte y la creciente desesperación de los rebeldes hace temer que ambas partes del conflicto reanuden por completo los combates, como sucedió en 1992 luego de que UNITA se negó a reconocer su derrota electoral.
Para controlar la "precaria situación" del país africano, anunció Annan, la ONU postergará el retiro de 2.650 soldados de la Misión de Observación de Angola hasta fines de octubre.
Se prevé que el Consejo de Seguridad se expedirá sobre la aplicación de nuevas sanciones contra UNITA a fin de mes. Debido a las últimas acciones del grupo rebelde, existen grandes posibilidades de que se aplique un congelamiento de los activos, revelaron a IPS funcionarios del foro mundial. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/ml/ip/97