/AMBIENTE/AMERICA CENTRAL: Los bosques pueden ser un negocio

Los bosques tropicales y las plantaciones forestales no se incluyen en las cuentas nacionales, pero son un buen negocio para los países centroamericanos.

Cada hectárea de plantación forestal en Costa Rica puede absorber 28,2 toneladas de dióxido de carbono al año, cuyo precio oscila entre 10 y 20 dólares la tonelada.

Una hectárea de bosque tropical natural produce entre 9.000 y 11.000 metros cúbicos de agua por año, y un manglar en Nicaragua, bajo un manejo sostenible, puede generar una rentabilidad de 1.300 dólares en 10 años.

Por otra parte, de los aproximadamente 700 millones de dólares que recibe Costa Rica anualmente por concepto de turismo, los bosques naturales aportan cerca de 17 dólares por hectárea.

Esta información forma parte de los estudios realizados por economistas y expertos del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), con sede en Costa Rica, con el fin de asignarle un valor a los recursos naturales.

"Lo que pretendemos, al poner los elementos del bosque en términos monetarios, es darle a los gobernantes los parámetros necesarios para saber por qué es necesario, desde el punto de vista económico, conservar estas áreas", explicó Tania Ammour, una experta del CATIE.

Pese a que se tienen algunos indicadores, la tarea de los científicos del CATIE no se ha completado. Ellos pretenden obtener en un plazo de dos años, una idea clara del valor económico que un país le puede asignar a sus bosques.

"La meta final de la valoración económica es la de determinar cuánto vale para la sociedad determinado bien, en este caso un bosque, para decirle a los gobernantes cuál puede ser el costo económico de perderlo o reemplazarlo, y el de conservarlo", dijo Octavio Ramírez, otro experto del CATIE.

El Centro ha desarrollado metodologías para evaluar el crecimiento de plantaciones forestales y las cantidades de dióxido de carbono (CO2) que pueden extraer de la atmósfera y para hacer evaluación económica de los ecosistemas naturales.

Costa Rica tiene actualmente 150.000 hectáreas de plantaciones forestales que, de mantenerse, permitirán disponer permanentemente fijadas 10 millones de toneladas de carbono, cuyo valor de mercado se estima entre 150 y 200 millones de dólares.

El valor promedio que se asigna al carbono que se fijará en los próximos 20 años se calcula entre 84 y 168 millones de dólares.

Desde el punto de vista individual la rentabilidad es baja, porque la venta de fijación de carbono se produce, igual que la cosecha de madera, cada cierto número de años, y tampoco hay mercado asegurado.

Sin embargo, Ramírez considera que las plantaciones forestales son una opción para pequeños y medianos productores dentro de un sistema de producción diversificado. Esto le permite al pequeño agricultor diversas opciones de ingreso y no depender de un monocultivo y de los vaivenes del mercado.

En cuanto a los bosques naturales, un manejo sostenible asegura una mejor calidad de vida a las comunidades vecinas, pero igualmente muestra rendimientos bajos desde el punto de vista económico porque se ha valorizado el servicio pero aún no la función ecológica.

Es así como se asigna un valor a la cantidad de agua que produce un bosque, pero no a la función misma de producirla.

El estudio sobre bosques naturales abarcó un sistema de manglar en Nicaragua, una laguna de agua dulce y un bosque latifoliado (húmedo tropical, poblado con árboles de hojas anchas) en Guatemala.

Los resultados mostraron que un manglar sometido a actividades extractivas sin control genera una rentabilidad de 700 dólares por hectárea, mientras que en condiciones de manejo sostenible puede llegar a 1.300 dólares, en plazos de 10 años.

La diferencia obedece a que el manglar nicaragüense estudiado es el hábitat donde se reproducen los camarones, cuya exportación es una de las actividades generadoras de divisas para ese país centroamericano.

Si se aplica un modelo de manejo sostenible en el bosque de manglar, la producción de camarones podría aumentar de manera significativa.

En el bosque latifoliado, los expertos de CATIE valoraron las existencias, es decir, el capital, y los flujos o crecimiento, algo parecido al interés que genera un capital. En existencias, el bosque guatemalteco genera 786 dólares por año, en tanto el flujo es de 30 dólares.

Ammour considera que las cifras son bajas por el hecho de que de un centenar de especies maderables que existen, sólo dos -el cedro y la caoba- tienen interés comercial. Además, por ser un bosque subtropical de muy poco crecimiento, captura poco C)2.

La experta considera que las cifras no son suficientes para convencer a un político de preservar los bosques. Pueden aumentar si se toman en cuenta los flujos a largo plazo, pero el tema no radica en cuánta madera se puede vender porque tiene mercado.

El enfoque que los expertos consideran esencial es que el servicio de producir agua, de ser un banco de biodiversidad, de protección de cuencas, de rehabilitación de suelos degradados, de recreación, tienen un precio que hasta ahora nadie paga.

La idea es que las sociedades, en conjunto, deben pagar por esos servicios tal como pagan por tener derecho a la salud, a la educación o por el agua que llega a sus casas. (FIN/IPS/mso/ag-dg/en/97

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