El movimiento sindical de Africa austral intenta armonizar las condiciones de trabajo en la región, donde se anuncia una zona de libre comercio para el 2005.
Los sindicalistas sostienen que deberán resolverse grandes diferencias en las condiciones de trabajo de los países que integran la Comunidad de Desarrollo de Africa Austral (SADC) para asegurar el marco adecuado a la competencia comercial.
Un congreso del Sindicato de Trabajadores del Vestido y la Industria Textil de Africa Austral (SACTWU) señaló que la disparidad caracteriza el panorama laboral del área, donde los derechos sindicales son inexistentes en muchos países.
El movimiento sindical pretende la inclusión de condiciones homogéneas de trabajo y salarios en un protocolo comercial que negocia la SADC, informó el secretario general del SACTWU, Jabu Ngcobo.
El congreso sindical destacó que hay una diferencia de hasta 700 por ciento entre las pensiones y la asistencia médica que se otorga a los trabajadores de Sudáfrica, Lesotho, Malawi y Zimbabwe.
La región ya ha documentado esas reivindicaciones, aunque sin efecto en los hechos. La Carta de Derechos Fundamentales de los Trabajadores de Africa Austral, de 1991, tuvo el propósito de garantizar normas comunes para la actuación de los sindicatos y los trabajadores en los países de la región.
La carta reclamaba una "armonización hacia arriba" de mínimos requisitos legales con respecto a horas de trabajo y descanso, licencias anuales y de otro tipo, regulación y remuneración adecuada de horas extra y del cambio de turno de trabajo.
La intención de los redactores de la carta fue evitar la práctica del "dumping" social. O sea, impedir "el traslado de empresas a países donde los derechos sindicales no se respetan y los costos laborales son infriores".
Pero en Lesotho, por ejemplo, los fabricantes de prendas chinos hallaron un refugio de mano de obra económica y controles sindicales más flexibles, que utilizan para lograr una producción de bajo costo que exportan a Sudáfrica.
En teoría, los derechos sindicales protegerían el libre tránsito de trabajadores en la subregión y les permitirían unirse a sindicatos en otros países. Pero no ocurre así en la práctica.
"Si no se logra un desarrollo económico más equilibrado, la idea de derechos comunes para toda la mano de obra de Africa austral podría chocar contra formas xenófobas de defensa del empleo, especialmente en Sudáfrica", advirtió el investigador Dot Keet, del Centro de Estudios de Africa Austral.
Entre los 12 miembros de la SADC se encuentran pequeñas economías como Lesotho, con un producto interno bruto (PIB) de 800 millones de dólares anuales, frente a otras como Sudáfrica, con un PIB de 120.000 millones.
Los 900.000 habitantes de Swazilandia no tienen posibilidades de competir con los 37,9 millones de Sudáfrica, tanto en lo que se refiere al área industrial como al poder adquisitivo.
Así mismo, el ingreso anual por habitante de Mozambique equivale a unos 90 dólares, una mínima parte de los 3.000 de Sudáfrica.
Dentro de ocho años, estos socios desiguales eliminarán aranceles aduaneros, cuotas de importación, subsidios a la exportación y otras normas similares, según el acuerdo que firmaron a fines de agosto de 1996.
La SADC agrupa a Angola, Botswana, Lesotho, Malawi, Mauricio, Mozambique, Namibia, Sudáfrica, Swazilandia, Tanzania, Zambia y Zimbabwe.
Sudáfrica intenta protege su industria de la competencia regional, y de acuerdo con ese propósito, impuso aranceles de hasta 90 por ciento a ciertos productos de Zimbabwe, con inmediato impacto en el sector textil de ese país.
Los sindicatos sudafricanos son los que demuestran mayor resistencia a la propuesta de eliminación de aranceles, arguyendo que sus empleos podrían correr peligro.
"Sudáfrica podría limitarse a ingresar en los mercados africanos y obtener contratos lucrativos de proyectos regionales, sin tomar en cuenta las inquietudes de sus vecinos", señaló inó Mfundo Nkuhlu, del Departamento de Comercio e Industria de ese país.
También "podría reconocer algunas necesidades de Africa austral y colaborar en su solución mediante acuerdos bilaterales, aunque no se comprometa con un programa de carácter regional", agregó Nkuhlu.
Pero el gobierno sudafricano resolvió organizar las relaciones con sus vecinos "sobre la base del compromiso con un programa regional, en el marco de una política de cooperación y coordinación, así como de integración de mercados", puntualizó. (FIN/IPS/tra-en/gm/kb/aq-ff/lb-ip/97