TAILANDIA: En medio de devaluación, sindicalistas crean partido

Un grupo de sindicalistas crearon un partido para representar los intereses de los trabajadores de Tailandia, mientras el país se convulsiona en la peor crisis económica de las últimas décadas.

El nuevo partido deberá sortear el dominio que ejercen sobre la escena política grandes empresarios y militares y, además, tomar en cuenta los antecedentes de Tailandia en materia de represión a las organizaciones de trabajadores.

El flamante Partido Nacional del Pueblo Tailandés (PNPT) es una reencarnación del Partido Laborista que se presentó en las elecciones generales de noviembre de 1996 pero no obtuvo ningún escaño.

La nueva organización surge en medio de una gran crisis. Muchos trabajadores tailandeses fueron despedidos u obligados a aceptar rebajas de salario desde comienzos de 1996, cuando la economía se frenó tras un decenio de crecimiento acelerado.

La moneda nacional de flotación libre, el baht, se devaluó casi 25 por ciento el día 2, lo que sembró el nerviosismo en todos los países del sudeste de Asia y generó inflación.

El Ministerio de Trabajo prevé que más de 40.000 trabajadores serán despedidos en 1997, más del doble que el año pasado, cuando los problemas económicos quedaron en evidencia.

Industrias tradicionales, como la textil, dejan un tendal de obreros cesantes debido a la caída de las exportaciones, y muchas compañías de sectores menos tradicionales, como el inmobiliario y el financiero, corren riesgo de quiebra debido a la excesiva deuda externa e interna.

"El futuro es incierto. El mejor modo de representar los intereses de los trabajadores es un nuevo partido político. El sindicalismo por sí solo ya no es suficiente", dijo Pakdee Tanapura, asesor del PNPT y del Congreso Nacional de Sindicatos de Tailandia (CNST).

Pakdee explicó que la nueva organización deberá eludir inconvenientes institucionales, como leyes que prohíben a los activistas la intervención directa en actividades políticas, además de prejuicios muy difundidos sobre la actividad sindical.

Empresarios tailandeses e inversores extranjeros han atribuido la caída de las exportaciones al monto de los salarios mínimos, a su entender excesivo.

Pero los sindicalistas afirman que los costos empresariales son mayores debido a la corrupción generalizada del gobierno y no a los salarios, que tras la devaluación se redujeron a menos de cinco dólares al día en Bangkok y aun menos en el interior del país.

Chin Thubplee, fundador de PNPT y presidente del NLCT, habían reclamado en mayo un aumento al salario mínimo de 64 centavos de dólar diarios en todo el territorio tailandés.

Esta reivindicación será, con seguridad, ajustada a la devaluación del baht y a la presión inflacionaria sobre los precios.

El Banco de Tailandia (central) informó que el salario mínimo nominal aumentó apenas siete por ciento entre 1985 y 1995, lo que aumentó la competitividad regional del sector industrial.

Los empresarios tailandeses, en especial de sectores que emplean mano de obra intensiva como el del calzado, los juguetes y la vestimenta, presionaron con éxito al gobierno para que se admita el ingreso de trabajadores extranjeros, que cobran menores salarios.

La competencia de trabajadores migrantes resintió a los sindicatos tailandeses y, alertan organizaciones de derechos humanos, podría generar una corriente de ultranacionalismo violento si la crisis económica se agrava.

"Los gobiernos tailandeses han impedido durante toda la historia del país el surgimiento de líderes políticos maduros desde adentro del movimiento sindical", explicó Voravidh Charoenlert, economista de la Universidad Chulalongkorn de Bangkok.

Los burócratas y gerentes tailandeses perciben en los sindicatos una quinta columna del comunismo. En los años 30 y 40, Tailandia tuvo una poderosa federación sindical que contaba con 70.000 afiliados y realizó varias grandes huelgas, así como un activo partido comunista.

Pero las dictaduras que se sucedieron desde los últimos años 40 abolieron los sindicatos o los manipularon para que sirvieran a sus fines políticos mediante el reparto de privilegios entre sus dirigentes.

Para impedir la politización de los trabajadores, los regímenes militares prohibieron la constitución de alianzas entre sindicatos y partidos.

El gobierno mostró cierta apertura hacia el sindicalismo en los últimos años 80, lo que se atribuye a los cambios en el clima político y económico.

Los trabajadores aprovecharon la primera oportunidad en décadas de manifestar sus quejas, lo que provocó un aumento en la cantidad de conflictos y huelgas.

Los sindicatos tailandeses carecen de unidad nacional, lo cual los debilita, pues les impide controlar el cumplimiento de las leyes laborales en todo el territorio y sacar ventaja de las flamantes libertades políticas.

La sindicalización en Tailandia es una de las más bajas del mundo. Apenas 1,7 por ciento de los 16 millones de trabajadores del sector industrial, el más organizado, están afiliados. El porcentaje es mucho más bajo en el sector agrícola, que emplea a más de 17 millones de personas.

Esta pequeña cantidad de trabajadores sindicalizados no cuenta con una organización central. A fines de 1995 existían 19 federaciones y ocho consejos sindicales.

"Con el PNPT, confiamos en que uniremos a los trabajadores bajo una plataforma común", dijo Chin. El mismo admite que la tarea no será fácil, porque los trabajadores manifiestan su frustración hacia los actuales líderes y aspiran a una nueva dirección política.

Los sindicalistas temen que un incremento de la actividad política por parte de los sindicalistas se convierta en una excusa para que el ala más conservadora del gobierno y el ejército tomen medidas autoritarias contra los activistas.

Los asesinatos políticos eran comunes en los años 60 y 70. Incluso en la actual década, varios dirigentes sindicales y campesinos fueron asesinados, y muchas sospechas caen sobre agentes de policía.

Chin afirmó que el gobierno tailandés encomendó a las autoridades policiales una estrecha vigilancia sobre 10 sindicalistas, entre ellos él.

El líder sindical permaneció algunos días en prisión el mes pasado, en cumplimiento de una orden de arresto por "agitación" que había sido dictada en 1992 pero no se aplicó entonces. (FIN/IPS/tra-en/ss/js/mj/ip lb/97

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