La Asamblea General de la ONU dejó abierta la puerta a un posible embargo contra bienes producidos por colonos judíos en territorios ocupados por Israel al reprobar la construcción de viviendas en zonas de mayoría palestina.
El máximo órgano de la ONU (Organización de Naciones Unidas) reprobó el martes, con los votos discordes de Israel, Estados Unidos y Micronesia, la construcción de asentamientos judíos en Gaza, Cisjordania y Jerusalén oriental, zonas reivindicadas por los palestinos.
Pero, aunque la mayoría de los aliados de Estados Unidos respaldaron la resolución, apoyada por 131 de los 185 miembros de la ONU, se resistirían en el futuro a adoptar medidas más duras contra Israel, informaron fuentes diplomáticas.
Catorce países, entre ellos Alemania, Australia y varios de América Central y el Báltico, se abstuvieron en la votación del martes.
Estados Unidos intentó durante varias semanas convencer a sus aliados de que rechazaran la medida, pues, según el embajador ante la ONU, Bill Richardson, desalentar los asentamientos judíos implica establecer "un boicot económico parcial contra Israel".
Tras intensas negociaciones, la resolución a la postre aprobada no contiene, como se propuso al principio, la suspensión del derecho a voto de Israel en la Asamblea General.
En cambio, el cuerpo pidió a todas las naciones que "desalienten las actividades que contribuyan a cualquier construcción o desarrollo de asentamientos israelíes en territorio palestino ocupado, incluso en Jerusalén".
Una versión anterior, rechazada por países europeos clave, reclamaba a los países "prohibir cualquier importación de bienes producidos o manufacturados en los asentamientos" y bloquear todo respaldo a la infraestructura económica de esos enclaves.
De todos modos, la Asamblea decidió consultar a Israel sobre los bienes elaborados por los colonos, quizá como preludio a un posterior embargo comercial de estos productos.
Para los palestinos y sus simpatizantes, la sesión del martes reveló que Israel podría ser sancionado si rechaza los reclamos de la Asamblea General y no detiene la construcción de viviendas en Jabal Abu Ghneim (Har Homa en hebreo), zona de predominio palestino al sudeste de Jerusalén.
"La Asamblea General no es un club para cambiar opiniones ni un foro para conversar de asuntos de interés", dijo el embajador de Egipto ante la ONU, Nabil El Araby, al destacar el carácter casi declarativo de la resolución aprobada.
"No es novedad que Israel rechace resoluciones de la ONU, pues tiene arrogancia y cuenta con una protección automática que le permitió hacerlo en el pasado", sostuvo el embajador de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Nasser Al Kidwa.
El mes pasado, Israel pretendió imponer tantas restricciones a la planificada visita a los asentamientos del subsecretario general de la ONU, Kieran Prendergast, que el diplomático se rehusó a concretarla, circunstancia que Al Kidwa recordó.
De todos modos, Prendergast informó a la Asamblea General que las obras en Jabal Abu Ghneim y otras áreas ocupadas continuaban, y también observó que funcionarios israelíes procedían a incautarse de los documentos de identidad de palestinos que residen en Jerusalén.
"La expansión de los asentamientos existentes y la confiscación de terrenos adjuntos a los asentamientos, así como otras actividades relacionadas, continúan sin cesar en los territorios ocupados", sostuvieron los investigadores de la ONU.
El secretario general del foro mundial, Kofi Annan, informó el mes pasado que la confiscación de documentos de identidad "amenaza a entre 60.000 y 80.000 palestinos jerosolimitanos" que residen, en su mayoría, en la zona oriental de la disputada ciudad, de predominio árabe.
Las incautaciones "han imposibilitado a los palestinos de Jerusalén vivir en la ciudad, y con frecuencia entrar en ella, lo que derivó en la pérdida de derechos a la vivienda, la atención de la salud, la educación y la libertad de movimientos", dijo el embajador de Indonesia, Arizal Effendi.
Al Kidwa sostuvo que estas medidas son parte de la estrategia del gobierno de derecha de Israel, encabezado por el primer ministro Benjamin Netanyahu, para impedir la creación de un estado palestino.
Si esta política se mantiene, el proceso de paz estará en serio riesgo, agregó el diplomático palestino. "Se acerca el momento en que Israel deberá decidir si es un miembro de la familia de naciones o está fuera de la familia", afirmó.
El embajador de Israel, Dore Gold, replicó que Israel cumplió con los compromisos del acuerdo de paz firmado en 1993 en Oslo, mientras la ANP, presidida por el líder palestino histórico Yasser Arafat, no hizo honor a su obligación de abatir el terrorismo.
Gold calificó el informe de Annan de "hostil y sesgado", y reiteró que, en opinión de Israel, el involucramiento de la ONU podría erosionar el proceso de paz en Medio Oriente.
"Las resoluciones aprobadas en órganos de la ONU a lo largo de los años no contribuyeron a acercar a las dos partes", afirmó el diplomático israelí.
Estados Unidos, el principal aliado de Israel y único país que vetó en dos ocasiones las resoluciones para poner fin a las construcciones en Har Homa-Jabal Abu Ghneim en el Consejo de Seguridad, compartió ese argumento.
Sin embargo, el presidente Bill Clinton objetó el mantenimiento de las obras de vivienda en territorios ocupados.
"Clinton ha dicho que habría preferido que esa decisión no hubiera sido tomada", pero la resolución de la Asamblea General "procura el enfrentamiento, no la reconciliación, y castigos más que el progreso", dijo el embajador Richardson.
Muchos aliados de Estados Unidos, entre ellos Canadá, Japón y Noruega, replicaron que la negativa de Israel a poner un freno a la construcción de asentamientos requería una respuesta. (FIN/IPS/tra-en/fah/mj/ip/97