En el corazón de esta populosa ciudad del este de India hay un hospital construido y administrado por trabajadores, para cubrir sus necesidades de atención médica.
El Hospital "Shramjivi" (trabajadores) está en Belur, a sólo 3,5 kilómetros de la estación de autobuses Howrah de Calcuta, donde todos los años los trenes trasladan a miles de personas que llegan en busca de empleo a la megalópolis de 12 millones.
La mayoría de los trabajadores en las fábricas de Belur, muchas ahora cerradas, son inmigrantes del estado vecino de Bihar, el más atrasado de India, y Uttar Pradesh, el más grande y el sexto territorio más poblado del mundo.
Forzados a trabajar en condiciones muy distantes de lo ideal, sufrieron enfermedades laborales causadas por la exposición de gases químicos y polvo industrial. Pero el tratamiento era un problema.
Los dos hospitales del gobierno en el área de Belur, aunque bien equipados para brindar atención especializada, están saturados y carecen de suficiente personal.
Finalmente en 1983, un pequeño hospital fue instalado a iniciativa del sindicato de Indo-Japan Ltd. y otras empresas en Belur. El sindicalista P.G. Bhattacharya, uno de los involucrados, recuerda que la demanda de atención médica adecuada fue hecha por los trabajadores.
"Los sindicatos decidieron tomar el tema de la salud de modo constructivo", porque trabajadores y otros residentes del área enfrentaban grandes problemas debido a la contaminación industrial", explicó.
El Hospital Shramjivi comenzó como una clínica, administrada por los sindictos y los médicos de la Asociación del Servicio de Salud Popular, un grupo independiente de profesionales médicos que quería trabajar con la clase obrera.
En 1989, se trasladó a un terreno más amplio con su propio laboratorio, instalaciones para rayos X, y operaciones menores. Durante los últimos cuatro años, ha operado en una vieja casa convertida en hospital por los miembros del sindicato de Indo- Japan Steel Ltd.
"Trabajamos día y noche, como si estuviéramos construyendo nuestra propia casa", recordó Bhogendra Jha, emigrante de Bihar, quien vive en Belur desde 1968. Fue equipada con camas de hierro, luces, mesas, y lo necesario para convertirla en un hospital en el que ingresan pacientes, con habitaciones limpias.
"El dinero no es siempre lo necesario para brindar buenos tratamientos. Ese es un mito creado por el sistema médico actual (…) El mejor tratamiento puede darse cuando los hospitales trabajan junto a la comunidad", dijo un doctor del Shramjivi.
El hospital se enorgullece de su profesionalismo. Abierto a trabajadores y sus familias, y a personas muy pobres, cuenta con 15 voluntarios capacitados que trabajan en dos turnos.
En todo momento hay al menos dos enfermeros para asistir al equipo de 12 médicos, incluyendo oculista, pediatra, ginecólogo y dermatólogo, quienes pasan entre cuatro y 10 horas semanales en el hospital.
Los médicos han realizado incluso transplantes de lentes y cirugías plásticas, a precios muy razonables.
Los hospitales privados están más allá del alcance de la gran mayoría de la clase media en India, y aunque los hospitales estatales son accesibles en términos de costos, no pueden hacerse cargo de los millones de personas que requieren atención médica.
Pratap Sinha, residente de Belur que en varias ocasiones fue atendido en el hospital, dijo que "aunque pudiera pagar los dos hospitales del gobierno en Belur y las docenas de centros de enfermería privada, vendría aquí. Aquí me siento en casa. Siento que puedo vivir más años".
Incluso trabajadores que dejaron Belur cuando perdieron sus empleos regresan al hospital que ayudaron a instalar. Por ejemplo Chitranjan Paul, ex empleado de Indo-Japan Steel Ltd., en julio de 1996 pidió a su familia que lo llevara a Shramjivi tras vomitar sangre a causa de una úlcera.
Los doctores le recomendaron que se dirigiera a un hospital mejor equipado, pero Paul se mantuvo firme. "Les dije claramente que, viviera o muriera, no iría a otro hospital. Los doctores hicieron mucho intentando salvar mi vida", dijo. Paul está tan agradecido que ahora colabora a horario completo en el hospital.
Ante el cierre de una fábrica tras otra en India, el hospital atraviesa dificultades financieras. Decenas de miles de trabajadores en todo el país perdieron sus empleos desde el comienzo de la década de 1990, cuando el gobierno Indio comenzó a implementar políticas de ajuste estructural que llevaron a despidos masivos.
En Belur, 100 o más activistas, entre ellos maestros de escuela y activistas políticos contribuyen con dinero para la financiación del hospital, y en marzo se inició una campaña de recolección de fondos. (FIN/IPS/tra-en/ms/an/lp/he-lb/97