El ex jefe de la policía de Haití, Joseph Michel François, pidió hoy asilo politico en Honduras, al temer ser secuestrado por autoridades de Estados Unidos.
Roberto Arita, vicecanciller de Honduras, dijo que su país estudiará la solicitud de François, quien fue benficiado por un fallo de la Corte Suprema de Justicia que denegó, el miércoles, una solicitud de extradición presentada por Washington para juzgarlo por el delito de narcotráfico.
La Corte Suprema ratificó un fallo de un juez de primera instancia según el cual el gobierno de Estados Unidos carece de las pruebas suficientes para pedir la extradición de François por no haber cometido ningún delito ni en Honduras ni en el territorio estadounidense, conforme al tratado bilateral vigente.
El ex jefe policial haitiano ingresó a Honduras, en calidad de turista, en septiembre de 1996, pero el 7 de marzo fue capturado por la policía en la nortena ciudad de San Pedro Sula, a solicitud del gobierno norteamericano.
François estuvo preso cuatro meses y medio en Tegucigalpa, mientras se ejecutaba el procedimiento de la solicitud de extradición.
La semana pasada, su abogado, Francisco Lagos Hollmann, llamó "hombrecillos" a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, "por doblegarse al poder del más nefasto imperio que ha tenido la humanidad, el de Estados Unidos".
La Corte denegó sin embargo la solicitud del gobierno de Estados Unidos, que expresó su "desilusión", que "convierte a Honduras en un paraíso para los narcotraficantes".
La Cancillería de Honduras defendió la independencia de los poderes del Estado y señaló que este país fue el que "más ha colaborado y colabora con Estados Unidos y la comunidad internacional en la lucha contra la narcoactividad, así como el tráfico de indocumentados y otros delitos que se han internacionalizado".
Segun François, cuando Estados Unidos cuando no logra sus objetivos por las vías legales "acude a la fuerza, como lo hanhecho en muchos casos, porque posee la fuerza".
Al ingresar a Honduras, el ex jerarca policial se instaló en San Pedro Sula, donde imaneja una tienda de electrodomésticos y otros pequeños negocios para subsistir, según declaró a la prensa.
Edmundo Orellana, fiscal general, dijo que Estados Unidos debe respetar la decisión judicial y que cualquier cosa que le suceda a François es responsabilidad del gobierno de Honduras.
"La leyes de Honduras deben respetarse y la resolución en el caso de François fue producto de un análisis serio, reflexivo y científico de nueve magistrados, tal vez los mejores que hasta ahora ha tenido Honduras", dijo.
"No creo que esta resolución de la Corte Suprema sea una invitación para que vengan los narcotraficantes, porque el país tiene severas leyes contra ellos e impulsó un tratado centroamericano contra el lavado de dólares", añadió.
James Creagan, embajador de Estados Unidos en Tegucigalpa, lamento el fallo e invitó al gobierno de Honduras a modificar su decisión, al tiempo que dijo que el caso del ex policía haitiano fue tratado como un partido de fútbol por la prensa.
Cinco magistrados votaron a favor y cuatro en contra, "como si fuera cuestión de goles, pero es algo grave, se trata de un criminal que facilitó el tráfico de droga de América del Sur a Estados Unidos, desde Haití", estimó.
Lagos Holmann respondió que el diplomático había cometido una "clara intromisión en los asuntos internos de Hondurs y debe ser declarado persona non grata".
Si el gobierno no otorga asilo político a su cliente, buscará otras instancias legales contempladas en la Ley de Migración para obtener la protección debida, anunció.
"El (François) sabe que el imperio norteamericano es bestial y por ello siente un alto nivel de inseguridad", dijo.
El caso de François recordó el del capo hondureño del narcotráfico Juan Ramón Matta Ballesteros, quien fue vinculado por Estados Unidos a la muerte del integrante de la Agencia Antidroigas DEA Enrique Camarena, cometido en México en la década pasada, y otros delitos de narcotráfico.
Matta vivía en Colombia pero retornó a Honduras para impulsar una serie de prósperos negocios y en abril de 1988 fue capturado por agentes de la DEA y militares hondureños.
Tras su detención y su inmediato envío a Estados Unidos, 5.000 manifestantes hondureños quemaron instalaciones del Consulado estadounidense en Tegucigalpa.
El hecho ocurrió cuando Honduras era el principal aliado de Washington en su lucha contra el gobierno sandinista de Nicvaragua y la guerrilla de El Salvador.
Matta sigue preso en una cárcel de máxima seguridad en territorio del país norteamericano y las diferentes solicitudes de devolución formuladas desde Honduras han fracasado. (FIN/IPS/jrd/dg/ip/97