El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) está cerca de un acuerdo para mantener una pequeña fuerza de paz en Haití hasta fines de noviembre pese a la creciente impopularidad de la misión en la isla caribeña, según fuentes diplomáticas.
Se prevé que el Consejo aprobará la próxima semana la creación por cuatro meses de la Misión Transitoria de las Naciones Unidas en Haití (UNTMIH), integrada por 50 soldados y 250 policías civiles, cuando la actual fuerza de pacificación culmine su mandato, indicaron los diplomáticos.
Aunque Rusia y China, dos miembros permanentes del Consejo con poder de veto, desean poner fin a la participación de la ONU en Haití, ambos países estarían dispuestos a aceptar la nueva y reducida misión, de acuerdo con las fuentes.
La fuerza propuesta tendría 200 soldados menos que la actual Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Haití, estaría reforzada por varios cientos de soldados independientes de Canadá y Pakistán y sería financiada en gran parte mediante aportes voluntarios, principalmente de Estados Unidos y Canadá.
Pero los pacificadores, a quienes el secretario general de la ONU, Kofi Annan, consideró esta semana como "cruciales en la preparación de un ambiente seguro y estable" para la nueva fuerza policial haitiana, son cada vez más impopulares en el propio país caribeño.
Varios grupos izquierdistas de Haití, incluidos miembros del movimiento alineado con el ex presidente Jean-Bertrand Aristide, comenzaron este viernes a protestar contra la extensión del mandato de los cascos azules.
Así mismo, se prevé una huelga general de protesta para el próximo lunes 28, sólo tres días antes de la fecha en que la actual misión debería retirarse.
Aristide no aprobó explícitamente las protestas ni la huelga, pero en las últimas semanas acusó al presidente René Préval, su antiguo aliado, de estar "endeudado con el imperialismo".
Mientras, aparecieron grafitos contra la ONU en la capital, Puerto Príncipe, y un creciente número de políticos del gobierno y la oposición critican a la misión de paz.
"La propia comunidad internacional está siendo atacada y culpada por las dificultades del país", señaló Annan en un informe dirigido esta semana al Consejo de Seguridad.
En general, aun los haitianos que inicialmente aceptaron la intervención externa, cuando Aristide fue reinstaurado en la presidencia por una fuerza estadounidense en 1994, están decepcionados con la ONU, comentó Kim Ives, periodista del diario neoyorquino "Haiti Progres", quien recientemente visitó Haití.
"La opinión generalizada es que la ONU, en el mejor de los casos, no hace nada por promover la seguridad", y que "cuando ocurre un crimen, la misión corre en la dirección contraria", afirmó Ives.
Como resultado, no ha sido posible contener una ola de crímenes vinculados a grupos paramilitares de derecha, que dominaron la política nacional durante la dictadura de la dinastía Duvalier. Recientemente, 15 personas fueron asesinadas en dos días.
Sin embargo, los soldados de la ONU deben limitarse a su mandato, que no les permite utilizar la fuerza para desarmar a los paramilitares, pese al alto nivel de violencia.
Por otra parte, la nueva Policía Nacional Haitiana tampocó estará en condiciones de ofrecer seguridad por sí misma si la misión de la ONU se retira.
Algunos observadores creen que las objeciones a la fuerza de paz se debe a lo que Annan considera "una minoría ruidosa" que expresa "arraigados sentimientos nacionalistas", y que el trabajo de la ONU es aún apreciado por la mayoría de la población.
"Existe un gran apoyo en el pueblo haitiano a la prolongación de la presencia de la ONU", aseguró Robert Maguire, jefe del equipo enviado en 1996 por el Instituto Watson de la Universidad Brown para estudiar el papel internacional en Haití.
"Lo que sí existe es un sentimiento de frustración porque la organización mundial no hace más en términos de construcción nacional", puntualizó. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/ml/ip/97