Un brote de cólera en la Prisión Central de esta capital puso en evidencia las pésimas condiciones reinantes en los centros de detención de este país de Africa occidental.
Según los reclusos, 44 de ellos ya murieron este mes debido a la epidemia, que los médicos atribuyen a la impureza del agua que se bebe en la institución.
Funcionarios de la prisión admitieron la existencia de la epidemia, pero puntualizaron que sólo 24 presos murieron este mes.
"No se puede afirmar que todas las muertes ocurridas en las últimas semanas se debieron al cólera", declaró a la prensa Germain Kemae Ouloa, secretario de la Prisión Central. "Sólo podremos hacerlo luego de un informe médico", añadió.
Pero Ouloa admitió que 24 de los fallecidos se encontraban entre los 174 enfermos declarados de cólera, de los cuales 63 están aún bajo observación médica. "De todas formas, el peligro ya pasó", dijo a los periodistas.
Activistas de los derechos humanos demandan desde hace tiempo una mejora en las condiciones de las cárceles de Costa de Marfil, y señalaron que la tragedia era previsible.
"Esto es lo que pasa cuando se envía gente a prisión sin que se tomen las medidas necesarias para su bienestar", comentó el abogado Matthew Boa Billey.
"Nuestras cárceles están congestionadas, carecen de suficiente agua potable y lugares para dormir porque, según las autoridades, los reclusos no tienen ningún derecho", agregó Billey, profesor de Derecho de la Universidad Nacional.
Según el director de prisiones, François Guei, hay más de 30.000 presos en las 33 cárceles de Costa de Marfil. La Prisión Central de Abidján, la mayor del país, fue construida para 1.500 reclusos, pero actualmente alberga a 5.462, incluidos 1.905 en prisión preventiva.
"Esto es un campo de concentración, de donde sólo unos pocos afortunados salen vivos", declaró a IPS un recluso en la Prisión Central.
"Nos dan una comida al día, que consiste en batata cocida sin guisar o maíz hervido sin pan. De modo que, a menos que uno tenga familiares que le traigan comida, la muerte sobreviene en poco tiempo", agregó.
"Aquí hay al menos una muerte por día, aun sin epidemia de cólera", aseguró el preso.
Guei atribuyó parcialmente el congestionamiento de la institución a que su capacidad de alojamiento no aumentó en relación al crecimiento de la población.
"Abidján tiene tres millones de habitantes, sin contar los distritos suburbanos. Se trata de una gran población, además de todas las actividades económicas que atraen a los delincuentes", señaló.
Guei dijo también que el número de reclusos aumentó debido a un programa de reducción del crimen que comenzó a aplicarse a pedido del presidente Henri Konan Bedie.
Aunque se denunciaron menos delitos en los últimos meses, la campaña policial produjo como resultado el envío de más y más personas a la cárcel.
Guei rechazó acusaciones de grupos de derechos humanos según los cuales el gobierno no hace nada para mejorar las condiciones de las prisiones del país.
En el presupuesto de 1997, "el Ministerio de Finanzas asignó el equivalente a unos 800.000 dólares para la rehabilitación de 21 cárceles", y de esa cifra, cerca de 111.000 dólares "corresponden únicamente a la prisión de Abidján", destacó.
"Esta epidemia echó a perder todos los esfuerzos realizados por las autoridades para mejorar las condiciones carcelarias", destacó Guei, quien agregó que, hasta que se materialicen los planes gubernamentales para construir una nueva cárcel en la capital, el riesgo de epidemia persistirá. (FIN/IPS/tra-en/md/kb/ml/hd/97