Sun Yat-Sen, el ex presidente que lideró fuerzas anticomunistas, dijo una vez que China, en sus 3.000 años de historia, no había sido capaz de hacer lo que había hecho Gran Bretaña al crear Hong Kong.
Deng Xiao-Ping intentó hacerlo en Shenzhen. Deng, máximo líder de China fallecido en febrero, creó la Zona Económica Especial de Shenzhen a partir de un área de granjas de patos, al otro lado de la frontera con Hong Kong.
Shenzen se convirtió en el epítome de las políticas de puertas abiertas de Deng, con sus rascacielos y amplias avenidas, pero sin la confianza y el brillo de Hong Kong.
Pero ahora Shenzhen lucha por redefinirse tras el retorno de la ex colonia británica a China, el 1 de julio.
Antes celebrada por sus reformas como el "Hong Kong de China", la zona se apaga ahora lentamente bajo la sombra de la ex colonia. Desde la muerte de Deng, a comienzos de este año, y en particular desde la entrega de Hong Kong, el estatuto especial de Shenzen está siendo cuestionado.
El presidente chino, Jiang Zemin, hizo recientemente un llamado a que Shenzhen "contribuya al desarrollo y la prosperidad de Hong Kong".
China hizo una cuestión de honor del mantenimiento de la prosperidad de Hong Kong, insistiendo en que la ex colonia puede existir como lo hizo en el pasado.
No obstante, un informe del Centro para la Inversión Internacional se refirió esta semana a algunos de estos temores, advirtiendo que el retorno de Hong Kong a China debilitará el papel de Shenzhen como trampolín a la inversión en China.
El informe sugirió el rediseño de Shenzhen, para que deje de ser una base manufacturera y asuma un papel especial en el sector de servicios.
Otro factor a tener en cuenta es que, en los últimos años, los crecientes costos en el propio Shenzhen determinaron el traslado de al menos 600 fábricas hacia zonas más baratas.
Los intentos de atraer industrias de alta tecnología a Shenzhen para competir con Singapur y Taiwan fracasaron, por la sencilla razón de que la propia economía de Hong Kong está basada en manufactura de baja tecnología.
Los inversores extranjersos afirman que Shenzhen carece de la capacidad y la experiencia gerencial para respaldar industrias de alta tecnología.
Incluso en Kong Kong los empresarios fueron criticados por su propia visión de corto plazo y falta de voluntad para invertir en investigación y alta tecnología, por lo cual los economistas afirman que es poco posible que asuman una visión de más largo plazo ante esas inversiones en China, las cuales han sido políticamente menos estables que en Hong Kong.
Irónicamente, la zona diseñada de alta tecnología de Shantopu, otra zona económica especial, que cuenta con asistencia de Singapur, es mucho más exitosa debido a que Singapur está más avanzado que Hong Kong en esa área.
Según cifras del Partido Comunista en Shenzhen, la industria de alta tecnología ya representa un quinto del valor de producción total del área. Pero los industrialistas de Hong Kong consideran estas estadísticas "altamente sospechosas".
Empresarios en Shenzhen afirman que es obvio de Shenzhen se mantendrá bajo la sombra de Hong Kong a partir de ahora, y deberá aceptar "las migajas que sobren en la mesa de Hong Kong", en palabras de uno de ellos, quien añadió que "cualquier intento por hacer algo diferente de Hong Kong tiene altas posibilidades de fracasar".
En la vía de los hechos, Shenzhen está muy cerca de ser absorbida por Hong Kong, y sabe que si quiere competir con al ex colonia, debe asemejarse todo lo posible a su vecino del sur.
Esta semana se anunciaron los planes del sistema de tránsito subterráneo de Shenzhen, y los expertos afirman que la idea es que en el futuro se conecte con Hong Kong.
A la vez, Hong Kong está interesado en expandirse hacia el norte. Avido de tierras para albergar a su floreciente población, los asesores del jefe ejecutivo Tung Chi Hwa ya hablan de una zona de negocios y residencial sobre la frontera. (FIN/IPS/tra-en/ys/js/lp/ip-if/97