La eliminación de normas restrictivas de la competencia en el sector de la electricidad avanza en el estado de California, Estados Unidos, pero el público comprueba que la prometida rebaja de precios puede ser irrelevante.
A partir del 1 de enero de 1998, los clientes residenciales obtendrán en California una reducción de 10 por ciento del precio de la electricidad. Pero una medida aprobada este mes por la legislatura del estado añade nuevas cargas, la mayoría para pagar el costo de plantas de energía nuclear.
Grupos de consumidores sostienen que la reducción neta del precio de la electricidad de consumo doméstico será sólo de 1,5 a dos por ciento en los próximos 10 años.
"Los consumidores no conseguirán nada" con la eliminación de las trabas a la competencia, aseguró Harry Snyder, del grupo Consumers Union, que publica la revista Consumer Reports.
Los partidarios de la liberalización del servicio arguyen que los consumidores lograrán precios menores, debido a la competencia entre las compañías. "Creemos que los costos de la electricidad bajarán para todos", dijo Glenn Scheerin, presidente del Comité de Energía de la Asociación de Industriales de California.
Las mismas compañías de electricidad que promueven la eliminación de regulaciones en Estados Unidos también intentan participar de la privatización de las empresas eléctricas en Europa y el mundo en desarrollo.
En junio, la firma Pacificorp, de Portland, anunció su intención de comprar una privatizada empresa británica del sector eléctrico por 5.800 millones de dólares.
Argentina vendió parte de su industria eléctrica por 1.500 millones de dólares a Duke Power Co., de Carolina del Norte, y a Entergy, de Louisiana.
En teoría, la competencia entre compañías privadas de energía brindaría mejor servicio a precios más bajos. La realidad, como descubren los californianos, puede ser distinta.
Desde principios de los años 80, las industrias de California se quejan de sus elevados costos de energía. Glenn Scheerin, ejecutivo de la fábrica de cajas Inland Paper Corportation, afirma que los costos industriales son dos veces superiores en California que en estados vecinos como Arizona y Nevada.
Los grandes fabricantes y las compañías de energía presionaron durante años al gobierno de California, que finalmente en 1996 presentó un plan para la desregulación del mercado de la electricidad.
El plan, cuyos partidarios consideran un modelo para otros estados, será implementado gradualmente en un período de cuatro años.
Para el 2001, las compañías de electricidad existentes se dividirán en tres sectores: generación, transmisión y distribución. Sólo las compañías transmisoras, propietarias de subestaciones y líneas de energía, seguirán bajo un régimen regulado por las autoridades del estado.
El plan estipula que las empresas generadoras venderán su electricidad a distribuidores independientes que, a su vez, la revenderán a los consumidores.
Los grandes consumidores industriales se beneficiarán inmediatamente, con un ahorro de 30 o 40 por ciento, al negociar descuentos según el volumen de energía demandada.
Los consumidores residenciales no cuentan con ese poder de negociación. Su ahorro será sólo de unos dólares por mes, ya que estarán obligados a pagar costos adicionales debidos a la ley de desregulación.
Por ejemplo, la ley establece que el costo de la construcción y mantenimiento de centrales de energía nuclear, calculado en 28.000 millones de dólares, será pagado por los consumidores y no por la industria.
La asamblea legislativa del estado autorizó este mes a las empresas eléctricas a realizar una emisión de bonos que les permitirá obtener entre 7.000 y 9.000 millones de dólares para recuperar activos inmovilizados y recomprar acciones.
De ese modo, los usuarios pagarán en la factura del servicio, durante los próximos 10 años, el costo de los intereses y de la amortización de los bonos.
Para Harry Snyder, de Consumers Union, esto es "pura hipocresía". Snyder señaló que el gobierno ha rechazado proyectos de ley de defensa del consumidor, para evitar que "interfieran con la libertad de empresa".
Pero "los legisladores hacen todo lo necesario para ayudar a la industria, y lo hacen en nombre de la libre empresa", observó.
El proceso de desregulación del mercado de la electricidad también pone en entredicho cuestiona el futuro de la energía renovable. Fuentes de energía alternativa, como la solar, eólica, geotérmica y otras, son subsidiadas actualmente por los usuarios.
Durante el período de transición a la plena supresión de regulaciones, la energía renovable seguirá recibiendo 540 millones de dólares en subsidios.
Debido a la tecnología actual, la energía renovable es de alto costo. Un ejemplo es la energía solar en Sacramento, una zona con instalaciones solares de elevado desarrollo, cuya producción cuesta ocho veces más que la electricidad de centrales de gas natural o carbón.
"¿Cómo pueden competir las energías renovables?", se preguntó Gary Gerber, propietario de Sun, Light and Power Co., del área de la energía solar.
Gerber cree que el subsidio debe mantenerse, ya que el interés colectivo exige fomentar la producción de energía libre de contaminantes. (FIN/IPS/tra-en/re/mk/aq-ff/if/97