Detrás de las denuncias de corrupción por la compra de cazabombarderos rusos MIG 29 o su sustitución por F-16 estadounidenses en Perú se encontraría el enfrentamiento entre los jefes de las Fuerzas Armadas y del Servicio de Inteligencia.
El tema de la renovación del armamento aéreo ganó espacio público en los últimos meses, especialmente en la prensa opositora, generalmente receptiva a cualquier versión que aliente sospechas sobre el gobierno del presidente Alberto Fujimori.
Según insistentes versiones de prensa, el jefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), Vladimiro Montesinos, estaba detrás de la campaña para anular el contrato de compra de los MIG 29, suscrito el año pasado.
Algunos analistas, entre los que se encuentra Mirko Lauer, columnista del diario opositor La República, afirman que Montesinos promovió la revisión del contrato de los MIG y recomendó la compra de los F-16.
Fujimori denunció en una reciente ceremonia militar que se han gastado fuertes sumas para comprar espacios informativos para desprestigiar la compra de los MIG 29 vendidos por el gobierno de Bielorrusia, que los heredó al desmembrase la ex Unión Soviética.
Por otro lado, la compañía bielorrusa también habría hecho algunas inversiones en publicidad encubierta en Perú.
Los objetores de la compra de los MIG 29 afirmaban que dichos aparatos no son adecuados para una guerra focalizada, como la que enfrentó a Perú con Ecuador en enero de 1995, y sostienen que los fabricantes rusos se negaran a vender repuestos y dar mantenimiento a los aparatos vendidos por Bielorrusia.
Estados Unidos presionaría probablemente a Moscu, añadían, para que advierta al gobierno peruano que no garantizaba la provisión de repuestos a esos aviones de guerra.
Algunos de los diarios peruanos que acogieron las críticas contra el contrato sugirieron que comisiones ilegales ayudaron a que fueran ignoradas las desventajas técnicas de la compra de los MIG.
Hasta el fin de semana pasado parecía que la compaña contra los MIG 29 se impondría, pero Fujimori se pronunció en favor de respetar el contrato ya firmado, descalificando como mercenaria y antipatriótica la campaña objetora.
Cuatro días después de este pronunciamiento, el embajador de Estados Unidos, Dennis Jett, declaró que su país no había tenido nunca interés en vender aviones de guerra a Perú ni a Ecuador, que tratan de evitar una guerra mediante conversaciones diplomáticas a las que asiste un representante de Washington.
Desde la década del 70, cuando Perú era gobernado por un régimen militar izquierdista, el Ejército y la Fuerza Aérea dejaron de adquirir armamento en Estados Unidos, y desde entonces las compras de material de guerra aérea se efectuaron a Francia y a la ex Unión Soviética, país que también vendió blindados.
Cuando cesó el régimen militar, en 1980, los fabricantes de armas estadounidenses reanudaron sus contactos para tratar de recuperar el mercado peruano, intentos que se redoblaron después del conflicto armado de 1995, que enfrentó a Peru y Ecuador por la posesión de un pantanoso valle selvatico.
Según analistas militares peruanos, este conflicto armado reveló que Perú había quedado rezagado en relación con su vecino.
Con el argumento de la obsolecencia de sus equipos militares, y asegurando que no estaban iniciando una carrera armamentista, los gobiernos de Perú y Ecuador refrescaron sus vínculos con los vendedores internacionales de armas.
No obstante, no será posible conocer el volumen de los recursos financieros que el gobierno peruano, cuyas reservas internacionales superan los 9.000 millones de dólares, está dispuesto a gastar en equipos bélicos.
"Los peruanos pueden estar seguros que las adquisiciones de los MIG 29 no se han hecho en condiciones desventajosas", dijo Fujimori, que añadió que no creía estar obligado a revelar la cantidad de aviones que se estaban comprando, ni el alcance de los misiles que porten. (FIN/IPS/al/ag/ip/97