El conflicto estudiantil iniciado hace una semana en la Universidad de Chile, la principal del país, amenazó hoy con generalizarse a todos los planteles estatales con nuevos paros y ocupaciones de facultades.
A la paralización casi total de las universidades de Chile, Tecnológica Metropolitana y Católica del Norte, se sumó este martes la Universidad de Santiago de Chile, con un paro general y la ocupación de tres facultades.
En otras casas de estudios superiores el estudiantado permanece "en estado de alerta" y es probable que se sume a las demandas de mayor participación en el gobierno de las universidades estatales.
El movimiento fue iniciado por la Federación de Estudiantes (FECH) de la Universidad de Chile, presidida por el comunista Rodrigo Roco, que exige la renuncia del rector de esa casa de estudios, el médico Jaime Lavados.
La FECH reclama la creación de organismos tripartitos, con representación de académicos, estudiantes y funcionarios, para la conducción de esta universidad, que imparte enseñanza a 18.000 estudiantes en sus 13 facultades.
Las universidades chilenas siguen rigiéndose en general por normas autoritarias impuestas bajo la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-90), quien derogó el sistema de cogobierno que rigió desde 1969.
Con el restablecimiento de la democracia, en marzo de 1990, se reactivaron los claustros académicos para la elección de rectores, poniendo fin a las designaciones directas de autoridades universitarias por parte de la dictadura.
Una nueva ley orgánica para la enseñanza superior permanece virtualmente empantanada en el Parlamento desde el gobierno de Patricio Aylwin (1990-94), luego de que las organizaciones estudiantiles rechazaran varias de sus propuestas con movilizaciones masivas el año pasado.
A las demandas de participación se suma el descontento de los estudiantes por la propuesta del gobierno del presidente Eduardo Frei de traspasar a los bancos el sistema de crédito universitario con que la mayoría de los alumnos financian sus estudios en las universidades estatales.
La instrucción superior chilena, casi gratuita hasta 1973, pasó a ser pagada bajo la dictadura del general Pinochet, quien también facilitó la creación de decenas de universidades privadas, con un costo similar al de las estatales.
La diferencia fundamental desde el punto de vista del financiamiento radica en que los alumnos de las universidades del Estado pueden acceder a créditos fiscales que deben retribuir en mensualidades una vez que trabajan como profesionales.
La FECH y las demás federaciones estudiantiles rechazan el nuevo sistema, adiciendo que convertirá a los alumnos en deudores de la banca privada, y exigen en cambio la ampliación de fondos solidarios para la cobertura de becas.
Las demandas de los estudiantes son apoyadas por agrupaciones de académicos a tiempo parcial, que también se consideran excluidas de las decisiones al interior de las universidades, concentradas en manos de los rectores y decanos de facultades.
Por lo menos en cuatro de las universidades privadas surgieron también en los últimos días demandas de agrupaciones de estudiantes para una democratización interna de estos planteles, vinculados generalmente a grupos empresariales. (FIN/IPS/ggr/dg/ed/97