AMBIENTE: Presiones y denuncia de compra de votos en CITES

Denuncias de presión del Norte industrial sobre países africanos e incluso de compra de votos avivaron los debates en la capital de Zimbabwe, donde una reunión internacional discute el futuro de la prohibición de caza de ciertas especies silvestres.

"La votación debe ser secreta", señaló Serrano Méndez, jefe de la delegación de Cuba a la décima Conferencia de las Partes de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES).

"El voto secreto permitirá a todos los países (participantes) expresar su verdadera opinión sin presión externa", destacó el representante cubano.

Los asistentes a la conferencia de Harare, que comenzó el 9 y finalizará el 20 de este mes, deberán optar la semana próxima por imponer, mantener o levantar restricciones al comercio de especies que se hallan o han estado en riesgo de extinción.

Los asuntos más discutidos son la propuesta de pasar al elefante africano y a ciertos tipos de ballena del apéndice I de CITES al II, y de incorporar la caoba de hoja grande al apéndice II.

La CITES prohibe el tráfico de animales y plantas señalados en el apéndice I, y regula el comercio de especies registradas en el apéndice II. Botswana, Namibia y Zimbabwe proponen la caza regulada del elefante, y Noruega y Japón desean el mismo tratamiento para la ballena minke.

Mientras, delegaciones oficiales y organizaciones no gubernamentales (ONG) de otros países del Norte pretenden mantener la actual prohibición de comercio en los dos casos.

Taperandava Maveneke, director ejecutivo del Programa de Manejo de Recursos Naturales en las Areas Comunales, de Zimbabwe, también se pronunció por el voto secreto, tras señalar la controversia que envuelve las propuestas presentadas.

Maveneke observó que ciertos países pobres podrían ser sensibles a la presión de gobiernos y ONG del Norte. Al respecto, destacó que algunas delegaciones no habrían podido participar de la conferencia si sus gastos no hubieran sido pagados por grupos internacionales de defensa de los animales.

"He oído que algunas delegaciones recibieron dinero por su voto, aunque no tengo pruebas", declaró Lamson Maluleke, representante de comunidades rurales de Sudáfrica, favorable al voto secreto.

Así mismo, "ciertos grupos defensores de los animales amenazan retirar su ayuda a países africanos" si éstos se pronuncian por derogar la prohibición de comercio de productos del elefante, aseguró Maluleke.

Wayne Pacelle, de Humane Society of the United States of America, consideró "absurdos" los temores expresados por los proponentes del voto secreto. "La votación debe ser pública en todos los casos" en discusión, dijo Pacelle a IPS.

"Defender el apéndice I no significa sostener una posición radical. Zimbabwe, que intenta modificar las normas de CITES, tiene que aceptar democráticamente tanto sus triunfos como derrotas", agregó.

Pero Morris Kerwin, jefe de la delegación de San Vicente y Granadinas, que ya ha asistido a otras reuniones de la CITES, no cree infundado el temor a las presiones.

"No debe admitirse que estados parte de CITES sean sometidos a este tipo de presiones, que no sólo se ejercen sobre países africanos, sino también sobre caribeños, latinoamericanos y asiáticos", manifestó Kerwin.

También exhortó al mundo en desarrollo a reducir diferencias para impedir que "alguna ONG o alguna nación en particular enfrenten entre sí a países o grupos de países africanos".

Las diferencias entre naciones del Sur "son explotadas por los países (occidentales) donantes", advirtió Kerwin.

Algunos países del Sur se alinearon en la conferencia de Zimbabwe junto a representantes oficiales u ONG del Norte industrial por entender que de ese modo defienden sus intereses económicos.

"Comprendemos que ciertos paquetes de ayuda son importantes para el desarrollo de naciones del Sur", admitió Kerwin.

"Creo que la votación debe ser pública, pues esta no es una reunión política. Es una asamblea para la conservación de especies silvestres protegidas por la raza humana", indicó Ashok Kumar, de la delegación de India.

"Nuestro enfoque debe ser lógico, razonable y en interés de la conservación de especies. Debe ser conocido por todos, y no hay nada que ocultar", dijo Kumar.

A su juicio, el voto secreto no ampararía necesariamente a los países en desarrollo de la presión de las naciones donantes. "Una nación poderosa podría emplear la votación secreta para ocultar su influencia sobre otros países", observó.

Kumar advirtió que la compra de votos puede llevar al colapso a la CITES. "Nuestras naciones fueron explotadas durante siglos. Debenos decidir ahora por nosotros mismos", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/lm/mtn/kb/ff/en/97

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