La suerte de la ballena y la caoba, árbol originario de América, se definirá en la décima Conferencia de Partes de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies en Peligro (CITES).
Sin embargo, la atención de los delegados de más de 130 países se concentra en elefante africano, debido al pedido de permiso del país anfitrión, Botswana y Namibia para extraer marfil.
"El elefante será la cuestión dominante en la conferencia, con seguridad. Pero es importante que los países no pierdan de vista a la ballena y la caoba", dijo Isabel McCreah, activista de la organización internacional Greenpeace.
Las ballenas, los elefantes y la caoba son apenas tres de las especies mencionadas en 89 propuestas de cambios en las listas de protección de la CITES que se considerarán entre el lunes y el día 20 en Harare.
La supervivencia de la caoba de hoja grande, árbol selvático muy explotado con fines comerciales desde principios del siglo XVII, está en riesgo debido al "talado intensivo y sin control en América Latina", según Greenpeace.
Bolivia, el segundo gran exportador de caoba, y Estados Unidos, el mayor importador, propusieron el pasaje del árbol de la lista del apéndice I de la convención, que contiene las especies de comercio prohibido, a la del apéndice 2, donde figuran las de comercio reglamentado.
Ambos países operaron así debido a la presión de la industria maderera, según activistas.
El gubernamental Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA) considera que la caoba de hoja grande es una especie en riesgo de extinción.
"Muchos científicos coinciden en que la caoba está siendo talada a un ritmo insostenible y que una gran proporción de la madera exportada es obtenida a través de violaciones de las leyes nacionales", dijo McCrea.
La Amazonia brasileña sufrió una desforestación de 29.792 kilómetros cuadrados en 1994, cuando fue de 11.130 kilómetros cuadrados en 1991.
"Desde que se propuso por primera vez la mención de la caoba en la CITES hace cinco años, el temor de que la especie se encamine hacia la extinción comercial aumentó", dijo McCrea.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Junta Internacional de Recursos Genéticos han dado alta prioridad a la conservación de la caoba, según versiones que circulan en la conferencia en Harare.
"La próxima reunión de partes de la CITES se celebrará en el próximo milenio. La reunión en curso debe garantizar que las ballenas y la caoba aún existan entonces", sostuvo la portavoz de Greenpeace.
McCreah rechazó las propuestas elevadas a la CITES por Japón y Noruega, que pretenden el pasaje de varias poblaciones de tres especies de ballena de la lista del apéndice I de la convención a la del apéndice 2.
Japón propuso permitir la captura de tres especies, la mink del mar de Ojotsk, el Pacífico Oriental y el hemisferio sur, la bryde del noroeste del océano Pacífico y la grey del Pacífico oriental.
Noruega, por su parte, pretende capturar ballenas mink en el Atlántico norte.
Greenpeace observó en una declaración que circula en la conferencia que "estas no son propuestas independientes hechas de buena fe", pues "son parte de una estrategia concertada" por Japón y Noruega "para presionar a través de la CITES a la Comisión Internacional Ballenera (IWC)".
Las ballenas grey, mink y bryde fueron incluidas en el apéndice 1 de la CITES entre 1975 y 1983. Greenpeace acusó a Japón y Noruega de haber continuada con sus operaciones balleneras a pesar de que la moratoria sobre la actividad dispuesta por la IWC aún está vigente.
Si ambos países tienen éxito en la conferencia en Harara, "se abriría la puerta para que recomience el comercio internacional ballenero", advirtió McCrea. "Existe una maniobra estratégica para minimizar la moratoria ballenera", agregó la activista.
Japón promoverá también el rechazo de una propuesta de resolución que exhortará a los países firmantes de la CITES a no permitir ningún tipo de transacción comercial de especies de ballena protegidas por la IWC.
Las ballenas de la Antártida son un ejemplo de lo que puede ser el destino de estas especies sin protección, según Greenpeace. Si bien el grupo no especificó en qué períodos se produjo la depredación, la población de ballenas azules cayó de 250.000 a mil, y la de ballenas fin, de 500.000 a 20.000.
Greenpeace y otra organización conservacionista, TRAFFIC, recomendaron a las partes de la CITES rechazar estas propuestas, y pidieron a Japón y Noruega que retiren sus reservas a las disposiciones de la convención sobre las ballenas.
"Si la conferencia de las partes pretende continuar apoyando la moratoria de la IWC sobre el comercio ballenero, un cambio de apéndices no es una buena opción aunque la abundancia de algunas poblaciones contradigan el criterio del apéndice 1", sostuvo TRAFFIC.
La organización recomendó mantener las cinco especies de ballenas mencionadas por Japón y Noruega en el apéndice 1, pero, si la presión en ese sentido falla, trasladarlas al apéndice 2 pero con una cuota "cero" de exportación, importación o extracción con propósitos comerciales. (FIN/IPS/tra- en/lm/kb/mj/en/97