El presidente de Turkmenistán, Saparmurad Niyazov, hizo oídos sordos a las advertencias de Estados Unidos y avanza en su plan de exportar a Europa 30.000 millones de metros cúbicos de gas natural al año a través de un gasoducto iraní.
Y lo hace porque está parado sobre gigantescos depósitos de gas y petróleo que le permiten desarrollar una política exterior independiente y buenas relaciones con Irán, Turquía, el mundo árabe, Israel, Moscú e incluso la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Niyazov acordó la semana pasada con Irán y Turquía la construcción de un gasoducto entre los tres países, en la cumbre de la Organización de Cooperación Económica (OCE), organización de cooperación regional que integran diez naciones, celebrada en Ashqabat, capital de Turkmenistán.
La obra estará concluida en el 2002 e Irán solventará la mitad del gasto, previsto en 7.000 millones de dólares. El proyecto es parte de la ambiciosa estrategia diplomática de Niyazov, que consiste en diversificar los vínculos internacionales de su país.
Turkmenistán tiene una población de apenas cuatro millones de habitantes, emerge del desastroso colapso de la Unión Soviética y desafía, a pesar de sus limitaciones, a Estados Unidos con sus buenos negocios con Irán.
Este país centroasiático cuenta con inmensas reservas de gas natural y petróleo y su gobierno está encabezado por un líder que es, al mismo tiempo, popular y autoritario, a quien la riqueza del subsuelo le permite manejar con gran flexibilidad su relación con el exterior.
Las reservas de gas natural de Turkmenistán, estimadas en 21 billones de metros cúbicos, son las terceras del mundo. Las de petróleo, de 47.000 millones de barriles, equivalen a la mitad de las de Kuwait, uno de los países más ricos del planeta.
La economía del país estaba fuertemente integrada a la de la Unión Soviética y, por lo tanto, sus gasoductos se dirigían hacia Rusia. La independencia le dio la posibilidad de diversificar sus relaciones económicas.
Las repúblicas que otrora integraban la Unión Soviética eran a esa altura incapaces de pagar el precio del gas turkmenistano. Rusia, Ucrania y Georgia deben en total 1.200 millones de dólares a Ashqabat.
A iniciativa de Niyazov, entonces presidente del parlamento turkmenistano, la república declaró la independencia en agosto de 1990. Dos meses más tarde, fue único candidato a la presidencia del país y obtuvo 98,3 por ciento de los votos. El actual es su segundo período al frente del gobierno.
En 1993, Niyazov dispuso la gratuidad del gas, la electricidad y el agua potable para todos los ciudadanos y triplicó los salarios de los empleados del estado. La constitución admite la doble ciudadanía, por lo que estas medidas beneficiaron al 10 por ciento de la población de nacionalidad rusa.
Niyazov recibió en enero de 1992 al entonces secretario de Estado de Estados Unidos, James Baker, quien le alertó contra el afianzamiento de vínculos con Irán, país con el que Turkmenistán comparte 1.500 kilómetros de frontera.
Dos meses más tarde, a pesar de la advertencia de Baker, Ashqabat anunció que vendería electricidad, gas y petróleo a Teherán.
Ese mismo año, Turkmenistán se unió al Consejo de Cooperación del Mar Caspio, una organización fundada a iniciativa de Irán. Poco después, Niyazov peregrinó a La Meca y aprovechó la ocasión para solicitar la integración a la Conferencia Islámica con sede en Jeddah.
Desde entonces, la Liga Mundial Musulmana con sede en La Meca es la principal financiadora de construcción de mezquitas en Turkmenistán.
A su regreso de Arabia Saudita, Niyazov recibió al entonces primer ministro de Turquía, Suleyman Demirel, con quien firmó acuerdos de intercambio educativo. Los vínculos no han cesado de fortalecerse desde esa visita.
Pero Ashqabat mantuvo al mismo tiempo sus buenos vínculos con Moscú, a través de la firma de un pacto de cooperación militar en 1993, y también con la OTAN, que aceptó al país centroasiático en su programa Sociedad para la Paz en 1994.
Y ese mismo año, Niyazov hizo caso omiso a Teherán y recibió al entonces canciller de Israel, Shimon Peres. Las relaciones entre Turkmenistán e Israel continúan siendo amistosas, sin que haya afectado el estrecho vínculo con Irán.
Un gasoducto con capacidad de transportar 2.000 millones de metros cúbicos de gas natural desde Turkmenistán al noreste de Irán está a punto de ser finalizado.
Niyazov resta importancia al temor que cunde en el resto de Asia central por el triunfo en 1996 de la guerrilla islámica Talibán en Afganistán. Sabe que la consolidación de un gobierno central fuerte en ese país permitirá la venta de gas a Pakistán a través de un gasoducto que pase por territorio afgano.
Sus planes en tal sentido no tuvieron buena acogida en la cumbre de la ECO el día 14, a la que asistió el presidente de Afganistán reconocido por la comunidad internacional, Borhanuddin Rabbani, quien sufre el exilio desde la victoria de Talibán.
Pero el proyecto de gasoducto Turkmenistán-Irán-Turquía recién se implementará ahora a pesar de que está en discusión desde 1992. El gasoducto Turkmenistán-Afganistán-Pakistán comenzó a considerarse el año pasado, y todo parece indicar que Niyazov llegará a ser el encargado de firmar un acuerdo en tal sentido. (FIN/IPS/tra-en/dh-ai-mom/rj/mj/ip en/97


