La alianza entre las empresas estatales petroleras de Venezuela (PDVSA) y Brasil (Petrobras) puede comenzar en junio si la segunda firma obtiene uno de los 20 "campos marginales" que subastará su similar venezolana.
PDVSA y Petrobras pactaron la alianza en 1995 y an desarrollado borradores de una empresa conjunta, Petroamérica, para negocios cuyo primer foco fue el norte y nordeste de Brasil.
El primer proyecto, construir una refinería de conversión profunda (para crudos pesados) con capacidad para 180.000 barriles diarios, que costaría 2.000 millones de dólares y abastecería el norte y nordeste brasileño, fue pospuesto.
En su lugar, Petroamérica estudia ahora adquirir una refinería en el Caribe -una operación que puede costar 300 o 400 millones de dólares, indicó Luis Giusti, presidente de PDVSA- que cumpliría el propósito consumiendo menores inversiones.
PDVSA, según fuentes de la industria, aspira a que para facilitar el tejido de negocios Petrobras adquiera uno de los 20 campos que se licitarán en junio. Cinco de esos campos fueron reservados a venezolanos.
Los campos "marginales" son yacimientos vecinos a los principales, abandonados o en situación de producción mínima por la obsolescencia de la estructura y tecnología de extracción.
Aunque la producción de petróleo es monopolio del Estado venezolano desde que se nacionalizó la industria en 1976, ese sector se ha abierto paulatinamente a capitales privados apenas la producción tradicional se reserva a PDVSA.
Catorce campos marginales licitados en 1991 ya producen por encima de los 80.000 barriles diarios, dentro de una extracción total de 2,4 millones de barriles por día que oficialmente reconoce Venezuela. En realidad extrae más de 2,6 millones.
Los campos marginales, que en sus primeros dos años de operación han producido entre 5.000 y 10.000 barriles por jornada, pueden aportar hacia el 2005 hasta 400.000, dentro de planes de PDVSA para poder extraer hasta seis millones de barriles por día, en vez de la actual capacidad de tres millones.
Las fuentes relevaron que la imbricación de Petrobras en la operación de al menos un campo en Venezuela facilitaría viajes, estadías, reuniones y el trabajo para poner a punto Petroamérica.
Un doble telón de fondo ofrece soporte a Petroamérica: en el terreno político, el acercamiento entre Brasil y Venezuela, y en el económico la certeza de que en el futuro crecerá el déficit de hidrocarburos en el hemisferio.
América tiene un consumo de 25 millones de barriles diarios, e importa cinco millones. A ese ritmo, cuenta con reservas probadas para otros 23 años (166.000 miles de millones de barriles) pero en Venezuela hay reservas probables de crudos pesados estimadas en 270.000 millones de barriles. (FIN/IPS/jm/dg/if/97