INDONESIA: Victoria oficialista y señales de 'voto protesta'

El gobernante partido Golkar se prepara para una victoria aplastante tras las elecciones generales de este jueves, pero muchos en Indonesia aguardan para evaluar el impacto de una iniciativa de boicot y otras señales de un "voto protesta".

En las últimas horas de este viernes, Golkar llevaba 73 por ciento de los votos, dejando atrás a los dos partidos opositores. No hubo estimaciones de la concurrencia a las urnas, pero el gobierno indicó que hay 124,7 millones de votantes registrados en el país.

El partido Golkar espera lograr 70 por ciento del total de votos, y 425 de los 500 escaños en el parlamento, con un resultado ligeramente superior al de 1992, cuando logró 68,1 por ciento de los sufragios.

Pero igualmente cruciales son las señales que cuestionan la autoridad que Ali Suharto, de 75 años, mantiene sobre la nación desde 1966.

Las elecciones del 29 de mayo se realizaron en un clima de violencia. Más de 140 personas murieron en enfrentamientos el 23 de mayo en el sur de Kalimantan, entre simpatizantes de Golkar y el musulmán Partido Unido por el Desarrollo (PPP).

Este jueves 14 personas entre guerrilleros, soldados indonesios y civiles murieron en Timor Oriental tras un ataque lanzado por el Frente Nacional para la Liberación de Timor Oriental (Fretilin), aseguró en la Organización de las Naciones Unidas su representante de derechos humanos, Joanna Weschler.

Alegando que el sistema electoral está organizado a favor del gobierno, la líder opositora Megawati Sukarnoputri anunció públicamente que no votaría.

Megawati, hija del presidente fundador de Indonesia, Ahmed Sukarno, no alentó públicamente a sus seguidores, estimados en unos 11 millones, a que hicieran lo mismo, lo cual sería ilegal, pero su intención quedó clara.

La dirigente fue desplazada como líder del Partido Democrático de Indonesia (PDI) con una maniobra respaldada por el gobierno, para evitar que se presentara a las elecciones de mayo y desafiara a Suharto.

El número de votantes que optaron por el boicot es seguido de cerca, ya que se lo considera una medida de la oposición.

El interés de Suharto en una alta participación electoral se hizo evidente con un discurso del miércoles del presidente instando a los votantes a concurrir a las urnas, mientras el presidente del progubernamental Consejo Indonesio Ulemas, Hasan Basri, dijo que no votar sería ir contra la voluntad de Alá.

Si el partido islámico PPP, el segundo opositor, que obtuvo 17 por ciento de los votos en 1992, registra un aumento significativo en estas elecciones, esto podría significar que logró los votos de los simpatizantes de Megawati. De lo contrario, la propuesta de boicot de la líder habrá tenido éxito.

Con 100,5 de los votos contados este jueves, Golkar logró 73,60 por ciento de los votos, el PPP 23,47 por ciento y el PDI 2,91 por ciento.

En las elecciones de 1992, Golkar logró 68,1 por ciento de los sufragios, el PPP, 17 por ciento y el PDI, 14,89 por ciento.

Pero aunque el dominio de Golkar continúe, y quizás se fortalezca, la credibilidad de Suharto podría pasar duras pruebas en un país en que la brecha entre ricos y pobres y la falta de espacio para el cambio político alimentan las tensiones internas.

Las elecciones tampoco liberan dudas sobre la cuestión de la sucesión, aunque Suharto parece dispuesto a ser nombrado para un séptimo mandato de cinco años en marzo.

Los comicios fueron atacados por críticos que desconfían del proceso electoral. Aunque el conteo manual de los votos en los centros está abierto a testigos de los tres partidos, nadie a excepción de autoridades de gobierno tiene acceso a las etapas siguientes y el proceso de conteo electrónico.

En una declaración del miércoles, la organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch/Asia dijo que el sistema electoral de Indonesia está instalado de forma tal que favorece al gobierno.

El resultado de las elecciones no reflejará el derecho de los indonesios a tener un gobierno basado en la voluntad popular, advirtió Human Rights Watch.

"Si hubiera espacios genuinos en Indonesia para la expresión de frustraciones políticas y económicas, seguramente no hubiéramos visto la violencia que hizo erupción en todo el país en los últimos meses", dijo Sidney Jones, director ejecutivo de la organización. (FIN/IPS/tra-en/sb/js/lp/ip/97

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