La victoria en la elección presidencial del clérigo moderado Mohammed Jatami en Irán abrió un espacio para la distensión de las relaciones entre Washington y Teherán, aunque el cambio no será repentino, según estiman analistas.
Especialistas iraníes que urgieron a poner fin a los esfuerzos de aislamiento de Irán ahora creen que existen posibilidades de un diálogo serio con Estados Unidos, suspendido desde la revolución islámica de 1979.
El sorprendente y decisivo éxito de Jatami en las elecciones del domingo resalta aún más si se tiene en cuenta que ganó con una plataforma de mayor apertura, respeto por los derechos humanos y cumplimiento de las leyes.
El resultado ofrece una oportunidad para que Washington ablande su política de contención y ponga a prueba la voluntad de Teherán para plantear las relaciones desde una óptica más constructiva, indican analistas políticos.
Este jueves el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, dijo a periodistas en Londres que considera los resultados de las elecciones "interesantes y esperanzadores", y que fueron "una reafirmación del proceso democrático" en Irán.
Las propias declaraciones de Jatami son vistas positivamente por los analistas. El presidente electo iraní derrotó al candidato musulmán más conservador y jefe del Parlamento, Ali Akbar Nateq- Nouri, por un margen de tres a uno.
Evitando la retórica de "gran satanás" utilizada por líderes iraníes en el pasado para referirse a Washington, Jatami simplemente señaló que los iraníes "lamentan ver que la política de Estados Unidos siempre ha sido hostil a nuestra revolución".
No obstante, añadió que la clave de la mejora de las realciones reside en Washington, una posición largamente sostenida por el régimen islámico.
Nadie en Washington espera un cambio instantáneo en las relaciones, y aún reina un considerable escepticismo, no sólo sobre la capacidad de Jatami para concretar el cambio una vez que asuma en agosto, sino también de su poder real para hacerlo, en especial en el área de las relaciones exteriores.
Tradicionalmente, Jatami se remite al supremo líder espiritual, el Ayatollah Ali Jomeini, una figura mucho más conservadora.
Otros centros de poder incluyen el parlamento (Majlis), la mayoría de cuyos miembros respaldaron a Nateq-Nouri y el Consejo de Recursos, que ahora será presidido por el antecesor de Jatami, el presidente Hashemi Rafsanjani.
Además, están el Consejo de Guardia, dominado por mullahs que vetan candidatos políticos según su compromiso religioso, un más secreto Consejo Nacional de Seguridad, y las Guardias Revolucionarias.
La forma en que Jatami navegará alrededor de estas fuerzas aún es una interrogante para los expertos. "Están vinculadas de formas que desconocemos", dijo Anthony Cordesman, codirector del Programa de Medio Oriente del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, una influyente institución en Washington.
Además, el hecho de que el debate durante la campaña presidencial se limitó a temas domésticos cuestiona la forma en que Jatami tratará las relaciones exteriores.
Una señal clave sobre la posición de Jatami sobre la diplomacia internacional iraní estará dada si el ministro de Inteligencia, Ali Falliah, retiene su puesto.
Falliah está asociado a una serie de asesinatos de opositores en el exterior, dijo Saul Bakhash, historiador iraní de la Universidad George Mason, cerca de Washington. Pero no habría progresos si Washington considera este cambio una prueba para la mejora de las relaciones, añadió el experto.
Washington pretende que Irán reduzca su supuesto respaldo al terrorismo internacional, tome una posición menos radical en el proceso de paz árabe-israelí, y detenga la fabricación de armas de destrucción masiva. "Estos son tres grandes obstáculos a eliminar", dijo Clinton este jueves.
Pero Cordesman y otros creen que Washington debe ser más realista en la evaluación de las tres áreas, o perderá la oportunidad de mejorar los lazos con la mayor potencia regional del Golfo, propietaria de 10 por ciento de las reservas mundiales de petróleo, 15 por ciento del gas y una puerta de salida para el nuevo almacén de estos combustibles, Asia Central.
Detrás de estos expertos iraníes hay un creciente número de figuras e importantes intereses económicos que urgen a Washington a abandonar su política de contención contra Irán incluso desde antes de las elecciones.
Compañías petroleras estadounidenses que están en proceso de firmar contratos multimillonarios con los nuevos estados ricos en petróleo de Asia central ven a Irán como la ruta de tránsito más conveniente para llevar el combustible al mercado.
Estas cuentan con el respaldo de figuras de la política exterior bajo los gobiernos de los ex presidentes Jimmy Carter y George Bush, quienes sostienen que las sanciones comerciales unilaterales impuestas por Clinton contra Irán el año pasado resultaron contraproducentes.
En un artículo publicado el mes pasado, los ex asesores de seguridad nacional Zbigniew Brzezinski y Brent Scowcroft atacaron las sanciones y exhortaron a Washington a utilizar zanahorias además de palos para lograr que Irán cambie su conducta internacional.
A la vez, los analistas están de acuerdo en que cualquier paso hacia la distención debe ser dado gradualmente, y que la danza diplomática deberá contar con realismo y discreción. "No es una situación que llame a un cambio repentino y dramático", dijo Cordesman. (FIN/IPS/tra-en/jl/yjc/mk/lp/ip/97