/DERECHOS HUMANOS/PALESTINA: Denuncian "limpieza étnica" en Jerusalén oriental

Una mañana de enero, Farida al-Falah, una palestina nacida en Jerusalén, se dirigió al Ministerio del Interior de Israel para renovar los documentos de identidad vencidos de ella y su hijo de 18 años, Hatem.

Al-Falah presentó pruebas de que su esposo trabajaba en Jerusalén, que la familia estaba radicada en la ciudad y que había pagado los impuestos municipales durante la última década. También presentó certificados de nacimiento y recibos de pago de la electricidad y el agua de 10 años antes.

Sin embargo, en lugar de renovarle los documentos, los funcionarios del Ministerio eliminaron sus nombres del registro computarizado.

Al-Falah no recibió ninguna explicación, pero sospecha que el rechazo se debió al carné de estudiante de su hijo, que demostraba que había asistido a la escuela en Cisjordania, justo al norte de Jerusalén. "Era el único documento que nos conectaba con Cisjordania", dijo.

Activistas israelíes y palestinos de los derechos humanos sostienen que Al-Falah, al igual que otros cientos de palestinos cuyas cédulas de identidad fueron revocadas por el Ministerio del Interior de Israel, son víctimas de una política diseñada para modificar el equilibrio demográfico en Jerusalén oriental.

El objetivo de esa política, afirman, consiste en predeterminar el resultado de las conversaciones sobre Jerusalén creando una mayoría judía en la mitad oriental de la ciudad antes de que concluyan las negociaciones, en mayo de 1999.

"Quieren que la población palestina de Jerusalén sea tan pequeña que los negociadores palestinos no puedan utilizarla como base para su reclamación de soberanía", acusó Ingrid Jardat- Gassner, investigadora del Centro de Información Alternativa, que documenta casos de documentos de residencia denegados.

Hasta el momento, cerca de 2.000 palestinos perdieron sus permisos de residencia en Jerusalén porque se mudaron a viviendas que están fuera de los límites de la ciudad definidos por Israel, según estimaciones de grupos de derechos humanos.

Pero cerca de 60.000 de los 160.000 palestinos que portan cédulas de identidad de Jerusalén se mudaron a los suburbios que caen en territorio cisjordano debido a la grave escasez de viviendas en la ciudad. Todos ellos podrían perder sus permisos de residencia.

Actualmente, los palestinos constituyen 28 por ciento de la población total de la ciudad. Están concentrados en el este, donde uno de cada dos residentes es palestino, pero si 60.000 palestinos pierden su residencia, la proporción disminuirá a uno en tres.

"Creemos que esto tendrá consecuencias de gran alcance", dijo Jardat-Gassner. "Decenas de miles de palestinos podrían verse afectados", agregó.

Funcionarios del Ministerio del Interior negaron cualquier conexión de la policía con las próximas negociaciones sobre la ciudad, amenazadas desde que Israel inició la construcción de un nuevo asentamiento judío en Jerusalén oriental, provocando la suspensión de las conversaciones.

Pero algunos funcionarios admitieron que, si un residente de Jerusalén se muda a Cisjordania, el Ministerio anula el documento de residencia y su titular pierde el derecho a volver a la ciudad.

"Se considera como irse de Israel", explicó Tova Ellinson, portavoz del Ministerio.

La policía se basa en una ley de 1952, según la cual un residente permanente pierde su condición si sale de Israel por siete años o más. La mayoría de los palestinos de Jerusalén oriental son residentes permanentes y no ciudadanos de Israel.

Pero activistas de los derechos humanos sostienen que, a fines de 1995, el Ministerio del Interior comenzó a anular permisos de residencia de palestinos que habían pasado menos de siete años en el exterior, y también empezó a aplicar la ley a aquellos palestinos que trasladaron su "centro de vida" a localidades cisjordanas cercanas a Jerusalén.

"La situación es tan terrible que la gente tiene miedo de ir al Ministerio del Interior. En muchos casos, los palestinos ni intentan solicitar documentos de viaje o renovar sus viejas cédulas", resaltó Yuval Ginbar, del grupo israelí de derechos humanos B'Tselem. (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/ml/ip-hd/97

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