La población de Hong Kong teme por el futuro de sus libertades básicas, a pesar de que el régimen de China continúa asegurando que las protegerá luego de que asuma el control de la hoy colonia británica el 30 de junio.
Muchos creen que los residentes del enclave deberán luchar por sus derechos si quieren preservarlos luego de la entrega del poder de Londres a Beijing.
Los educadores no están preparados para manejar el asunto frente a los niños, que en el futuro podrían ver que las libertades que antes daban por sobreentendidas pueden acabar de golpe.
Casi 60 por ciento de los habitantes del enclave afirman ahora que las libertades y los derechos humanos son de importancia prioritaria, mientras apenas 23 por ciento contestaban lo mismo en 1995, según una encuesta efectuada por la Universidad China de Hong Kong.
Al mismo tiempo, la cantidad de entrevistados que "no saben" qué contestar cayó de 50 a 30 por ciento. La encuesta reveló que la preocupación por el problema, en especial entre los jóvenes, aumentó de forma dramática.
Muchos educadores evitan considerar estas cuestiones en el aula pues prefieren mantenerse al margen de la controversia. Los textos son vagos cuando se refieren a los derechos humanos, la democracia y la libertad, y existe evidencia de que los propios profesores deberían tomar lecciones sobre estas materias.
La organización de derechos humanos Amnistía Internacional concluyó el año pasado, tras una investigación en centros de enseñanza, que 50 por ciento de los educadores estaban a favor de la restauración de la pena de muerte mientras solo 34 por ciento de los estudiantes tenían esa opinión.
Los profesores también ubicaron la preservación del "orden social" como prioridad antes que los derechos humanos.
"Me sorprendió la cantidad de educadores partidarios de la pena de muerte. Hay ejecuciones públicas en China, con pelotones de fusilamiento. ¿Es eso lo que queremos ver en Hong Kong?", se preguntó Chan Pui Kai, del Alto Instituto de Educación del enclave.
"Pensábamos que debíamos enseñar derechos humanos a los estudiantes, pero nos dimos cuenta de que el problema son los profesores. Creíamos que los educadores tendrían una actitud más responsable, por madurez e información", dijo Angela Li, funcionaria del área educativa de Amnistía Internacional.
Li se manifestó sorprendida, tras una serie de visitas efectuadas en los últimos dos años, por las dificultades que tienen los niños de Hong Kong para comprender estos conceptos.
"Los derechos humanos deben ser una asignatura en la escuela porque son importantes para el desarrollo del niño y no solo por la entrega" de Hong Kong a China, dijo la activista.
Los alumnos se mostraron interesados en la materia, pero pocos profesores se inscribieron el año pasado en un curso que brindó a costo mínimo Amnistía Internacional.
Los institutos de entrenamiento de educadores de Hong Kong incluyeron recién en 1995 algunos cursos sobre derechos humanos.
Los criterios del Departamento de Educación del gobierno local establecidos en septiembre indican que los profesores deben "promover el pensamiento crítico" en materia de derechos y libertades.
Pero los investigadores concluyeron que el sistema educativo, orientado a la aprobación de cursos a través de exámenes, no deja tiempo ni espacio para el debate de cuestiones sobre las que luego no se evaluará el avance del estudiante.
"Democracia y derechos humanos no tienen un lugar de peso en el currículo", dijo Lee Wing On, del Departamento de Educación de la Universidad de Hong Kong luego de analizar numerosos libros de texto.
Estas cuestiones merecen apenas una "breve" mención basada en las definiciones de la antigüedad grecolatina de democracia y derechos, explicó Lee. "Siempre es más seguro dar un concepto clásico antes que uno contemporáneo", afirmó.
Por paradoja, los textos escolares chinos contienen referencias específicas a los derechos que reconoce la constitución del país. "Los profesores de Hong Kong se sorprenderían si lo supieran", sostuvo Lee.
Los libros de texto de China explican en detalle el derecho de los ciudadanos a profesar una religión, a la libertad personal, a la dignidad humana e incluso los derechos económicos, lo cual está ausente de los textos de Hong Kong.
Por su parte, los autores de textos consultados por Lee afirmaron cumplir instrucciones de los editores, quienes no quieren publicar ningún texto controvertido para evitar que el gobierno postergue la aprobación y el consiguiente ingreso del volumen al circuito comercial.
Muchos educadores afirmaron que aun el gobierno colonial británico impidió en los años 90 que los derechos humanos fueran materia de debate en las escuelas por temor a que eso generara protestas independentistas.
Los profesores, que antes temían a las autoridades coloniales y ahora temen a la futura administración en Beijing, no ven razones para cambiar sus cursos.
"Deberíamos observar la situación de derechos humanos en cualquier otro país menos en éste. Debemos estar a tono con el país que nos hospeda. Estamos ingresando en una nueva era", dijo David Rittman, director de la Escuela Internacional de Hong Kong, cuyo estudiantado es en su mayoría estadounidense.
El vicepresidente de la Asociación de Coordinadores de Educación Cívica de Hong Kong, Chung Man-kind, dijo que la mayor parte de los directores evitan cuestiones "sensibles" por temor a la reacción de Beijing ante eventuales debates en clase.
"Los niños de Hong Kong no están creciendo en una sociedad que dice 'cállense, esto es peligroso', pero deberán sufrir esas presiones en el futuro", se lamentó Li. (FIN/IPS/tra- en/ys/js/ral/mj/hd ed/97