Hong Kong se convirtió en sus últimos días como colonia británica en una meca para disidentes del gobierno de China que huyeron a Occidente.
La medianoche del 30 de junio, cuando el territorio pase a dominio de China, será la última oportunidad, en especial para quienes escaparon tras la represión al movimiento estudiantil democrático en la plaza Tiananmen de Beijing en 1989, donde murieron cientos de activistas.
La concesión de visas a varios de ellos en las últimas semanas provocó el enojo del gobierno comunista.
Pero los exiliados no querían dejar pasar la ocasión de visitar a los activistas en Hong Kong que aportaron ayuda y dinero al movimiento democrático de 1989, quienes ahora temen convertirse ellos mismos en perseguidos del gobierno chino.
Chai Ling, una de las líderes estudiantiles de Tiananmen que huyó a Estados Unidos luego de la represión, será, al parecer, la última que visitará Hong Kong, a pesar de que las autoridades británicas le habían negado el visado en varias ocasiones, la última en enero.
Los diarios prochinos Ta Kung Pao y Wen Wei Po criticaron a la administración colonial para aprobar la visa de Chai y recordaron que Gran Bretaña se comprometió a impedir que el enclave fuera utilizado como base de "subversión" hacia China.
Lau Siukai, integrante del Comité Preparatorio del pasaje de Hong Kong a Beijing, expresó la "molestia política" de Beijing por la concesión a Chai de una visa de una semana que expira poco antes del octavo aniversario de la masacre de Tiananmen, el 4 de junio.
"Parece un acto malicioso del gobernador británico Chris Patten, pero no será tomado como precedente por el futuro gobierno, que no permitirá de ningún modo la entrada de criminales", dijo Lau.
Chai no será la única que habrá disfrutado de lo que otros disidentes denominan "los últimos momentos de libertad" en Hong Kong.
El dirigente estudiantil Shen Tong, Chen Yizi y Hou Xiaotian y Harry Wu, quien difundió en el extranjero el uso en China de trabajo carcelario forzado para producir bienes destinados a la exportación, visitaron el enclave a principios de mes.
Hou, de 37 años, está casada con el disidente Wang Juntao, encarcelado por su participación en el movimiento de 1989 y liberado en 1994. Wang se exilió en Estados Unidos, donde está sometido a tratamiento médico.
La dirigente llegó a Beijing vía Seúl a fines de abril, pero no se le permitió ingresar debido a sus "actividades contra el gobierno", tras lo cual el gobierno de Hong Kong le concedió una visa.
"La actitud abierta del gobierno de Hong Kong demuestra su autonomía en materia migratoria. ¿Podrá esa política continuar así después del 1 de julio?", se preguntó el legislador del enclave Albert Ho, de la Alianza en Respaldo del Movimiento Democrático y Patriótico en China.
Lu Xiqing, director del Centro de Información sobre Derechos Humanos y el Movimiento Democrático en China, dijo que muchos exiliados querían aprovechar "la última oportunidad" de visitar Hong Kong.
"Temen que se les impida visitar el enclave luego de la entrega, tal como les prohiben ingresar ahora a territorio chino", explicó.
El gobierno de Hong Kong ha exhibido en las últimas semanas mayor "elasticidad" en la concesión de visados a activistas exiliados, afirmó Lu. En períodos normales, el trámite para los disidentes insumía semanas. "La situación empeorará después del pasaje de Hong Kong a China", pronosticó.
A comienzos de año, el Departamento de Migración de Hong Kong admitió ante el público que la concesión de visados se regía por una "lista negra" de visitantes indeseables.
Los disidentes chinos que visitan Hong Kong deben abstenerse de participar en actividades políticas o reunirse con la prensa. En su mayoría, cumplieron con este pedido y muy pocos se percataron siquiera de sus presencias.
Pero Chai brindó el lunes 19 una conferencia de prensa en la que fustigó a Beijing por su actitud en la masacre de Tiananmen. Luego, caminó por las calles con una bandera para exhortar a los residentes en Hong Kong a concurrir el 4 de junio a una vigilia en conmemoración de los ocho años del incidente.
Unos 40 disidentes chinos obtuvieron residencia en Hong Kong desde 1989. De éstos, 28 abandonarán el enclave este mes hacia países occidentales que les brindaron asilo luego de meses de intensas negociaciones con el gobierno británico.
Estados Unidos, Canadá, Francia, Dinamarca y Finlandia aceptaron recibirlos. Algunos se dirigirán a Gran Bretaña. Al menos 15 no tienen aún un lugar seguro a dónde ir.
El sindicalista Han Dongfang, quien obtuvo residencia legal en Hong Kong luego de que China se negó a permitir su regreso tras viajar a Estados Unidos, donde recibió tratamiento médico en 1993, urgió a los disidentes a procurar refugio en cualquier lugar.
"No creo que el gobierno chino olvide después del 1 de julio lo que los opositores hicieron. Por eso, sugiero que abandonen Hong Kong antes de esa fecha. No se queden, porque se verán en problemas", dijo Han, fundador de un sindicato independiente en China que pasó 22 años en prisión después de Tiananmen.
El sindicalista pronosticó que las autoridades chinas perseguirá a los disidentes que permanezcan en Hong Kong con el argumento de que cruzaron la frontera hacia el enclave de forma ilegal.
Muchos ingresaron al territorio gracias a la clandestina "Operación Pájaro Amarillo" desarrollada por la Alianza en Respaldo del Movimiento Democrático y Patriótico en China, grupo al que Beijing considera una organización subversiva.
Las autoridades no podrían expulsar a Han esgrimiendo las leyes migratorias, pues fue echado de China por la fuerza y conducido a Hong Kong por guardias fronterizos del enclave.
"La policía de Hong Kong hizo algo ilegal, los guardias chinos hicieron algo ilegal, pero yo no hice nada ilegal", dijo el sidnicalista.
El gobierno de Hong Kong concedió a Han una visa de trabajo hasta agosto de 1998. El activista sabe que sufrirá presiones políticas, pero no sabe cómo reaccionará. "Voy a esperar", sostuvo.
La Alianza, que solventó la huida de numerosos disidentes chinos, transfirió este mes sus fondos fuera de Hong Kong y trasladará sus ficheros al extranjero por temor a que la nueva administración china los confisque, dijo el portavoz de la organización, Cheung Mankwong. (FIN/IPS/tra-en/ys/js/mj/hd ip/97