Autoridades locales y universitarias de Estados Unidos implementan su propia campaña contra las empresas que inviertan en Birmania, tras la decisión del presidente Bill Clinton de prohibir toda nueva inversión estadounidense en ese país.
Las gigantes petroleras Texaco, Arco y Unocal son unas de las pocas empresas estadounidenses que quedan en Birmania pese a la fuerte campaña por las sanciones, en la que 13 ciudades de Estados Unidos y el estado de Massachusetts aprobaron leyes de "compra selectiva" contra las compañías que operen en ese país.
El Concejo Municipal de Nueva York decidió la semana última por unanimidad prohibir al gobierno de la ciudad celebrar contratos con compañías que realicen negocios en Birmania.
La resolución del Concejo será sometida al alcalde Rudy Giuliani, quien dispondrá de 30 días para ratificarla o vetarla. Los analistas creen que la aprobará y que un eventual veto sería fácilmente levantado, dada la unanimidad del voto.
Mientras, las autoridades de la Universidad de Wisconsin, una de las más grandes de Estados Unidos, decidieron vender todas sus acciones de Texaco, por un valor de 250.000 dólares, en protesta contra las inversiones de la compañía en Birmania.
La universidad adoptó medidas similares a las tomadas durante la campaña anti-apartheid de los años 80, cuando grupos de activistas utilizaron leyes locales de compra selectiva y campañas de desvío de inversiones para obligar a las empresas que invertían en Sudáfrica a retirarse de ese país.
Las últimas resoluciones se produjeron casi un mes después del anuncio de Clinton sobre la prohibición de toda nueva inversión en Birmania, en protesta contra la represión ejercida por la junta militar de ese país y su negativa a iniciar un diálogo con la reconocida líder de la oposición Aung San Suu Kyi, galardonada con el premio Nobel de la Paz.
Suu Kyi, cuya Liga Nacional por la Democracia ganó las elecciones de 1990 por abrumadora mayoría, exhortó a la comunidad internacional a imponer sanciones económicas al régimen para forzarlo al diálogo, pero los militares se han vuelto cada vez más intransigentes, con el apoyo de sus vecinos asiáticos.
Pese al anuncio de Clinton, funcionarios del Tesoro y otros encargados de redactar la orden ejecutiva aún no completaron su tarea, generando especulaciones de que la administración intentaría redactarla de modo de proteger las actuales inversiones de las compañías petroleras. (FIN/IPS/tra-en/jl/yjc/ml/hd/97